Mascarillas y el sol

LA CONSULTA DEL ESPECIALISTA

Se recomienda usar un protector solar para la cara aunque llevemos puesta una, ya que así tendremos doble protección: contra el coronavirus y contra las radiaciones UV

Mascarillas y el sol / Málaga Hoy
Dr. Antonio Ríos

30 de mayo 2020 - 19:43

Almería/Desde hace unos días, se puede hacer uso de piscinas y de playas, como un mes de mayo o junio cualquiera. Sin embargo, este verano está muy lejos de ser normal. Aunque parece que el coronavirus está dando una tregua con una menor incidencia de contagios y muertes en nuestro país, no así en lugares como Brasil o Reino Unido, la amenaza sigue ahí fuera. Hemos desarrollado una conducta para poder realizar una vida relativamente normal, dentro de lo que cabe (nos distanciamos de amigos y familia, usamos gel hidroalcohólico para desinfección de manos y superficies, y salimos a la calle con mascarilla para ir al supermercado o a trabajar).

Hablemos de esto último. La mascarilla se ha convertido en una pieza imprescindible para salir de casa, en cualquiera de sus formas: higiénicas, caseras, quirúrgicas o FFP2. El hecho de llevar mascarilla ahora que el calor y el sol comienza a apretar, nos puede hacer pensar que ya no necesitamos usar protector solar en la cara, puesto que estamos tapados. ¿Las mascarillas que usamos protegen del sol? ¿Debemos usar protector solar para salir a la calle aunque usemos mascarillas?.

Radiaciones solares

El sol emite radiaciones, de las cuales nos importan las ultravioleta A y B al llegar a la Tierra (UVA en un 97% y UVB en el 3% ). La radiación UVA provoca efectos a largo plazo, como fotoenvejecimiento, fotosensibilación y melanoma. En cambio, la UVB es la responsable del enrojecimiento inmediato de la piel, la fotoinmunosupresión, la pigmentación de la piel y el cáncer cutáneo no melanoma.

El organismo no está indefenso completamente de las mismas, puesto que en la piel existen unas células denominadas melanocitos. Estos contienen una molécula llamada melanina, que absorbe parte de las radiaciones, y curiosamente es la que nos da el color de la piel. El color está determinado por la cantidad y tipo de este pigmento. La exposición al sol inicialmente genera irritación, que se traduce en un enrojecimiento y ardor, y luego, por la estimulación de las células antes citadas, coloración cutánea más oscura, o comúnmente llamada bronceado.

Las radiaciones UVA y UVB son, en parte, filtradas por el ozono en la atmósfera, por eso es tan importante la problemática del agujero de ozono, sobre todo se filtra la B que llega en menor cantidad. Estas radiaciones, además de producir los efectos antes citados, impactan contra el material genético de las células de la piel, o sea el ADN, y generan mutaciones, que en algunos casos se pueden traducir en la transformación hacia una célula maligna que generará posiblemente un cáncer.

Las radiaciones solares que se van a absorber dependen de varios factores:

-Época del año. Hay una mayor radiación en verano que en invierno.

-Horas del día: el sol azota más en las horas centrales.

-Altitud: A mayor altitud, menor protección contra las radiaciones UV.

-Clima: las nubes absorben parte de la radiación UV.

Factor de protección ultravioleta

El grado de protección que un elemento proporciona frente a los efectos adversos de la luz solar es comúnmente conocido como factor de protección solar. Se define como la razón entre el tiempo umbral para causar un ENROJECIMIENTO de la piel cuando está presente un elemento de protección y el tiempo umbral para causar el mismo efecto cuando no hay ningún tipo de protección. Si una persona puede permanecer 10 minutos expuesta al sol hasta que su piel se enrojece, utilizando una crema o tejido con un factor de protección de 15 podrá permanecer 150 minutos en exposición hasta que se queme. A nivel textil se usa el FACTOR DE PROTECCIÓN ULTRAVIOLETA para medir el grado de protección de un tejido frente al sol. Se miden ambas, UVA y UVB. A nivel crema o protector solar, se mide el FACTOR DE PROTECCIÓN SOLAR y solo las UVB.

Un tejido tendrá un FACTOR DE PROTECCIÓN aceptable cuando sea capaz de bloquear o absorber la radiación UV y dejar traspasar poco o nada. Hay varios factores que influyen:

-Color: colores oscuros o brillantes absorben más radiaciones que los colores claros.

-Material de fabricación y densidad del mismo. Si no conseguimos ver la luz a través del tejido es buena señal. Hay materiales específicos que repelen o bloquean el sol y deben estar etiquetados como tal.

-Tamaño: Cuanto mayor sea la prenda y más área cubra, mejor.

¿Las mascarillas protegen?

Hay varios tipos de mascarillas que circulan:

-Mascarillas quirúrgicas: son las que tienen una triple capa, las de dentro y fuera son de poliéster y la capa central es de polipropileno. La parte que mira hacia el exterior es la de color azul o verde, y la capa de color blanco es la que debe estar en contacto con la cara. Esta mascarilla EVITA LA PROPAGACIÓN DEL VIRUS SI LO TENEMOS. Todo se queda en la mascarilla. En cambio, no protege de forma eficaz si alguien con coronavirus tose o estornuda cerca. Es la que se debe llevar cada vez que salimos a la calle. En la fase en la que estamos, evitar la propagación es crucial. Si voy al supermercado hay que llevarla. Lo mismo si acudimos a sitios cerrados o salimos a la calle. Si hay que toser o estornudar, se hace con la mascarilla puesta, es una obviedad, pero no todo el mundo lo hace.

-Mascarillas FFP1: Son las siguientes en efectividad siendo alrededor del 80%. Retienen bacterias y virus provenientes de nuestro organismo y evitamos contagio.

-Mascarillas FFP2: Están hechas de un material denso que impide tanto la propagación del virus, como las anteriores, y también que nos contagiemos si alguien infectado nos tose o estornuda cerca. Su efectividad es del 92%.

-Mascarillas con válvula ya sean FFP2 o FFP3: son muy efectivas para evitar que seamos contagiados. Pero hay un problema: la válvula. Es un sistema que evita que entre cualquier partícula a la boca o a la nariz, pero no filtra ni regula lo que sale de la boca o la nariz. Estas mascarillas evitarán que nos contagiemos, pero NO EVITAN QUE PODAMOS CONTAGIAR. No hay filtro de salida del aire de la boca o la nariz. Cuidado con eso. Su efectividad es del 98%.

-Mascarillas caseras: Dada la escasez de mascarillas, se ha popularizado el hecho de fabricar en casa mascarillas. Incluso el propio Ministerio de Industria ha publicado una guía de 33 páginas acerca de la fabricación casera de las mascarillas. No hay un criterio unánime en cuanto a los materiales a usar. Ni siquiera la propia guía oficial lo cita. Sin embargo, en lo que sí hay acuerdo es en que debe ser multicapa, como las mascarillas quirúrgicas que tienen 3 capas.

No he encontrado ninguna evidencia que apoye que las mascarillas que usamos sirvan como pantalla para protegernos de la radiación UV, ni por el tipo de tejido ni por las propiedades de los mismos. Sí que hay mascarillas especiales que se usan para pescar, escalada, surfear o deportes al aire libre que nos libran de dichas radiaciones ultravioleta. Son tipo “braga” de las que se usan en invierno para protegernos del frío en la cara y el cuello. Nada que ver con las mascarillas usadas para evitar contagios. Están fabricadas de algodón y elastano. El nivel de protección ultravioleta es superior al 50. Pero hay un problema y serio: en sus especificaciones no recoge ninguna información relativa a la protección frente al COVID-19.

No existe la mascarilla perfecta. Se recomienda usar un protector solar para la cara aunque llevemos puesta la mascarilla. De esta manera, tendremos doble protección: contra el coronavirus y contra las radiaciones UV.

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