Francisco, la ilusión necesaria
UD ALMERÍA | Ida y Vuelta | Opinión
El almeriense reúne el perfil que motivaría de nuevo a la afición
Con su vuelta para acometer el ascenso cerraría un círculo
Almería/El Almería le debe a Francisco la posibilidad de un desquite y Francisco está dispuesto a desquitarse. Sería un ejercicio de justicia poética que el técnico de la casa, al que Alfonso García despidió de mala manera en la pista de un aeropuerto antes de tomar el vuelo de regreso desde Eibar, obviando cualquier norma de cortesía y olvidando que el curso anterior lo había salvado de la quema con un plantel muy justo, acabara devolviendo al equipo de su ciudad a la élite, esa élite que se perdió para no volver a recuperarse la temporada en la que se prescindió del almeriense.
Con un jeque al mando cualquier cosa es posible. Incluso que José María Gutiérrez se siente el sábado en el banquillo ante el Fuenlabrada (cosa que dudo por resultados y sensaciones), pero hay que asumir que la relación con el vestuario está quebrada y es hora de apostar por una figura que reilusionaría nuevamente a la alicaída afición indálica, dejándonos de exotismos tipo Luis Fernández, que entre otras cosas lleva muchos años retirado de la primera fila futbolística.
No se dejen engañar, en el actual Almería todo emana de una cabeza visible y el resto de personas bailan a su son, por lo que a día de hoy solo una persona sabe a ciencia cierta qué va a ocurrir con Gutiérrez y quién va a ser su sustituto. Pero en esta época de intereses desmedidos, de agentes que se lo llevan calentito en las ventanas de fichajes con contrataciones innecesarias, ahora que lloverán los ofrecimientos, es casi un ejercicio de responsabilidad sugerir que Francisco podría ser la persona idónea para tomar las riendas de nuevo.
Imagínense un tercer ascenso con un almeriense en el banquillo en el faraónico proyecto del jeque saudí. A muchos aficionados, solo con imaginar la posibilidad, se le ríen los huesos. Y ya no es solo un capricho de paisanaje, sino que cabe recordar que durante todo este tiempo alejado de los terrenos de juego (casi firmando por el Granada en su día, casi firmando por el Espanyol y casi firmando por el Celta), Francisco ha estado formándose tácticamente y puliendo sus dotes de mando.
Ha visitado los entrenamientos de los mejores profesionales e incluso ha mejorado su inglés, es un técnico del siglo XXI y está rodeado por un equipo de primer nivel y gran conocedor de la idiosincrasia rojiblanca, como es el conformado por José Ortega como segundo y Sergio Pardo en la parcela física.
Si después de 18 años de desempeño profesional viendo sesiones de preparación casi a diario tuviera que apostar por una cara nueva para el banquillo y alguien pidiera esta modesta opinión, no dudaría en sugerir el nombre de Francisco Rodríguez Vílchez. Un pálpito me dice que él nos devolvería a Primera, cerrando de este modo un círculo vital y restañando una vieja herida que, como almeriensista de pro, guarda aún abierta. Hágase, Turki al-Sheikh.
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