Lesiones frecuentes en el golf (II)
La consulta de especialista
En esta segunda entrega relacionada con la práctica del golf, vamos a tratar de explicar dolencias habituales como la epicondilitis, la epitrocleitis, la estiloiditis o la fractura del hueso ganchoso de la mano

Como ya comentamos en otro artículo, en el deporte del golf existe un instrumento que permite que golpeemos la bola con precisión; de la manera que sujetemos el palo de golf, su longitud e incluso su composición, puede condicionar una serie de problemas. Es un deporte muy técnico que exige de una enseñanza previa mediante un profesor de manera que se depuren los posibles errores técnicos relacionados con su práctica.
Vamos a describir, de una forma, más pormenorizada, las dolencias más habituales relacionada con su práctica.
Las lesiones más frecuentes en el miembro superior:
El Grip del palo o empuñadura, según se agarre el mismo y la calidad de éste, nos podrá condicionar la aparición de una epicondilitis (tendinitis de la musculatura de la parte lateral del codo, también muy frecuente en el tenis o el pádel), o la aparición de una tendinitis de los tendones de la mano si el palo se agarra con demasiada fuerza. El dolor se aprecia en la región lateral del codo, justo en el relieve óseo y se puede reflejar hasta la mano por todo el antebrazo. En las fases iniciales, el dolor solo se produce cuando se realiza el ejercicio y cede en reposo; pero cuando la inflamación está muy instaurada y de tiempo de evolución, puede doler al realizar gestos tan sencillos como el afeitado, abrocharse una camisa o comer. En epicondilitis más acentuadas puede incluso dificultar el sueño, llegando a despertar por la noche.
La epitrocleitis es similar pero afectando a la zona medial o interna del codo. Se produce, sobre todo, en los jugadores principiantes, al golpear el palo contra el suelo y levantar la típica "chuleta".
El tratamiento inicial consiste en reposo deportivo, toma de antiinflamatorios, y frío local. El tratamiento rehabilitador está indicado para acelerar la recuperación, reduciendo la inflamación y mejorando la movilidad. Es importante realizar estiramientos varias veces al día para ir acostumbrando a los tendones del codo al estiramiento y contracción que sufren durante la práctica del golf. Puede ayudar el uso de un brazalete que se coloca en la raíz del antebrazo sobre todo cuando vayamos a jugar de nuevo.
Cuando, a pesar de todo lo anterior, no se produce mejoría, se puede realizar una infiltración. El corticoide es la primera opción, se infiltra en el punto más doloroso del codo. Se pueden infiltrar hasta en tres ocasiones, separadas cada una por una semana a diez días. Es importante seguir realizando los ejercicios de estiramiento. La tasa de recaídas puede llegar al 30% de los pacientes.
Otra opción de infiltración es mediante plasma rico en factores de crecimiento. El proceso de obtención de los factores de crecimiento. En primer lugar, se le extrae al paciente una pequeña cantidad de sangre. Se coloca en una máquina llamada centrifugadora que lo que hace es separar las diferentes células que forman parte de la sangre. Las células que transportan el oxígeno (hematíes) y las células defensivas (leucocitos) se quedan en el fondo del tubo de ensayo, y las plaquetas se colocan en la parte más superficial, lo que permite extraerlas con facilidad. Se colocan en una jeringa y se prepara para infiltrarla en el tejido donde se evidencie la lesión. Este procedimiento se puede repetir en varias ocasiones hasta que se produzca la curación de la lesión. La última opción de tratamiento si todo lo demás no funciona, es la cirugía.
Debido a los movimientos repetidos de la muñeca hacia el pulgar o hacia el meñique, se producen pequeñas colisiones entre el radio y cúbito (huesos de la muñeca) y los huesos del carpo (huesos de la mano). El paciente acude a la consulta, refiriendo dolor sobre la estiloides radial (en la base del pulgar). Aumenta el dolor a la extensión y separación forzada del pulgar, o bien dolor en el borde cubital de la muñeca (base del dedo meñique) cuando ésta se desvía en la dirección del dedo meñique. También suele haber dolor a la palpación de dichas localizaciones en la mano y la muñeca debido a la inflamación, e incluso, en ocasiones, puede afectar al descanso nocturno. El diagnostico es clínico, pero siempre conviene realizar Radiografías de muñeca.
Una vez se tiene el diagnostico, el tratamiento debe de ser conservador. Engloba reposo deportivo, muñequeras que incluyan al de primer dedo, pomadas, antiinflamatorios orales, calor seco suave o hielo en función de la inflamación, y finalmente tratamiento rehabilitador. Dentro del tratamiento rehabilitador, el láser es una muy buena opción. A diferencia de lo que ocurre con la epicondilitis, el tratamiento rehabilitador con esta entidad, obtiene resultados menos satisfactorios.
La reeducación en los gestos técnicos es una de las opciones que asocian una mejor tasa de recaídas. El cambio en la técnica del golpeo de la bola es fundamental para evitar recaídas.
Es un hueso de la muñeca que se encuentra en la base del 4º y 5º dedo de la mano.
Su nombre lo recibe de un pequeño gancho que sirve para proteger una estructuras vasculares y nerviosas que discurren por la palma de la mano. El movimiento forzado del palo contra la palma de la mano provoca la ruptura de ese gancho, como ocurre en el golf, el pádel o el béisbol. Se produce dolor en la mano, en la región del 4º y 5º dedo que pueden inflamarse a la vez e incluso notar calambre y sensaciones raras en la mano debido a la compresión del nervio que produce la inflamación secundaria a la fractura. Se debe realizar una Rx aunque, en ocasiones, no es fácil verlo y puede pasar desapercibida. Se confirma mediante una resonancia magnética. El tratamiento inicial suele ser una inmovilización con una escayola durante 3-4 semanas. En el caso de que la separación entre el gancho y el resto de hueso fuera muy importante o el paciente siguiera refiriendo molestias, se debe extirpar el gancho de dicho hueso mediante cirugía.
También te puede interesar
Lo último