La cadera dolorosa del deportista

La consulta del especialista

La cadera es la articulación que conecta el fémur con la pelvis, muy estable y protegida por múltiples estructuras ligamentosas. Si hay una enfermedad articular, lo primero que se resiente es la movilidad

Dr. Antonio Ríos Luna / Www.doctorantoniorios.com

13 de junio 2010 - 05:02

LA cadera es la articulación que conecta el fémur con la pelvis (acetábulo). Es una articulación muy estable y protegida por múltiples estructuras ligamentosas. Dada la esfericidad de la cabeza femoral, el grado de movilidad es importante, como la flexión, rotaciones o extensión. Cuando su función es normal, la movilidad es completa, lo que supone poder colocarnos los calcetines, ponernos en cuclillas o cruzarnos de piernas. Si hay una enfermedad articular, lo primero que se resiente es la movilidad.

El adulto joven por sus características y su idiosincrasia (abarca un grupo de edad muy amplio entre 15 y 40 años, requerimientos físicos exigentes, dificultad para el diagnóstico por la proximidad de la columna, tejidos alrededor de la cadera o de la rodilla, esperan una recuperación muy precoz) supone un reto para el médico tanto para acertar con el diagnóstico como para lograr un buen resultado tras haber elegido la opción de tratamiento más adecuada. Es fundamental una evaluación profunda y meticulosa del paciente con el objeto de establecer un diagnóstico preciso que será la piedra angular donde se debe apoyar la toma de decisiones posterior.

Dichos problemas aunque tienen un denominador común como es la pérdida de función y el dolor, las opciones de tratamiento son bien distintas. En el momento actual las soluciones que podemos ofertar a los pacientes no sólo les permiten regresar a su actividad laboral o recreativa de forma completa, sino que podemos influir de forma directa sobre la aparición o progresión de la artrosis. Dentro de las lesiones de la cadera del deportista, nos vamos a centrar en la más importante en la actualidad, el choque fémoro-acetabular.

CHOQUE FÉMORO- ACETABULAR

El término choque o atropamiento fémoro-acetabular es un motivo de desgaste precoz de la cadera y causa de dolor en la cadera en el paciente joven y si pasa desapercibido puede provocar un desgaste de la articulación. Su incidencia puede llegar al 15% de la población. La mayoría de los pacientes no presentan antecedentes de enfermedades de cadera o traumatismos durante la infancia.

Patogenia

Hay 3 mecanismos:

Atrapamiento fémoro-acetabular tipo PINZA o TENAZA (pincer): es secundario a un exceso de cobertura anterior o techo en la cadera. Esto provoca un choque entre la cabeza del fémur y la cúpula que la contiene, haciendo que el paciente tenga poca flexibilidad. Típico de mujeres entre los 30-40 años.

Atrapamiento fémoro-acetabular tipo CAM. Hay una giba ósea en el cuello del fémur que provoca el choque con el reborde acetabular. La sintomatología del paciente es parecida a la anterior. Se da sobre todo en hombres jóvenes entre los 20 y 40 años. Puede ser bilateral.

CLÍNICA

El paciente suele referir una limitación de la movilidad sobre todo para la flexión de la cadera. El dolor suele ser de inicio insidioso y se describe como un tirón en la ingle o una lesión recurrente de aductores. En los jugadores de fútbol, pádel o cualquier actividad deportiva que precisa giros y cambios bruscos de sentido o dirección, se produce dolor en la ingle, a veces irradiado al muslo o a los glúteos.

A veces, los pacientes describen que el dolor se produce cuando comienzan a caminar o tras permanecer sentado un largo período de tiempo con la cadera flexionada. Suele mejorar cuando limitamos la actividad y con los antiinfllamatorios.

En la exploración clínica, la marcha suele ser normal, pero en algunos casos hay un patrón de marcha antiálgica con cojera evidente.

Puede ser frecuente que los pacientes no sean capaces de ponerse los calcetines o tengan dificultad para conducir de forma prolongada, así como sentarse en sitios bajos.

Con frecuencia, la clínica se confunde con la típica sobrecarga de aductores tras una actividad física pero de forma repetida. El deportista acude al fisioterapeuta, se relaja la musculatura, y a jugar de nuevo, sin saber realmente cuál es el origen del problema.

DIAGNÓSTICO

La exploración física es fundamental para detectar el problema. La edad del paciente, el tipo de dolor en la ingle o irradiado al glúteo, que empeora con los movimientos, mejora con el reposo y la fisioterapia, la limitación en la movilidad de la cadera, son datos suficientes para sospechar este diagnóstico.

Lógicamente, la clínica se debe apoyar en un estudio con Radiografía o RMN que apoye el diagnóstico y valore otras posibles lesiones asociadas a este problema como es la artrosis de cadera o la lesión del labrum (revestimiento de la articulación de la cadera).

TRATAMIENTO

Hay varias modalidades de tratamiento.

1.-Conservador

Consiste en cambiar los hábitos del paciente, como perder peso si hay sobrepeso, modificar la actividad deportiva a otras donde no haya impacto como la piscina o el ciclismo. Esta modalidad de tratamiento mientras el paciente no tenga dolor. Si éste aparece de forma recurrente y limitante, pasaremos a las siguientes formas de tratamiento.

2.-Quirúrgico

El objeto de la cirugía consiste en "limar" o extirpar el exceso de hueso que provoca el choque entre las dos partes de la cadera. Se puede realizar mediante cirugía abierta o mediante artroscopia. La primera opción se realiza mediante una incisión pequeña en la región de la ingle y visión directa. La artroscopia es una técnica más novedosa y menos agresiva, sin embargo, requiere una curva de aprendizaje larga y con frecuencia no se lima todo el hueso que se precisa extirpar y el problema no se soluciona.

Tras la intervención, camina con dos bastones durante 3 meses y se reincorpora al trabajo a los 4 meses.

PRONÓSTICO

Si esta lesión pasa desapercibida, el futuro se llama artrosis de cadera. Ésta se desarrolla en un corto período de tiempo, y en la mayoría de los casos el paciente joven precisa de una prótesis total de cadera antes de los 50 años. Si se diagnostica y trata a tiempo, la logenvidad de la cadera es igual que en el paciente que no lo ha padecido.

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