Ana Escamilla: "La palabra con la que defino el final de mi carrera es injusto"
Voleibol
La voleibolista almeriense explica cómo han sido sus casi tres años de lucha por encontrar una solución al problema vascular que le obligó a dejar el deporte de élite
"Han sido años duros, siguen siendo duros porque realmente a día de hoy no he encontrado una solución, pero poco a poco rehaciendo mi vida y aceptando cuál es la situación actual", señala
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Ana Escamilla, una 'leona' de bronce
Almería/De estar en su mejor momento deportivo a verse obligada casi de un día para otro a tener que dejar el voleibol de élite, ese deporte que llevaba practicando durante tanto tiempo y que le había llevado a un muy alto nivel. Eso es lo que le sucedió hace ya casi tres años a Ana Escamilla (10 de julio de 1998, Almería), a quien un problema vascular, al que todavía no le han encontrado solución, le forzó a tener que aparcar su prometedora carrera.
"La palabra con la que defino el final de mi carrera es injusto", no duda en señalar la receptora almeriense, a quien con tan solo veintitrés años la vida le golpeó de manera muy cruel. De llegar a jugar unas semifinales de la Champions y de ser una de las principales figuras de la selección española su día a día dio un giro radical. "Han sido años duros, siguen siendo duros porque realmente a día de hoy no he encontrado una solución, pero poco a poco rehaciendo mi vida y aceptando cuál es la situación actual", afirma Escamilla.
Una carrera deportiva, más corta de lo que hubiese deseado, que le ha llevado a vestir las camisetas del Feel Alcobendas, CV Logroño, FC Barcelona, SC Potsdam, UYBA Volley Busto Arsizio y la de la selección española. Y que también le ha llevado a cumplir algunos de los sueños que tenía cuando comenzaba a hacerse con un nombre en el mundo del voleibol. "Mi primer sueño era estar en la selección y una vez lo cumplí mi segundo sueño era jugar en Liga italiana", indica al respecto.
¿Cómo está sobrellevando esta situación?
Han sido unos años complicados, han sido dos años un poco de lucha por encontrar una solución, por saber exactamente el diagnóstico que tengo y saber qué tipo de lesión es la que tengo. Un poco el tipo de lesión sí que que sé cuál es, sí sé que es una lesión cardiovascular, pero el problema es que no encuentran exactamente dónde la arteria tiene el problema. Entonces, si no encuentras el problema no tienes la solución. Han sido años duros, siguen siendo duros porque realmente a día de hoy no he encontrado una solución, pero poco a poco rehaciendo mi vida y aceptando cuál es la situación actual y pasando página. Intentando crecer tanto profesionalmente, laboralmente en otros mundos.
¿Cómo ha cambiado su vida desde que recibe la noticia hasta ahora?
Sobre todo en el inicio fue muy duro porque cuando vine de Alemania en noviembre (2021) me dijeron que no podía hacer nada de actividad física. Ahí sí que fue un cambio completamente drástico porque de estar seis horas diarias entrenando aproximadamente a de repente no hacer nada, venir a tu ciudad de vuelta cuando yo llevaba muchos años fuera de mi ciudad, de mi casa. Fue un cambio muy drástico y fue realmente lo que peor llevé, el hecho de sentir que en mi día a día estaba vacía, que no tenía nada que hacer porque a pesar de que estaba haciendo las asignaturas que me quedaban de la carrera, de hecho eran dos solo. Entonces tenía mucho tiempo libre y no sabía cómo invertirlo, en qué invertirlo y lo pasé muy mal.
¿Cuál fue su reacción cuando le comunicaron la noticia?
Al principio lo que pensé es que era broma. Pensé literalmente no que era broma, sino que no iba a ser tan heavy, que quizá no se encontraba una solución en ese momento pero que en unos meses yendo quizás a otros especialistas me encontrarían alguna solución y podría retomarlo. Eso fue lo primero que pensé. Cuando ya me empecé a dar cuenta yendo a diferentes profesionales, además buenos profesionales en Europa, me dijeron que no, que no sabían exactamente qué era el problema. Pero lo que sí era cierto es que no podía seguir jugando porque sufría un riesgo de necrosis en la mano y dije qué hago. Realmente me sentí un poco perdida, he estado mucho tiempo sintiéndome así, sintiéndome un poco perdida a nivel de que toda tu vida te has dedicado a algo que ahora no puedes dedicarte. No sabía exactamente qué quería hacer, a qué me quería dedicar. Muy perdida, la palabra es perdida.
Siendo tan joven y con tantos años de carrera por delante, ¿cómo se asimila una situación tan dura?
Creo que lo digo y lo sigo diciendo, y la palabra con la que defino el final de mi carrera es injusto. Considero que fue un final injusto sobre todo porque estaba quizá en uno de los mejores momentos de mi carrera, sintiéndome muy bien, estando en el extranjero, ya con un sitio en el extranjero, un nombre también que que creo que es importante, sobre todo para las jugadoras españolas que no nos conocen mucho fuera y yo tuve la suerte de poder estar en diferentes equipos y tener ese nombre o ese reconocimiento. Fue algo muy injusto porque no es lo mismo retirarte a los 30 años, un poco ya diciendo es que tengo ya que pasar página y hacer otra cosa, a retirarte con 23 años que prácticamente acaba de empezar tu carrera deportiva. Sí que considero que fue algo muy injusto y de todas maneras no termino de cerrar el capítulo porque aún está abierto.
¿En algún momento ha llegado a pensar en que se pudiera dar en un futuro un regreso?
Sí me he parado a pensarlo. De hecho, el año pasado yo estuve en Las Palmas. Estuve allí intentando recuperarme, un poco también por situaciones personales que me tocó estar en Las Palmas. Yo quería estar en Las Palmas y entonces el club se prestó a ayudarme a dejarme entrenar con ellos. Estuve entrenando con ellos durante cuatro meses, también con una recuperación por parte de la fisio de la selección que era en aquel momento, la fisio Marta se llama. A la cual le tengo que dar muchas gracias por todo el esfuerzo que ha hecho conmigo. Estuve entrenando y estuve barajando la posibilidad de quedarme allí y de recuperarme, pero se me puso otra vez la mano bastante morada, empecé a notar otra vez síntomas y a través de diferentes visitas con diferentes profesionales me dijeron: 'no, no puedes'. Entonces dije aquí ya se acabó, digamos que cerré un poco el capítulo, pero sin embargo este año otra vez empiezo con la posibilidad de ir a diferentes profesionales. Ahora voy a ir a Italia a que me vean y buscando una posible solución, siempre con el objetivo de quitarme esa espinita de por lo menos haber intentado el máximo. Y si no se puede, no se puede, pero exprimir todo lo posible para si puedo volver, sería algo que tendría que pensar porque mi vida ha cambiado, también tengo oportunidades laborales importantes. No sé lo que haría, pero sí que está esa espinita y esa puerta abierta.
Siempre ha dejado claro que para ello lo primero siempre es la salud.
Tengo claro que lo primero es mi salud, lo tengo clarísimo, lo primero es mi salud y después es el voleibol. Si un profesional me dice que no puedo jugar, yo no voy a intentar jugar porque primero, como te digo, voy yo y mi salud. Si un profesional me dice hay esto, tiene una solución quirúrgica u otra solución y se puede llevar a cabo lo haré sobre todo también por mi día a día, porque realmente en mi día a día no es que tenga unos problemas muy importantes, muy 'heavies', pero sí que tengo algún tipo de sintomatología que con 25 años me gustaría evitar, obviamente. Si tengo esa posibilidad de que un profesional me diga 'Oye, Ana, pues está esta solución', yo por supuesto la voy a barajar.
¿Hasta que punto le está afectando también en su día a día?
Realmente no es un problema a nivel de salud que sea importante o grave. No, no lo es, pero sí que es verdad que cuando hace frío por el tema de la vasoconstricción de las arterias lo que me pasa es que se me pone la mano morada. Cuando estoy en el gimnasio y hago algún ejercicio de brazos sí que tengo pesadez en el brazo. Noto como una falta de riego sanguíneo, pesadez, sobre todo se me cansa mucho el brazo y se me pone las puntitas de las manos moradas.
En una entrevista anterior a 'se escribe voleibol' comentaba que solo un médico le decía que tenía solución. ¿Cómo se afronta esa situación?
Por eso te defino mucho también, defino el proceso como el proceso a nivel de visitas médicas, de profesionales que me han visto. Lo defino como frustrante porque es cierto que a todos los médicos que he ido unos me decían una cosa, otros me decían otra, otros me decían que no sabían. Es cierto que yo solo tuve una respuesta de un cardiovascular en este caso era italiano el cual me dijo que sí, que había solución y la solución era básicamente estar un tiempo sin hacer absolutamente nada y, sin embargo, he estado un tiempo sin hacer absolutamente nada y no he tenido una solución. Muy frustrante, muy frustrante porque el problema es ese, que si no todos los profesionales coinciden en un diagnóstico es complicado encontrar una solución. Era difícil porque tú vas con la esperanza de que te encuentren algo y ya no que te digan que puedes jugar a voleibol, sino tienes esto y en función de esto puedes jugar a voleibol o no puedes jugar a voleibol, pero por lo menos sé lo que tengo. El tema es que no sé lo que tengo, entonces sí que es muy frustrante de ir a un médico y que de repente te diga que no porque vas con la espinita de me va a dar algo, me va a decir algo y sin embargo no te dicen nada, entonces difícil.
Ana Escamilla
Es complicado, es muy duro el hecho ese de decir es que vale, espero, pero es que no sé si voy a tener una respuesta. Entonces esa incertidumbre llega un punto en el que tú psicológicamente necesitas cerrar la puerta
Lo ha dicho en alguna que otra ocasión que no es lo mismo una lesión en la rodilla que sabe más o menos el tiempo de recuperación que esta situación en la que no hay un plazo fijo.
Muy duro, muy duro. Esperar es duro, pero sobre todo lo más duro no es esperar, sino no saber, es decir, esa incertidumbre porque realmente la situación es incertidumbre. Es lo más complicado porque como he dicho, no es lo mismo una lesión de rodilla en la cual tú sabes que vas a tener seis, siete, ocho o nueve meses, diez meses, un año, dos años. Sabes de un proceso, sabes los pasos que tienes que seguir en ese proceso, sabes que tienes una intervención quirúrgica, después tienes un periodo de no realizar nada, de volver a recuperar la movilidad, etcétera. En mi caso no se sabe lo que hay, por lo tanto hay que esperar, pero esperar a qué, ¿a que haya una solución sin intervenir en nada? Es complicado, es muy duro el hecho ese de decir es que vale, espero, pero es que no sé si voy a tener una respuesta. Entonces esa incertidumbre llega un punto en el que tú psicológicamente necesitas cerrar la puerta. Es decir, ya, se acabó y en mi caso fue el año pasado. El año pasado después de muchas visitas, yo dije se acabó. Sin embargo, este año por diferentes situaciones y casualidades he tenido la suerte de poder encontrar un médico que parece ser que ha operado problemas similares y vamos a probar. Pero si no hubiese sido por este médico en concreto en Italia, seguramente no hubiese intentado ir a más profesionales porque mi puerta está prácticamente cerrada.
¿Sigue mucho el voleibol actualmente o ha ido intentando dejarlo a un lado por su situación?
He tenido procesos, he tenido etapas. Cuando me pasó la lesión tuve una primera etapa de unos cinco meses, en los cinco primeros meses no quería saber absolutamente nada de voleibol. También es cierto que es difícil porque mi pareja juega a voleibol, mis amigas son del mundo del voleibol, era difícil estar fuera del mundo voleibol, pero sí que es verdad que lo evité al máximo. No quería saber absolutamente nada de vóley, intenté desaparecer de ese mundo porque me hacía mucho daño el estar cercana a ese mundo. Sin embargo, después de un trabajo psicológico que también he llevado a cabo durante todo este tiempo he aceptado un poco la situación y a día de hoy sí que sigo voleibol. Sigo a todas mis amigas, a mi gente, me encanta ver vóley tanto nacional como internacional y sí que veo, sí que estoy en el mundo y me gusta, pero porque ya esa situación la he aceptado, antes no podía.
¿Qué importancia ha tenido en su caso la ayuda psicológica recibida?
Desde que me pasó, en el momento en el que yo vuelvo a España fue en noviembre (2021) y desde diciembre te diría, un mes después empecé a ir, a recibir ayuda psicológica y la verdad que me ayudó mucho. Me ayudó mucho porque me ayudó a intentar luchar por lo que quería, que era intentar conseguir un diagnóstico y que me ayudasen diferentes profesionales, pero a la vez aceptar un poco la situación que no era capaz de aceptarla. Fue un proceso largo, está siendo un proceso largo, pero me ha ayudado muchísimo y creo que sin ayuda psicológica seguramente hubiese tenido muchos más problemas de los que he tenido y lo hubiese pasado bastante peor de lo que lo he pasado, a pesar de que lo he pasado mal, pero siempre con ayuda psicológica es mejor.
¿A nivel laboral se plantea en un futuro estar vinculada al voleibol?
Sí, me encantaría. Me encantaría estar vinculada al mundo del vóley, no como entrenadora, pero sí en el mundo de la gestión deportiva, que es realmente lo que estoy estudiando y es en lo que me estoy especializando. Sí, por supuesto que me gustaría seguir cercana al mundo del voleibol en España, fuera de España, donde sea, pero por supuesto.
¿Si pudiera volver atrás en el tiempo qué consejo le daría a su yo de por aquel entonces cuando recibió la dura noticia?
Quizás hubiese empezado a tener ayuda psicológica antes de lo que la tuve. Desde un principio que yo ya empecé a saber, porque realmente en noviembre yo ya me vengo aquí, pero todo este problema viene desde julio de ese año. Quizá hubiese empezado a tener ayuda psicológica antes y me hubiese intentado dar más paciencia de la que quizá me di. Cuando me pasó fui muy exigente conmigo misma, quise hacer todo muy deprisa, invertir mi tiempo en cosas de tengo que hacer esto, tengo que hacer esto porque es que no estoy haciendo nada. Hubiese sido un poco más paciente conmigo misma y hubiese trabajado más en mí que en hacer cosas por tal de sentirme productiva.
Por centrarnos también en su carrera, ¿cómo recuerda sus inicios?
Empecé en el mundo del vóley en el colegio. Vinieron unos chicos, quienes en aquel momento eran del Club Univoley Almería, nos explicaron que estaban entrenando en el pabellón de aquí del barrio de Los Ángeles. Mis amigas se apuntaron, yo en aquel entonces jugaba a fútbol, también hacía otros deportes en el colegio, lo típico de actividades extraescolares. Hacía baloncesto, kárate, me gustaban todos los deportes, en especial el fútbol, y jugaba al fútbol. Fui con mis amigas a hacer vóley y a mí me daba un poco igual, es decir, me gustaba como me gustan todos los deportes, pero sin más. Sin embargo, mis amigas era lo único que hacían, yo quería pasar tiempo con ellas y dije pues me apunto. Me apunté a vóley y ya me empezó a enganchar, me gustó muchísimo, me lo pasaba genial, empecé un poco ahí de manera así por diversión, por así decir. Y poco a poco ya fui a Unicaja también con mis amigas, nos fuimos todas al club de Unicaja. Ya de ahí empezamos a jugar campeonatos de España, campeonatos de Andalucía, CADEBA, etcétera. Un poco todo muy rápido, realmente lo recuerdo como todo muy rápido, que de repente en un campeonato de España me ve José Miguel Serrato, que era el seleccionador de la selección junior en Soria y me llamó, me dijo '¿quieres venirte aquí?'. Y dije yo, vale. Fue un poco todo de manera informal, así como muy rápido y de repente de estar en Almería me vi en Soria con 14 años y así empezó todo, pero sí lo recuerdo como algo que no era desde pequeña que yo decía quiero voley y quiero dedicarme a esto, sino que fue surgiendo un poco.
¿Qué supuso recibir aquella llamada para ir a Soria?
Me hizo mucha ilusión esa llamada. En realidad también fue algo que no era consciente de la situación, es decir, a mí me llaman, yo no sabía lo que era Soria, me explicaron lo que era Soria, me explicaron lo que era esa concentración permanente con niñas de toda España, que se dedicaban solo a eso, con una beca de estudios y me hizo mucha ilusión, la verdad, me hizo mucha ilusión, pero recuerdo el momento en el que me lo dijeron y llegué a casa. Me recogió mi padre del pabellón y se lo dije a mis padres y mi madre me dijo 'absolutamente no, absolutamente no te vas a ir con 14 años de tu casa a Soria'. Fue un momento de discusiones con mi madre, 'mamá, me quiero ir, me quiero ir, me quiero ir'. Y al final como toda madre, si tu hija quiere ir al final habló con toda la gente de Soria, ya vio un poco que allí estábamos cuidadas y me dejó irme y efectivamente me fui, pero lo recuerdo como algo que me hizo mucha, mucha ilusión, pero a la vez no era consciente de que me iba a abrir las puertas para todo lo que me esperaba después.
¿Cómo llevó ese cambio de vida de Almería a Soria?
Al principio me costó, la verdad que me costó porque fue un cambio drástico. Irme allí donde no tenía amigos, yo no había salido tampoco nunca de mi casa. No era la típica niña que le gustaba irse a los campus, por ejemplo, y dormir fuera de su casa. Yo siempre estaba en casa y estaba muy acostumbrada a estar con mi familia, con mis padres y me costó, me costó bastante. Además, también yo odio el frío, en Soria hacía mucho frío, lo pasé al principio muy mal. Pero a la vez realmente vas allí y te das cuenta de que a muchas de tus compañeras les pasa lo mismo que a ti. Te sientes un poco en familia y eso fue lo que me ayudó a superar esos dos primeros meses que fueron así un poco más duros para mí, pero sí que es verdad que como cualquier deportista sacrificamos mucho, sacrificamos amigos, sacrificamos familia, sacrificamos muchas cosas.
¿Siente que desde fuera no se ven todos los sacrificios que tienen que realizar los deportistas para llegar hasta donde están?
Totalmente, la vida de un deportista de alto rendimiento tiene mucho sacrificio. Tiene mucho sacrificio porque efectivamente cuando hay un cumpleaños no estás, cuando hay una boda de tu primo no estás, muchas cosas que te pierdes. Es decir, yo por ejemplo, ahora aquí en Almería, tengo a mis amigas de toda la vida del cole, que gracias a Dios tengo la suerte de todavía conservar y tengo muy buena relación con ellas. Pero es cierto que ellas también han conocido a mucha gente en la Universidad, cuando tenían 18 años, 17, 16, que yo no conozco. Si hubiese estado aquí en Almería probablemente las hubiese conocido. Siempre hay cosas que te pierdes, pero también cosas que ganas, siempre lo digo. Por supuesto hay un sacrificio, pero a la vez tengo en este caso muchísimas amigas, muchísimos entrenadores, gente que sé que me quiere y gente a la que yo quiero mucho y también muchas experiencias que he vivido que en otro mundo quizá no las hubiese vivido. Siempre tiene sus pros y sus contras, pero es verdad que los contras que tiene son contras como heavies.
¿Es en Soria cuando empieza a ver que se puede dedicar profesionalmente al voleibol?
Sí, en Soria fue donde realmente yo me di cuenta de que me podía dedicar al voleibol, sobre todo fuera de España, porque es cierto que en España sí que podemos vivir de ello, sí que tienes un sueldo, pero es cierto que en el extranjero nos vamos a un nivel, económicamente hablando, mucho más alto. Yo sabía que mi meta era el extranjero y sabía que mi meta era jugar en la Liga italiana porque es la mejor Liga del mundo. Lo tuve muy claro desde mi segundo año en Soria, mi primer año en Soria no porque es cierto que te vas un poco aclimatando a todo el mundo vóley, viendo todo lo que hay ahí, aprendiendo y tal. Y luego ya en mi segundo año sí que ya me empecé a dar cuenta de decir puedo dedicarme a esto y mi meta es esta.
¿Qué supuso a nivel personal y deportiva poder jugar en Italia?
A nivel personal fue una satisfacción enorme porque al final cumplí mi sueño. Mi sueño era jugar en la Liga 1. Además, tuve la suerte de estar en uno de los mejores equipos de la Liga. Para mí fue una satisfacción personal enorme. A nivel profesional y voleibolístico también supuso un crecimiento para mí, porque realmente estuve rodeada de muchas de las mejores jugadoras del mundo. Jugadoras históricas como Francesca Piccinini era mi compañera de calentamiento, Jovana Stevanovic, campeona del mundo con Serbia. Jugadoras de muy alto nivel que las tenía en mi día a día. Es cierto que yo en aquel momento no estaba al nivel de ellas deportivamente hablando, pero precisamente me ficharon un poco con esa intención de hacerme crecer para poder estar a ese nivel. Para mí fue un crecimiento enorme poder estar diariamente con las mejores jugadoras del mundo. Aprendí un montón y lo volvería a hacer con los ojos.
¿Qué aprendizaje le ha dado el voleibol durante estos años?
El vóley me ha dado mucho, el vóley me ha hecho crecer como persona, madurar como persona, conocer otras culturas, me ha dado idiomas y sobre todo lo que más valoro que me ha dado, aparte de la experiencia de vivir fuera y de crecer como persona, gente. La gente que me ha dado el vóley es algo que para mí es el tesoro que me ha dado el voleibol, mis amigas, mi gente.
Aunque el final no haya sido el deseado, ¿hubiera seguido los mismo pasos que le han llevado a poder dedicarse a este deporte?
Idénticamente iguales. No cambiaría nada de lo que he hecho en mi carrera. Quizá me hubiese ido un año antes al extranjero, quizá hubiese adelantado un año mi salida al extranjero, aunque tampoco es tan sencillo porque tienen que darse unos resultados deportivos, etcétera, para que un equipo en el extranjero te quiera. Pero es lo único que a lo mejor hubiese podido cambiar, pero mi carrera la hubiese hecho idénticamente igual, no cambiaría nada y daría los mismos pasos que he dado.
Ana Escamilla
"Mi primer sueño era estar en la selección y una vez lo cumplí mi segundo sueño era jugar en Liga italiana, así que me he quedado solo con la espinita de, que era otro sueño, jugar en Turquía, pero para mí estar en la selección fue lo mejor"
¿Cómo recuerda su primera convocatoria con la selección, aunque también tendrá la espinita de no haber podido ir a unos Juegos Olímpicos?
Es cierto que en el mundo del vóley nacional es complicado clasificar a los Juegos Olímpicos porque hay un ranking clasificatorio por medio en el cual se necesitan muchos puntos y también la desventaja, llámalo así de que los mejores equipos a nivel mundial están en Europa. Es muy complicado clasificar a unos Juegos Olímpicos. Por supuesto que tengo esa espinita como cualquier otro deportista, pero también soy meramente consciente de que en el vóley español es muy complicado clasificar a los Juegos Olímpicos. Y en cuanto a cuando me llamó la selección para mí fue inexplicable, una satisfacción enorme de decir madre mía es que voy a estar en la selección española representando a mi país. Para mí fue otro de los sueños cumplidos. De hecho, mi primer sueño era estar en la selección y una vez lo cumplí mi segundo sueño era jugar en Liga italiana, así que me he quedado solo con la espinita de, que era otro sueño y otra cosa que me hubiese gustado, jugar en Turquía, pero para mí estar en la selección fue lo mejor.
¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones?
Sobre todo siempre lo digo, disfrutar, disfrutar del deporte, disfrutar de las experiencias que te da porque a pesar de que no llegues a la meta quizá que tengas siempre de por medio en el camino conoces gente, haces experiencias, disfrutas y eso es lo que te llevas. Yo ahora mismo te lo he dicho, lo que me llevo del mundo del voleibol es mi gente y la experiencia y el haber disfrutado del deporte. A cualquier niño le diría que disfrute, que se lo pase bien y que por supuesto trabaje para poder conseguir la meta que en este caso tenga.
Experiencia en el extranjero
Llegué a jugar Champions en Italia, no en Alemania, en Italia llegamos a las semifinales de la Champions y fue un sueño para mí, para mí fue increíble. No era ni siquiera consciente. Es que cuando estás en ese momento no eres del todo consciente. Ahora soy más consciente de decir, he estado en la semifinal de una Champions. En ese momento sí era consciente, por supuesto, pero no lo vives con esa intensidad quizá. Y el estar en el extranjero en general en ambos equipos lo que me ha dado sobre todo es la experiencia de estar en el extranjero, de saber controlar situaciones de presión, de mucha presión porque realmente eres una jugadora extranjera y los equipos confían en ti como jugadora extranjera. Esa es una presión que tienes que aprender a gestionar, llevándolo a mi vida normal de ahora soy una persona que gestiona muy bien la presión, situaciones complicadas. Todo eso lo he aprendido en el extranjero, además de los idiomas que me ha dado, que he podido aprender y creo que también me sirven mucho para mi vida diaria.
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