Sadiq se perderá al menos 3 partidos... Y Villar está con 4 amarillas

Almería/La UD Almería tiene un problema a corto y medio plazo. Lo más perentorio es que José Gomes ya asume la imposibilidad de contar con el pichichi del equipo al menos durante las tres próximas jornadas. Umar Sadiq ve con la misma facilidad la portería contraria que tarjetas por parte de los árbitros. El de Kaduna recibía ante el Fuenlabrada una polémica roja por doble amonestación que le privó de medirse a Las Palmas y lo mantenía con cuatro amarillas al borde de la suspensión.

Estaba al filo del alambre y el debate antes de recibir al Alcorcón entre los seguidores rojiblancos se centró en la posibilidad de reservar al ariete africano con vistas a poder ser alineado la próxima jornada en El Toralín frente a la Ponferradina y forzar allí la quinta al objeto de cumplir el consiguiente partido de sanción durante la semana que va a pasar concentrado con Nigeria para disputar rondas clasificatorias de la Copa de África ante Benín y Lesoto.

Como era de esperar, Gomes optó por alinearlo (otra decisión podría haberse considerado una frivolidad, más aún viendo el resultado final incluso con él sobre el campo), pero lo que pocos esperaban era el desenlace en el tiempo de descuento. Sadiq, en una airada protesta al entender haber sido objeto de un penalti que las imágenes se encargaron de desmentir (la zaga rival despeja antes el balón y luego lo derriba por inercia), veía la temida quinta amarilla en el minuto 90 de partido, lo que le privará de desplazarse hasta tierras bercianas.

De la Fuente Ramos recogió en su acta del partido haberlo castigado por "formular observaciones de orden técnico a una de mis decisiones". En el mejor de los casos se perderá tres partidos (Ponferradina, Leganés y Málaga) en una fase decisiva de la competición, sin olvidar que al duelo ante el Rayo del 2 de abril (Viernes Santo) llegaría muy justo tras jugar compromiso internacional el martes 30.

Prácticamente en el mismo minuto el número dos en la línea sucesoria del '9' dentro del equipo y encargado por tanto de suplirle durante su ausencia también resultaba amonestado por protestar la anulación del gol que había materializado al considerar el VAR que partía en posición de fuera de juego. Las motivaciones esgrimidas por el colegiado fueron las mismas que con su compañero Sadiq. La consecuencia es que una hipotética amarilla al onubense en Ponferrada dejaría a Schettine como único delantero centro puro la semana que Sadiq estará con Nigeria.

Todo lo expuesto no es más que el problema a corto plazo, pero el que se atisba a medio plazo puede incluso tener mayor envergadura, ya que además de Villar, Centelles se encuentra con cuatro amonestaciones y media docena de jugadores, casos de Makaridze, Lazo, Akieme, Morlanes, Ivanildo o De la Hoz figuran ya con tres amarillas en su cuenta particular. Esto indica que Gomes tendrá que saber dosificar al plantel en las próximas jornadas para evitar que todo derive en un embudo de sancionados.

El inconveniente del Almería esta campaña con las tarjetas no es coyuntural, sino más bien estructural. Y es que transcurridas 29 jornadas ligueras es el segundo equipo de la categoría de plata que acumula un mayor número de amonestaciones (siguiendo de cerca al Fuenlabrada), con 85 tarjetas amarillas y 3 rojas, teniendo a dos jugadores entre los tres más tarjeteados de Segunda.

Se trata de Samú Costa (suma 12, las mismas que el ovetense Édgar González) e Iván Balliu, que se pone con 11 en el podio de los más apercibidos tras la última vista ante el Alcorcón. El ritmo del luso solo encuentra parangón en el marcado por el mediocentro camerunés Yan Eteki a las órdenes de Fran Fernández.

Otro dato cuando menos curioso es que futbolistas que apenas han disfrutado de minutos durante el curso como Petrovic o Ramazani ya hayan cumplido un ciclo de sanción al acumular cinco tarjetas, cifra que ahora alcanza Sadiq y que antes también alcanzaron Maras o Corpas, mientras que en los casos de Samú y Balliu ya se han perdido dos partidos al cumplir dos ciclos distintos. ¿Arbitrajes excesivamente rigurosos con los rojiblancos o bisoñez por la juventud del plantel? Una mezcla de ambas razones podría explicar el fenómeno.