Opinión
Súplicas a los indepes
La Consulta del Especialista
El dolor es la causa más frecuente de consulta al médico de cabecera, al fisio o al especialista. Cuando acudimos y en función del tipo de dolor y de cómo nos afecta, su causa puede ser articular, muscular o tendinosa. Y a veces es difícil saber quien es el responsable. Una completa exploración junto a alguna prueba complementaria como es una radiografía, ecografía o resonancia, son suficientes para saber el enfoque terapéutico.
La artrosis es la forma de discapacidad que afecta a las articulaciones más frecuente sobre todo cuando afecta a cadera y rodilla. Puede afectar a 1 de cada 5 personas que se encuentren en estas edades, llegando a invalidar al 10% de la población que la padece. Definimos artrosis como el resultado de problemas mecánicos y biológicos que desestabilizan el estado natural de la articulación, pudiendo llegar a provocar en sus fases más avanzadas, dolor, inflamación, crepitación, pérdida de la función articular. La artrosis puede ser primaria o de causa desconocida y de artrosis secundarias a alguna causa, como por ejemplo una fractura que afecte a la articulación.
Por orden de frecuencia, las articulaciones de las manos, las de la columna vertebral, la rodilla, la cadera y la del primer dedo del pie, son las más frecuentes Aunque el cartílago no posee terminaciones nerviosas, se sospecha que el dolor debido a la artrosis es secundario a las lesiones de las estructuras vecinas, como una inflamación de la cápsula articular secundaria a la deformación progresiva la pierna, microfracturas del hueso que hay debajo del cartílago y sinovitis (inflamación de la articulación).
Muchas veces las manifestaciones clínicas de la artrosis son inespecíficas y se podrían dar en cualquier enfermedad músculo-esquelética como pueden ser los chasquidos, la deformidad, la rigidez o la inestabilidad. El dolor se exacerba con el uso (mecánico) y se alivia con el reposo. Puede empeorar con el cambio de tiempo, con el frío, y suele mejorar con el calor seco local, y un clima caluroso y seco. La rigidez es el segundo motivo de consulta al médico. Suele ser matutina o bien cuando el paciente ha estado en reposo unos minutos tras haber realizado una caminata o alguna actividad. El enfermo refiere que es una sensación como si la musculatura y todo el tejido periarticular los tuvieran pegados al hueso y eso le impide moverse con normalidad.
El paciente no puede realizar sus actividades de la vida cotidiana como puede ser su aseo personal, realizar ejercicio físico o simplemente ponerse unos calcetines. A veces la causa de esa discapacidad es el dolor, otras veces es debida al estrechamiento de las superficies articulares o al malalineamiento de una extremidad como ocurre en la gonartrosis severa, donde las rodillas, literalmente se tuercen hacia afuera; otras veces por la debilidad muscular asociada a la artrosis que puede provocar cierto grado de inestabilidad. Otro signo puede ser la inflamación de la articulación debida a la reagudización de la enfermedad y la coexistencia con una artritis, lo que provoca además del derrame dentro de la articulación, calor, enrojecimiento y dolor no sólo con el movimiento sino en reposo y sobre todo, por la noche, impidiendo el descanso nocturno.
El tendón es una estructura básica para el movimiento del esqueleto. Su composición es básicamente de fibras de colágeno en forma de haces (da dureza y resistencia a los tejidos) y de elastina que es una proteína que soporta a estos haces de colágeno evitando que se rompan, ya que la elastina presente en huesos, ligamentos, pulmones o la piel, puede hacer que un tejido se estire al máximo sin llegar a romperse. Los tendones son muy resistentes pero con la edad o el exceso de uso, se va perdiendo capacidad de elasticidad y distensión. Sin embargo, son capaces de almacenar la energía que se ha aplicado sobre ellos y restituirla en forma de estiramiento o contracción lo que es clave para practicar ejercicio o realizar un trabajo de fuerza. Pero el tendón se puede romper, ya sea de forma completa o parcial. En el caso que no sea completa, el cuerpo es capaz de repararla pero con tejido cicatricial, fibrosis que ya no tiene tanta elastina como el tendón original. Además, también se dañan los receptores por lo que en la fase de recuperación habrá que trabajar la conexión tendón-cerebro. Todo ello puede hacer que la recuperación completa de la función tendinosa llegue a las 10 semanas.
El dolor es el signo principal de la tendinitis. El paciente describe un dolor insidioso por la mañana, al levantarse y dar los primeros pasos, que desaparece total o parcialmente con la marcha y que vuelve con mayor intensidad durante y después de la actividad física. Conforme pasa el tiempo, el dolor se hace más constante, incluso permanente, impidiendo la práctica deportiva o la vida diaria o dormir, es decir, puede doler en reposo. En el caso del hombro, el paciente no puede peinarse o ponerse una camiseta; incluso el aseo personal es dificultoso. Si es el tendón de Aquiles la palpación es dolorosa. Se recorre pinzando con dos dedos el tendón en todo su recorrido, buscando el punto más doloroso y la presencia de nódulos que lo engrosen. Se puede completar repitiéndola mientras el paciente realiza movimientos de contracción muscular y de flexo-extensión del pie.
Hay diferentes tipos de dolor muscular en función de su gravedad o intensidad.
Contractura: es un aumento en el tono de un grupo de fibras musculares. Aparece una molestia muscular manifiesta, sin trauma directo, con dolor a la palpación tras la realización de actividades deportivas. Puede doler parte o la totalidad del músculo afectado tanto en reposo como en el estiramiento. Aparece de forma súbita y se mantiene varios días. La persona tiene como una “bola” y al tacto siente como “un salto” en el músculo. Existe una limitación en la función del músculo, puede ser leve, moderada o severa, dependiendo del número de fascículos afectados.
Distensión: corresponde a un sobreestiramiento del músculo pero sin llegar a un daño (ruptura), sin embargo se da el proceso de inflamación y por lo tanto aparece el dolor. Es el famoso “tirón” durante la actividad deportiva. Se produce principalmente en músculos llevados al límite de sus posibilidades de elongación. Es difícil de determinar el punto exacto de dolor, ya que el mismo es difuso y por consiguiente la localización precisa de la lesión se intenta dilucidar en base a exámenes complementarios. Pueden hallarse distensión en algunas fibras con integridad muscular y de las fascias aunque también es dable encontrar pequeñas lesiones fibrilares.
Rotura fibrilar(rotura parcial): es una rotura de un cierto número de haces musculares, pero sin afectar todo el espesor del músculo. Hay hemorragia local y en respuesta, también se de un proceso de reparación de tejido. El deportista refiere haber sentido el ruido, el crack. Existió sensación de latigazo o pedrada con marcado dolor hiriente superficial o profundo. Se produce la ruptura miofibrilar o fascicular con hemorragia de mayor o menor magnitud. Existe dolor tanto a la contracción como a la elongación muscular con signos de tumefacción. La colección hemática puede ser superficial o profunda pudiendo esta última prolongar el tiempo de inactividad.
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