¿Qué diantres le pasa al Almería?
UD ALMERÍA | Análisis
Planificación veraniega mejorable, plaga de lesiones, bajo rendimiento de los fichajes, falta de liderazgo en el vestuario, arbitrajes discutibles... un cúmulo de circunstancias han convertido a la UDA en el peor equipo de las grandes ligas europeas
El Almería, ¿en riesgo de 'piramización'?
Almería/Victor Massias, periodista francés que trabaja en un diario local de Le Havre, me lo pregunta. Los padres de los alumnos del Padre Méndez cuando dejo a los críos en el cole por las mañanas me lo preguntan. Los colegas de la pachanga de los miércoles en el Club Natación me lo preguntan. Cuando voy por Olula del Río, los vecinos del pueblo me lo preguntan. El director y el gerente del periódico también me lo preguntan. Incluso mi mujer y mi hijo, abonados del club, me lo preguntan. ¿Qué diantres le pasa al Almería?
A todos les respondo que si tuviera una bola mágica no me dedicaría al periodismo, sino al mundo de las apuestas. Pero metidos en harina, vamos a intentar darle respuesta a la pregunta del millón. Obviamente un equipo no se convierte en el peor de las grandes ligas europeas (la cruel estadística así lo refleja) por una sola causa, sino por una concatenación de factores que, superpuestos, dan como resultado el callejón sin salida en el que se ve inmerso la UDA.
Planificación veraniega mejorable
Tomemos como punto de partida la salida de Rubi. El club, de forma legítima y tras el desgaste acumulado por el técnico catalán con un ascenso y una permanencia milagrosos, buscó nuevos aires en su confesado intento de dar un salto adelante en lo deportivo. Me consta, y así lo escribí, que el elegido para reemplazarlo era Andoni Iraola, pero la entrada en escena del Bournemouth provocó que se optase por la opción B, Vicente Moreno. El valenciano llegó con sus mejores intenciones, pero los fichajes se dilataron en el tiempo a lo largo del verano (problema no exclusivo del Almería, sino de tantos otros conjuntos), lo que redundó en una pretemporada bastante deficiente. No porque el staff técnico trabajase mal, sino porque las salidas y entradas fueron constantes y muchos de los efectivos llamados a mejorar el nivel, casos de Maximiano o Montes, llegaron a última hora. Todo ello derivó en un arranque liguero con el pie cambiado, sin que el equipo estuviera suficientemente conjuntado en el aspecto táctico y lejos del 100% en lo físico.
Bajo rendimiento de los fichajes
El esfuerzo del club en el mercado es incuestionable, no en vano con algo más de 50 millones de gasto fue el segundo más alto de toda la competición, solo por detrás del Real Madrid. Palabras mayores. Pero eso no implica que el rendimiento de las nuevas contrataciones haya sido el esperado, al menos hasta la fecha. A Maximiano le costó bastante afianzarse bajo palos y a Édgar en el entramado defensivo, mientras que Montes -el más caro en la historia rojiblanca con los 14 millones abonados al Espanyol- no acaba de asentarse entre tanta convocatoria con la selección de México. Luego están los infortunios en forma de lesión de otras apuestas como las de Marc Pubill o Ibarhima Koné, pero eso merece apartado propio.
La plaga de lesiones
Pocos equipos, ¿acaso el Real Madrid? aguantan el reguero de lesiones que ha castigado a la UDA desde el inicio del campeonato. El capítulo puede calificarse como plaga por el elevado número de jugadores que han caído en combate, muchos de ellos con periodos de baja de larga duración, casos de Marc Pubill, Luis Suárez o Ibrahima Koné. Que el delantero referente y su supuesto recambio estén fuera de juego de forma consecutiva supone un palo difícil de reponerse. Y no solo eso, sino que no ha habido una sola semana sin incidencias en este aspecto, pasando por enfermería con mayor o menor tiempo de ausencia efectivos como Fernando (en el primer duelo ante el Rayo tuvo que jugar Mariño), Pozo, Mendes, Montes, Akieme, Centelles, Robertone, Lopy, Melero, Baptistao, Marciano o Marezi.
Falta de liderazgo en el vestuario
La marcha de Rodrigo Ely, solicitada por él mismo para regresar al Gremio, entidad en la que se formó, ya en el ocaso de su carrera, dejó al vestuario huérfano de un líder real, de una personalidad fuerte capaz de echarse la responsabilidad a la espalda en situaciones de crisis como la actual. Jugadores llamados a dar un paso al frente en este sentido por su veteranía como Fernando, Embarba, Robertone o Melero no han estado a la altura de las expectativas, en el caso del capitán y guardameta se hace complicado viéndose relegado a la suplencia. Solo Baptistao parece tirar realmente del carro cuando pintan bastos y otros recién llegados con aparentes dotes de mando en plaza, caso de Maximiano, no poseen la experiencia necesaria para tirar de los demás. En este sentido hizo mucha pupa la pérdida de Luis Suárez, ya que su carácter competitivo servía para contagiar a los demás en el campo cuando todo se torcía.
Arbitrajes discutibles
Tampoco ha ayudado el tema arbitral. Ni de lejos ha provocado que el equipo esté como colista destacado, pero tampoco han soplado a favor en momentos puntuales del curso. Ya se sabe que a perro flaco todo son pulgas y el estamento suele cebarse con los equipos que apestan a descenso. Los dos penaltis discutibles señalados a favor del Rayo en la jornada inaugural, la posible mano de Bellingham en el duelo ante el Real Madrid, expulsiones claras de rivales perdonadas... Un reguero en momentos puntuales que ha impedido que el equipo levante cabeza pese a los esfuerzos en ese sentido.
Altas dosis de infortunio
La mala suerte es algo etéreo, difícil de medir, pero el Almería se ha visto castigado de forma inmisericorde a lo largo de la presente campaña. El ya aludido tema de las lesiones o los arbitrajes ya es u ejemplo en sí y, aunque no puede usarse como escudo, sería injusto no reconocer que el equipo también se ha visto lastrado por este aspecto. La moneda siempre ha salido cruz o la balanza se ha inclinado para el lado contrario por sistema. Todo deriva en el mundo del condicional, si Baptistao hubiera hecho el 0-2 en Getafe, si el día del Girona se hubiera aguantado el 0-2 al descanso, si ante el Granada no hubieran dilapidado un 3-0 a favor...
Gestión distante
Como puede observarse, que el equipo se haya convertido en caso de estudio a nivel continental por su incapacidad para ganar no puede achacarse a un único factor. Son múltiples variables, en las que tampoco puede obviarse una gestión distante en la que el presidente, Turki Al-Sheikh, delega todo en su mano derecha, el CEO Mohamed El Assy, pero que en situaciones de crisis demanda subirse al jet privado y dejarse ver por la ciudad, aunque solo sea para calmar a una afición ávida de respuestas. Toda esta concatenación de circunstancias dan como resultado un fiasco de proporciones colosales que, paradójicamente, todavía está a tiempo de atajarse porque la permanencia es la más barata que se recuerda por la baja puntuación de los rivales en liza. De conseguirla, la UDA habría obrado el milagro de los panes y los peces. Uno cree que tras dos décadas cubriendo la información de este club ya lo había visto todo, pero siempre hay margen para una sorpresa mayor.
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