La Unión se hace mayor
Temporada 2006-2007
Un proyecto joven e ilusionante, puesto en las manos de un técnico que arrancaba su carrera, Emery, acabó en Primera un 19 de mayo.
Si uno recuerda el comienzo de la temporada 2006-07, tiene en su mente los escalofríos que sintió más de uno antes de afrontar la cuarta jornada. Almería 0-1 Tenerife [De Palmas en propia puerta, minuto 86]. Murcia 3-2 Almería en el partido del primer latrocinio de Mateu Lahoz [expulsó a Acasiete, De Palmas y José Ortiz; los goles fueron dos de Iván, Aranda; José Ortiz y Kalu Uche]. Salamanca 2-0 Almería [Vela y Braulio].
Con ese comienzo tan prometedor, se plantó el equipo rojiblanco en la cuarta jornada para recibir a un Cádiz que venía con vitola de ser uno de los gallitos. Sí, había ultimatum a Unai Emery, un técnico que había hecho grande al Lorca, después de cogerlo en mitad de la temporada en Segunda B [comenzó como jugador y el cese de su técnico lo llevó al banquillo], subirlo al final a Segunda y rozar la Primera con los lorquinos en su debut en la categoría de plata. El juego de toque, el trabajo de estrategia y la labor psicológica y motivadora del de Fuenterrabía cautivaron a Alfonso García, pero su pronto estuvo a punto de pasarle una mala jugada tras tener en el casillero 0 puntos de 9 posibles.
Ahí iba a comenzar el despegue, en un partido recordado por el garrafal error de Iglesias Villanueva que, a instancias de su línier, Rodríguez Vallejo, señaló penalti y expulsión de Mané en un agarrón que se produjo casi cinco metros fuera del área. Ocurrida en el minuto 65' y con 2-0 en el marcador gracias a Míchel y Corona, esa jugada está catalogada como uno de los cinco errores de bulto más importantes del fútbol español. Paz, desde los nueve metros, hizo el 2-1 con el que acabaría un partido que hizo estrenarse al equipo rojiblanco en la clasificación.
Nervios fuera. El Almería, con un equipo joven, comenzó a mostrar síntomas de serio aspirante. Westerveld, meta con experiencia; Bruno y Mané, llegados de un descendido Lérida y del Ciudad de Murcia, se comían las bandas; Carlos García y Acasiete, centrales de garantías; Cabrera, un pivote que se hartaba de recuperar balones; Corona y Uche, calidad y fuerza en la mediapunta; José Ortiz y Crusat en los extremos, temple y velocidad de vértigo; y Míchel o Bermejo, dos enamorados del gol. En el banquillo tampoco andaba nada mal el equipo con Valerio, De Palmas, Mairata, De Palmas, Domingo Cisma, Bermudo, Alberto, Larrea, Mena... Hasta había algún canterano como el meta Ricardo y el central Molo. Una plantilla bien compensada y dispuesta a todo en una jauría como era la Segunda División de una liga donde todavía no habría crisis. O, por lo menos, no había tanto control a la hora de cumplir los contratos y con Hacienda.
La primera victoria de prestigio, Emery la logró en Santo Domingo, ante un Poli Ejido que emprendía un nuevo proyecto en busca de llegar a Primera antes que su primo de la capital. Era el 18 de noviembre y Paco Esteban adelantaba a los celestes. Sin embargo, Crusat y Míchel le daban la vuelta al partido. Precisamente ante la Ponferradina, equipo ante el que al final se logró el ascenso, los almerienses se metieron por primera vez entre los tres puestos que daban el ascenso directo. Jornada 19, 16 de diciembre en un Toralín helado. Míchel hace el 0-1 de penalti en el descuento y ya nadie fue capaz de pinchar la pompa del Almería.
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