Pacheco, en la encrucijada

UD ALMERÍA | Contracrónica

Rubi deja claro que el problema está ya en el tejado del guardameta con el club

La dirección deportiva se mantiene firme en su postura de no dejarlo marchar salvo oferta convincente

Pacheco ataja un balón en la pretemporada marbellí ante la atenta mirada de Fernando / D.A.

Almería/El pasado 15 de noviembre Diario de Almería destapaba el pulso que Fernando Pacheco, guardameta de la UD Almería, mantenía con el entrenador y la dirección deportiva en relación a su rol en el equipo, ensombrecido por la titularidad de Fernando Martínez pese a haber firmado un contrato de cuatro temporadas en la creencia de que sería el portero referente. Su concurso en la primera vuelta se ha limitado a una extraña aparición a domicilio ante el Villarreal que luego no tuvo continuidad, lo que despertó las especulaciones.

Casi dos meses después de aquella información, con un Mundial y una atípica pretemporada invernal mediante, la situación ha empeorado notablemente. Así lo simbolizaba Rubi, visiblemente contrariado por el debate suscitado, al ser preguntado por enésima vez en su comparecencia de prensa tras la derrota ante la Real Sociedad debido a que esta vez tampoco fue convocado en beneficio de Diego Fuoli (tercer arquero): "El jugador tiene la decisión tomada pese a que lo hemos intentado convencer y no hay manera. Queremos solucionar ese problema que está enquistado, pero es un tema de club y jugador. Yo ya no tengo nada que ver".

El técnico catalán ha dicho basta viendo que el buen ambiente que había logrado construir en un vestuario repleto de egos puede saltar por los aires con este 'affaire'. Asumiendo que la solución resulta compleja, el de Vilassar de Mar lo deja todo en manos del club, cuya postura, según ha podido confirmar este periódico en las últimas horas, sigue siendo firme en el sentido de no dejarlo marchar en la presente ventana de enero salvo que llegue una oferta convincente que compense económicamente el gran esfuerzo que supuso su contratación (el meta extremeño es uno de los tres mejor pagados del plantel).

Con contrato hasta junio de 2026, la estrategia de su representante, el excolchonero Álvaro Domínguez (también lo es del capitán De la Hoz), de tensar la cuerda, puede estar encerrando a Pacheco en una cárcel de oro. Se ha hablado de la posible llegada del sportinguista Diego Mariño para compensar su pérdida, pero todo pasaría de forma incondicional porque la operación le interesase al Almería, al menos esa es la inalterable intención de la dirección deportiva comandada por Mohamed El Assy.

Pacheco hace de tripas corazón en los entrenamientos / D.A.

En este entuerto todas las partes han tenido algo de culpa. Fernando Pacheco por creerse que sería titular indiscutible sin pelearle el puesto día a día en los entrenamientos a Fernando Martínez, todo un Zamora de Segunda y pieza clave en el ascenso, que además posee el respaldo mayoritario de la afición. La dirección deportiva por firmar a un portero de primera fila sin calibrar las posibles consecuencias de la decisión, si bien la primera opción fue el argentino Marchesín, quien finalmente recalaba en el Celta de Vigo. Y el propio Rubi, que quizá no haya gestionado la bomba de relojería que tenía entre manos con el tacto necesario, repartiendo por ejemplo algo mejor los minutos. En su descargo, el preparador rojiblanco puede alegar que el cancerbero extremeño ni siquiera dio margen a ser alineado en la eliminatoria copera frente al Arenteiro antes de declararse en rebeldía.

Ahora, con todo el lío expuesto de forma descarnada a la luz pública, parece realmente difícil que pueda llegarse a un punto de acuerdo. Pacheco se ejercita con aparente normalidad, pero la desidia y desmotivación por la situación personal que atraviesa están ahí, sabedor de que salvo giro inesperado de los acontecimientos que le abra la puerta de salida o que se limen asperezas, tendrá difícil entrar en las convocatorias.

Hay veintidós días de margen para obrar el milagro y una cosa queda meridianamente clara. Ni al Almería le interesa pagar un salario estratosférico para ni siquiera sentarlo en el banquillo ni el jugador puede permitirse mantener este absurdo pulso eternamente. El partido de la opinión pública, que se juega en las gradas, también lo tiene perdido por las formas adoptadas, aunque muchos aficionados a priori defendían que con paciencia acabaría jugando, ahora ya piden que se traspase, se ceda o se rescinda ante la surrealista situación generada.

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