Traumatismo renal en el deporte

EL pasado domingo se produjo una jugada muy desgraciada en el trascurso del partido UD. Almería y el Sevilla. La consecuencia, un jugador, Martin Cáceres permaneció ingresado en observación debido a una contusión en el riñón. Si revisamos la hemeroteca, podemos leer que hace un año, Busquets, el jugador del Barcelona, sufrió una lesión parecida que le obligó a permanecer en reposo durante dos semanas.

A continuación vamos a describir en qué consiste dicha lesión y sus consecuencias.

ANATOMÍA

Los riñones se encuentran bien protegidos, en general, de los traumatismos penetrantes y de las contusiones debido a su localización y a que el abdomen está envuelto por una grupo muscular muy importante y potente. Además, cada riñón se encuentra recubierto de una grasa (grasa perirrenal) que contribuye a su protección.

El tamaño de los riñones de una persona suele corresponder al tamaño del puño.

Los dos riñones no se encuentran a la misma altura. El derecho se encuentra inmediatamente por debajo de las costillas, mientras que el izquierdo se localiza más alto y protegido por las últimas costillas.

La función de los riñones es la depuración de la sangre de todos los productos de desecho del organismo. Puede llegar a filtrar toda la sangre unas 60 veces cada día. Al día podemos formar ente dos y tres litros de orina, aunque esta cantidad puede variar en función de parámetros como la sudoración, la ingesta de líquido, la toma de medicación..etc..

Otras funciones menos conocidas de los riñones, aunque no por ello menos importante es la producción de hormonas que regulan la tensión arterial, otra que aumenta la producción de las células de la sangre, o la regulación de los principales iones que hay en el cuerpo humano como son el sodio o el potasio, ambos fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo.

El riñón se puede lesionar con más frecuencia en accidentes de tráfico (politraumatizados), en heridas penetrantes o punzantes o accidentes laborales como una caída de altura. En el caso del partido de liga, el mecanismo fue un golpe directo.

CLÍNICA

El paciente suele referir dolor intenso en la espalda que puede llegar a aumentar con las tos, al moverse o al tumbarse. Puede ocurrir que se produzca una hematuria, sangre en la orina, aunque, en ocasiones, puede haber pequeñas pérdidas de sangre, tan escasas que la orina no pierde su color normal. En lesiones muy importantes, en las que se produce un daño de los vasos que irrigan el riñón, se puede producir una sangrado muy importante que puede llegar a poner en peligro la vida del paciente debido al shock que pueden causar.

CÓMO SE DIAGNOSTICA

Una vez que tengamos la sospecha de que, por la naturaleza del traumatismo, puede haber una lesión en uno de los riñones, estamos obligados a solicitar una prueba de imagen.

La prueba que inicialmente nos puede ser más útil es la ecografía. Con ella podemos valorar la presencia de un hematoma que se encuentre "encapsulado", es decir, contenido y que no debe suponer ninguna amenaza vital. Es una prueba muy rápida de realizar,

Cuando, debido a la naturaleza del traumatismo o porque el estado del paciente así lo justifique, se debe practicar un TAC. Esta exploración, con contraste, nos da una información muy valiosa, no solo de los riñones en particular, sino de todas las vísceras que hay en el abdomen y que son susceptibles de haber sido dañadas por el traumatismo. Se puede valorar la presencia de una hemorragia activa en aquellos pacientes que se encuentren inestables desde el punto de vista hemodinámico. En algunos centros se practica una embolización selectiva del vaso que se encuentra sangrando. Es decir, se intenta "taponar" esa arteria que provoca el sangrado. A su vez, el TAC nos puede indicar la necesidad de intervenir o no a un paciente debido a que el daño sea demasiado importante.

Hay 5 grados de lesión en el riñón, que van desde el grado 1 o hematoma no expandido alrededor del riñón y no hay ningún desgarro en las estructuras vasculares principales, luego no hay peligro de sangrado activo ni de descompensación del paciente. En el grado más severo hay un daño importante en dichas estructuras vasculares y en el propio riñón, que pueden hacer necesaria la intervención quirúrgica y pone en peligro la viabilidad del mismo.

TRATAMIENTO

El 95% de las lesiones renales postraumáticas no requieren tratamiento quirúgico sino conservador. Este consistirá en reposo absoluto, alivio del dolor mediante tratamiento analgésico, control de la tensión arterial cada hora las primeras horas de ingreso, que vamos espaciando conforme comprobamos que el paciente se encuentra estable. Esto se hace para evitar que hay sangrados que sean silentes y que el paciente se vaya hipotensando poco a poco y dar la cara cuando hay un hematoma muy importante. Hay que tener en cuenta que los riñones se sitúan detrás del peritoneo, luego, no van a provocar dolor en el abdomen como cuando hay una rotura del bazo y del hígado, o en el caso de una apendicitis. Es importante hacer una analítica al ingreso y cada 12 horas para verificar que el paciente no se anemiza y que hemodinámicamente se encuentra estable.

Es importante vigilar la calidad de orina, es decir, si persite la hematuria o la sangre en la orina. Cuando ésta ya no está presente, se autoriza la deambulación. Si ésta aparece de nuevo, debemos volver a recomendar reposo absoluto hasta que se resuelva. Es necesario sondar al paciente para poder controlar todos estos aspectos. En casos muy extremos, en los que el traumatismo es muy importante y hay lesiones asociadas, si el sangrado ha sido intenso y prolongado, puede ser preciso transfundir al paciente.

PRONÓSTICO

El pronóstico de la mayoría de dichas lesiones es benigno. Es un pequeño porcentaje de casos, el riñón sufre de forma irreversible y requiere su extirpación. Suele ocurrir en accidentes de alta energía o en heridas penetrantes o por arma de fuego que provocan un gran daño tisular, que además es irreversible.