Veintidós jabatos y un mago

Tanto tiempo esperando este momento y por fin llegó. El Roquetas consiguió ayer la permanencia en la categoría tras de una temporada que se debe considerar brillante. Después de muchos problemas económicos [la directiva siempre ha tratado de dar la cara y ha pagado recientemente febrero], lesiones de larga duración, la baja de Iñaki... la plantilla roquetera ha sabido mantenerse unida y sacar fuerzas de flaqueza.

En prácticamente todas las quinielas, el Roquetas aparecía como uno de los principales candidatos al descenso. Era la temporada del debut en Segunda B, el rendimiento de una plantilla inexperta era una incógnita y el comienzo no fue bueno. Sin embargo, el presidente José Juan Rubí siempre ha tenido una confianza ciega en Ramón Florit y en ningún momento ha tenido dudas en el entrenador que consiguió el histórico ascenso. Y el técnico balear ha respondido con creces. No sólo le ha sacado el doscientos por cien a la plantilla, sino que ha sabido también ganarse el cariño de una afición que ayer lo despidió al grito de "¡Florit quédate!".

El encuentro ante el Granada no era uno más. Tras los buenos últimos resultados, hacía falta un triunfo para dejar de hacer cuentas. La tranquilidad absoluta pasaba por vencer a un histórico en horas bajas. Si en la ida el Roquetas dejó una gran imagen en Los Cármenes, ayer planteó un partido muy serio y lo mató cuando debía. Daba la impresión de que los almerienses han crecido tanto esta temporada que si la campaña dura dos meses más, podían haber quedado cerca de los puestos de privilegio. Sin embargo, las vacaciones están a la vuelta de la esquina y los jugadores se las tienen bien merecidas después de mantener al Roquetas en la categoría de bronce del fútbol español.

El duelo comenzó dominado por los locales. Xavi Molas pudo adelantar a los rojillos a los 8 minutos tras un gran pase interior de Luque, pero Félix Campo salió como un rayo y detuvo el lanzamiento del gerundense. Apenas unos instantes después, Diego Herrera conduce una contra y pasa en profundidad para Javicho, aunque el lanzamiento del gallego no encuentra portería.

Los granadinos no estaban motivados. Sólo la honrilla y las ganas de venganza tras el partido de ida, le ponía algo de emoción al encuentro. Sierra y Lafuente pusieron en apuros a un Montero que cada día está más seguro. Al descanso, el 0-0 no aseguraba matemáticamente la salvación.

En éstas, Diego Herrera tomó la responsabilidad. El argentino, todo corazón, controló un balón en la frontal, giró su cuerpo noventa grados y conectó una sensacional volea que batió a Félix Campo. Todos los jugadores se abrazaron y celebraron como se merecía el primer gol (47').

Todavía faltaba toda la segunda parte, pero el Roquetas llevaba la manija. Por si acaso, Raúl Guillén hizo el 2-0 con un fenomenal cabezazo en el 82'. Faltaban ocho minutos, pero la fiesta ya se había desatado. Felicidades a la familia futbolística rojilla.