Gracia: fe, trabajo y 'flor'
El pamplonica supo reponerse de dos baches de malos resultados en una temporada en la que el Almería nunca abandonó la zona de play off con un juego que alternó brillantez y mediocridad.
Fe, contancia y la pizca necesaria de suerte son los adjetivos que pueden calificar el retorno de la UD Almería a Primera dos años después del descenso y seis desde el último ascenso. Fe porque incluso en los peores momentos de la temporada el grupo creyó en sus posibilidades. Constancia en el trabajo de Gracia y su cuerpo técnico, que a finales de abril, coincidiendo con la derrota en la Nueva Condomina de Murcia, vivía su peor momento en el banquillo rojiblanco. Pero vayamos por partes.
Pretemporada a pedir de boca
El nuevo proyecto unionista tras la decepción que supuso no acceder al play off en la etapa de Alcaraz y Boquerón Esteban se puso en manos de un entrenador que venía de una aventura en el fútbol griego y traía una propuesta ofensiva.
En la confección del equipo iba a resultar determinante el fichaje de Charles, procedente del Córdoba, si bien la adquisición de Casquero fue la que más atractivo despertó entre los aficionados de cara a la campaña de abonos. Mientras el club fidelizaba a los 5.000 de siempre, el equipo cuajó una pretemporada de ensueño, superando a todos los rivales, algo que tuvo continuidad en el arranque liguero.
Inicio esperanzador
El tórrido mes de agosto trae las victorias ante Barcelona B, Xerez y Castilla, pero la visita a Sabadell supone el primer revés del curso al encajar un abultado 3-0 en La Nova Creu Alta. Con todo, el equipo sigue dando la talla manteniéndose jornada tras jornada en la zona noble de la clasificación, alternando triunfos de mérito con pinchazos en casa, pero fortaleciéndose.
Bajón en diciembre
Nada hacía presagiar el bajón que experimentó el equipo en diciembre, cuando Lugo, Elche y Alcorcón se impusieron a los rojiblancos de forma consecutiva e hicieron sonar las primeras alarmas, pese a que el juego en ese tramo de la competición era potable.
Regalo de Reyes en Girona
Las dudas se habían instalado en el plantel unionista, que arrancó 2013 visitando Montilivi tras unas agridulces navidades y las operaciones de entrada y salida ejecutadas por la directiva. Las dudas se aplacaron con un testarazo del atacante del filial Chumbi cuando el partido buscaba el minuto 90. Aquel triunfo iba a resultar balsámico, pues sirvió a Gracia para engrasar la maquinaria y alcanzar el mejor fútbol de todo el curso en los duelos caseros ante Sabadell y Ponferradina, saldados con goleadas (5-1 y 4-1) y vistosidad.
El segundo bache
La buena senda se cortó de forma inopinada tras ganar en el Rico Pérez por 0-2, coincidiendo con la lesión de Jonathan. Siguieron las inmerecidas derrotas ante Las Palmas o Córdoba, unida a la del Sporting, que a la larga provocarían que el fútbol de los rojiblancos perdiera frescura, pese a los espejismos de las victorias contra Huesca y Recreativo. Las sensaciones ya en el mes de abril no eran buenas y se corroboraban con la derrota en Anduva, un empate casero frente al Numancia y la que hizo saltar todas las alarmas, caer en Murcia dejando una pésima imagen.
Introspección y autocrítica
Solo una reunión de todos los jugadores en el vestuario con el cuerpo técnico en la que se dijeron las verdades del barquero, unida a la paciencia de Alfonso García con Gracia, permitía que cuando peor pintaban las cosas el equipo enlazara cinco victorias consecutivas, para dejar escapar el ascenso directo en El Madrigal pese al buen juego exhibido.
Un play off de infarto
La promoción era el premio de consolación y supo aprovecharlo tras una ronda de infarto ante Las Palmas y eliminar al Girona en la decisiva.
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