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Fútbol I Entrevista a Paulino Granero, preparador físico del CSKA Moscú
Una exigente cuarentena en Moscú, viviendo prácticamente solo en la Ciudad Deportiva del CSKA Moscú, a la que sigua hora un autoconfimaniento en su casa de Aguadulce, para minimizar cualquier tipo de riesgo. Paulino Granero no tiene ningún síntoma, es más, cree que pudo pasar el virus en febrero, pero no duda en seguir el estado de alarma a rajatabla y desde el encierro en la mitad de su hogar, programa a distancia el trabajo físico de sus jugadores, esparcidos por toda Europa.
–Ha vuelto hace poco de Rusia tras suspender la liga.
–Voy a estar dos semanas en casa sin salir, tengo la suerte de tener un piso grande y de poder aislarme de mis hijos y mi mujer. No hacemos vida en común, nos vemos desde la terraza.
–Paulino se encuentra bien.
–Sí, por supuesto. Desde el 15 de marzo he estado aislado en la Ciudad Deportiva y he tomado muchas medidas para venir de Moscú a Almería. De hecho, intenté no comer nada en el viaje para no quitarme la máscara. Creo que no soy positivo asintomático, es más, pude haberlo pasado en febrero y no haberme enterado. Tuve décimas e fiebre y unas sensaciones corporales extrañas, hubo algunos jugadores que desarrollaron fiebres altas esos días.
–¿Se le ha hecho difícil estar confinado, a solas, en Moscú?
–Sí, sobre todo por vivir a distancia la situación de España.Estoy bastante preocupado por ver la cantidad de ancinados que están falleciendo, seguir las noticias a distancia genera mucha ansiedad. Me veía como un inútil allí, sin poder ayudar en casa. En Rusia he estado solo, sin salir apenas a la calle, nada más que un día para hacer una compra grande. Aún así, el estrés te genera un problema, apenas podía dormir o descansar allí.
–En estos momentos un Moscú-Almería debe ser una odisea.
–Tenía billete de avión para el 1 de abril, pero me llamaron la noche anterior para informarme que se cancelaba. Fue un palo gordo, a partir de ese día el espacio aéreo se cerraba. Tuve suerte de que al día siguiente me llamó una empleada del CSKA y me informó de un avión a Londres, desde donde enlacé con Madrid. De allí a Almería la combinación no fue fácil: no había vuelos, trenes, ni AVE a Granada y los alquileres de coches estaban cerrados. Me tuve que venir en taxi, el conductor hizo un esfuerzo terrible, llegamos a las cuatro de la mañana y a esa hora tuvo que volverse.
–Supongo que en Aguadulce vuelve a ser usted.
–De la ansiedad perdí 7 kilos, ahora tengo que recuperar peso. Estoy descansando bien, haciendo por fin dieta mediterránea. En la terraza me he confeccionado un pequeño circuito físico para entrenar.
–¿Teletrabajo con la plantilla?
–A las diez de la mañana reciben un plan de entrenamiento, tres de carga alta y dos de carga baja. Les modifico ejercicios y disponen de máquinas de correr o bicicletas, además de algunos que viven en los bosques de Croacia y Eslovenia, donde pueden correr. Ellos tienen la obligación de enviarme un vídeo corto de sus entrenamientos, la verdad es que esto me lleva más horas que entrenar juntos en el campo. No es fácil, hay que diseñar las tablas para cada jugador, midiendo la intensidad, traduciendo a inglés y ruso, corrigiendo las posturas...
–Parece complicado que se vuelva a jugar pronto.
–Hablo a menudo con un médico de la NBA y no se sabe cómo se puede llevar a cabo la vuelta a los entrenamientos. Hay miedo a un positivo en el grupo, un rebrote en la sociedad... Lo que sí parece probable es que todos los profesionales de los equipos vamos a tener que pasar por un análisis de sangre, más fiables que los test. Supongo que la vuelta se hará trabajando con los jugadores por franjas horarias, como se está haciendo en China y en parte de Alemania. El riesgo sigue siendo alto.
–Para el deportista aficionado, en estos momentos también es importante realizar cualquier ejercicio dentro de casa.
–Una de las enfermedades actuales más importantes es el sedentarismo. Si estamos parados, el corazón no trabaja y los pulmones no los hacemos funcionar a un ritmo como es debido, cuando queramos ponernos nuevamente vamos a notar asfixia y falta de fuerzas. Es fundamental en estos momentos hacer ejercicio tres o cuatro días a la semana, comer bien, mantener unos horarios normales. Si perdemos el control, nos va a costar volver a la normalidad.
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