Crisis a la vista (0-2)

Almería-alavés · la crónica

Un rácano Alavés se lleva la victoria gracias a un gol tempranero de Raúl García y otro de Toquero al final. Dominio infructuoso del Almería Gol legal anulado a Chuli con 0-1.

Foto: Javier Alonso
Foto: Javier Alonso
Paco Gregorio, Almería

20 de septiembre 2015 - 17:00

La UD Almería no acaba de arrancar. Eso o que después de cinco jornadas sigue en construcción, como prefiere Sergi definir el asunto. La tozuda realidad es que el equipo rojiblanco sale a dos goles encajados por partido entre Liga y Copa y no se termina de encontrar el remedio para dicho mal. Ya nin siquiera marca.

Ayer ante el Alavés el problema no fue defensivo, con una línea de zagueros bastante seria y ordenada hasta la expulsión de Dubarbier, cuando los unionistas tuvieron que lanzarse al ataque, si bien hay que apuntar que ni Toquero ni Barreiro, los estiletes de Bordalás, estuvieron especialmente incisivos.

Fueron los de Sergi dueños absolutos de la primera mitad, dominadores de principio a fin, pero una falta directa magistralmente lanzada por el exrojiblanco Rául García (otra vez el maldito balón parado) ponía en ventaja al cuadro vasco a los 8 minutos y desde ese instante plegaban velas, con todo el plantel detrás del balón a la espera de sorprender al rival en algún contragolpe.

El Almería tenía el esférico en su poder, pero cuando se aproximaba al área vitoriana se le apagaba la luz, mostrando una desquiciante ineficacia ofensiva, sobre todo a cargo de Eldin, que dispuso de las mejores ocasiones en el primer acto. El bosnio no supo definir en el área pequeña un buen centro de rosca servido por Michel ni tampoco una gran asistencia de Chuli tras irse de varios contrarios. El balcánico también participó en una combinación con Montoro, con pared aérea incluida, culminada en una volea del mediocentro que salió desviada.

Al descanso se llegó con la ventaja visitante por la mínima, pero se palpaba la remontada, más aún cuando Sergi decidía dejar en el vestuario a un desafortunado Eldin (habrá que verlo en la izquierda antes de crucificarlo) para dar entrada a Pozo, cuya aportación dejó bastante que desear.

Todo el planteamiento se vino abajo por un exceso de ímpetu de Dubarbier, quien en el intento de robar un balón se lanzó al piso llevándose por delante a Juli y viendo la segunda amarilla, aunque la acción tenía marchamo de roja directa.

Con un efectivo menos el catalán recompuso su zaga dando entrada a Morcillo en el lugar de Iago Díaz, pero no renunció al ataque. El Alavés había dado un par de sustos por medio de Guichón, con sendos disparos que se marcharon fuera.

Del juego medianamente elaborado se pasó a la 'estrategia' de colgarle balones a Chuli para que el ariete se buscara la vida fajándose con Pelegrín. Pero iba a ser en un córner botado por Quique donde el Almería rozó el empate. De hecho lo consiguió, pero Areces Franco lo anulaba sin razón por fuera de juego de Chuli, que cabeceó en el segundo palo un balón suelto tras el testarazo inicial de Cuéllar.

El bajón de moral por el tanto no otorgado coincidió con el festival amonestador del colegiado asturiano, que mostró ocho tarjetas amarillas a los locales, dos de las cuales acarrearon la expulsión de Dubarbier, que curiosamente fue el único castigado por soltar una patada.

De ahí hasta el final el Almería generó poco peligro, desgastado por jugar con uno menos toda la segunda mitad y el sofocante calor que hacía, circunstancia que Toquero aprovechó para sentenciar en el descuento. Crisis a la vista en un equipo llamado al ascenso.

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