Rubi y el día en el que todo empezó a torcerse
UD ALMERÍA | Contracrónica
Hasta el parón por el Mundial todo iba sobre ruedas y se hablaba de renovación, pero la mala racha tras la reanudación liguera cambió el prisma de técnico y club
Rubi anuncia que se marcha
Almería/Mientras se desataba la locura de celebraciones sobre el césped y los vestuarios de Cornellá una persona comparecía en sala de prensa con un discurso preparado para la afición de la UD Almería. Era Joan Francesc Ferrer Sicilia, 'Rubi', para anunciar su adiós como técnico rojiblanco: "Aprovecho para dar las gracias a Turki, a su equipo de trabajo, a todos los empleados del club y a toda la afición del Almería, que se ha portado fenomenal, nos ha dado muchísimo apoyo. Los jugadores son sensacionales, han creído desde el primer momento en nuestro trabajo. El cuerpo técnico da por concluido su ciclo en el Almería, no vamos a continuar la temporada que viene, estamos superagradecidos a todo el mundo. Hemos cumplido de largo los objetivos, con permanencia, ascenso y revalorización de los jugadores. Algo que nos llena de orgullo es el crecimiento deportivo del club. Cuando llegamos estaba la cosa muy vacía. Los próximos técnicos que vengan seguro que se van a encontrar rutinas, disciplinas, hábitos y forma de trabajar construidas para el futuro. Muchísimas gracias a todos. Escojo este momento para no hacer perder tiempo al club y que pueda ya trabajar con lo que tenga que hacer. Recomiendo a los que no conozcáis Almería visitarla, es muy bonita y su gente, muy amable".
Vino como un caballero y como tal se marcha. ¿Pero qué ocurrió para que de la posible renovación se haya pasado a su adiós sin marcha atrás? Para intentar explicarlo hay que retrotraerse en el tiempo. El equipo logró alcanzar el parón por el Mundial de Qatar en una cómoda posición clasificatoria, cinco puntos por encima del descenso, marcado entonces por Sevilla y Cádiz. Todo eran parabienes y desde la prensa, tal vez precipitadamente, empezó a hablarse de la posible renovación del entrenador que había logrado el ascenso y tenía al plantel en el camino de la salvación.
Era finales del mes de enero y tras el 3-1 ante el Espanyol en casa todo parecía ir sobre ruedas, pero luego se experimentó un cambio brusco en los resultados, encadenando tres derrotas consecutivas, particularmente hiriente el 6-2 en Montilivi ante el Girona. Ese resultado cambió la percepción de muchas cosas y tanto en el cuerpo técnico como en la directiva aparecieron los recelos mutuos. El Assy, que había insinuado que pronto entablarían conversaciones de renovación, empezó con evasivas a las preguntas de la prensa sobre el particular. Las tensiones se incrementaron con el 'caso Pacheco' y la poca bola que se le daba a las apuestas de futuro del club.
El histórico triunfo ante el FC Barcelona justo en la jornada siguiente sirvió para apaciguar unas aguas que bajaban turbulentas, pero luego el equipo encadenó otros cuatro partidos sin ganar hasta la victoria ante el Valencia. En la dirección deportiva rojiblanca las dudas de ofrecerle la continuidad se acrecentaban, mientras Rubi empezaba a asumir que no merecía la pena prolongar su vinculación, sintiéndose víctima de una feroz campaña contra su figura por parte de un sector de la prensa almeriense que nunca le perdonó que el club apostase la salvación del equipo a su figura.
Rubi, que controla hasta la obsesión todo lo relacionado con su labor diaria, tanto interna como externamente, siempre ha tolerado bastante bien la crítica constructiva, pero empezaron a llegar críticas que pasaban de lo profesional para incidir en cuestiones personales. Fue entonces, seguramente tras lograr la primera victoria que se le resistía a domicilio, en Getafe, cuando decidió junto a su staff que su periplo como rojiblanco había tocado a su fin una vez cumplieran con el objetivo encomendado.
Sus detractores le afearán siempre la mala racha del equipo a domicilio y la facilidad para encajar goles (tercero que más recibió del curso), así como el cuestionable reparto de minutos entre algunos futbolistas que quizá hubieran merecido mayor protagonismo. También que en las cuatro finales disputadas durante su etapa (Alcorcón, Leganés, Valladolid y Espanyol) nunca se ganó. Sus defensores valorarán que vino con unos objetivos marcados, ascenso primero y permanencia después, y los cumplió. Eso y que el equipo, en fases, ha desarrollado un juego bastante vistoso.
El de Vilassar de Mar eligió cómo y dónde anunciarlo, reivindicando su papel durante estas dos intensas temporadas y parte de otra en las que, entre líneas, puede vislumbrarse que la relación con la entidad no siempre fue de absoluta cordialidad. Que en su adiós recordase que encontró a un club bastante "vacío" y que con el esfuerzo de su equipo se lograron las metas de permanencia, ascenso y, en particular, la revalorización de jugadores (necesidad imperiosa para Al-Sheikh), deja a las claras que se marcha con la conciencia tranquila. También aludió a que el próximo inquilino del banquillo unionista se encontrará unas estructuras creadas que anteriormente eran inexistentes y que adoptaba esa decisión para no entorpecer a la entidad en su planificación de futuro.
Rubi ya es historia de la UD Almería, siendo el segundo técnico que más partidos ha dirigido como rojiblanco e igualando a Unai Emery como el único capaz de subirlo a Primera y mantenerlo al año siguiente (Maguregui lo hizo con la ADA). Rubi se ha ganado por méritos propios un hueco en el corazón de todos los seguidores indálicos, de sus defensores pero también de la legión de detractores que en la noche del domingo en Cornellá asumieron con respeto su decisión.
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