Los 'Pía Club de Fútbol'
Los Rodríguez Torres tienen en el balón a otro familiar más y el terreno de juego es su habitación preferida Pía padre fue unos de los artífices del ascenso a Segunda de la UD
José Manuel Rodríguez Cortés, Pía; José Manuel Rodríguez Torres, Pía; Cristian Rodríguez Torres, Pía; y David Rodríguez Torres, Pía. Una familia que se reúne en torno a una mesa para comer y en las gradas de los campos de fútbol para animar al hermano mayor, o al mediano, o al pequeño. Incluso al padre que todavía retiene aquel exquisito toque que le llevó a la Segunda División. Una familia que casi le cede al balón sus apellidos porque el fútbol es parte de su vida.
El nombre futbolístico de Pía delata que son hijos del exfutbolista de Almería y Roquetas, el mismo todavía sigue el bastón de mando del mediocentro de CD Ejido veterano. Pero además, el físico también actúa como chivo expiatorio. Incluso por si hubiera alguna duda, uno los ve jugar y a la mente se le viene ese toque fácil, esa buena colocación y ese poderoso desplazamiento de balón que conquistaron tanto a la afición capitalina como a la roquetera. Aunque ha pasado algo más de una década de los mejores años del Pía futbolista, su hijo mayor, el que más se le parece una vez que se calza las botas, sí que recuerda a su padre mandando tanto en su casa como sobre el césped. "Sí que llegué a verlo jugar. En su mejor época yo era pequeño y no veía el fútbol como ahora", dice el mediocentro del CD Ejido que a sus 21 años está en el grupo IX de Tercera con un prometedor futuro por delante: "Nuestros padre un espejo no es exactamente para mis hermanos y para mí porque jugamos en diferentes posiciones, pero sí que es el mejor ejemplo posible. Nos da mucho consejos, pero me quedo con que nos cuidemos en la comida y en el descanso, que es la gasolina para luego rendir en el campo, y que en cada partido tienes que darlo todo".
Partido a partido, las temporadas pasan. Los Rodríguez Torres ya no son esos nenes que jugueteaban con papá con un balón, ahora son proyectos de futbolista con el ambicioso objetivo de dejar el nombre deportivo de Pía más alto de lo que lo hizo su padre. Para eso, hay que empezar por los campos más bajos, sentarse en la sala de estar de la casa, al amparo de una buena chimenea estos días que algo más de fresco ya se nota, y escuchar como si de historias de cuna se tratara los sabios consejos del cabeza de familia. "Yo siempre les he querido transmitir que estén rodeados de gente sana, sepan convivir con toda clase de personas y respeten y ayuden a sus compañeros y contrarios. Eso también es muy importante en el mundo del fútbol", asegura Pía padre, cuyo rol ahora ha cambiado y no mira desde el césped hacia las gradas en busca de su familia, sino que ahora está sentado en el graderío y su mirada se dirige hacia la defensa o el centro del campo en busca del Pía jugador: "Tratamos de ir junto a ver los partidos, sufro más animándolos en la grada que cuando yo jugaba".
¿Quién es el mejor de la familia? Para Pía padre, la pregunta es más complicada que tirar un penalti. El mayor de sus retoños sí que reparte halagos entre sus hermanos, con los que hasta no hace mucho compartía juguetes: "Para mí todos son buenos y tienen cualidades. Si me tengo que quedar con uno sería con mi hermano David. Me gusta mucho la tranquilidad y lo fácil que hace el fútbol". Así es la casa de los Pía, una familia en cuyo blasón se lee Club de Fútbol.
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