Como aquella Agrupación de Maguregui

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Este equipo sigue empeñado en reverdecer viejos laureles, los de la AD Almería en el Franco Navarro durante aquella mágica temporada 79/80, mostrándose inexpugnables como locales

Rioja, que volvió a estar tan incisivo por banda como errante en la definición, intenta zafarse de la marca de Salvador. / Javier Alonso
Ramón Gómez Vivancos-García Ramón Gómez Vivancos-García

05 de noviembre 2018 - 02:34

Todoen orden. Este equipo sigue empeñado en reverdecer viejos laureles, los de la AD Almería en el Franco Navarro durante aquella mágica temporada 79/80. Aquel conjunto se mostraba inexpugnable como local en su debut en Primera División, incluso frente a los grandes. Como sucedió antaño, los debutantes en la categoría de la UD Almería se están dejando el alma, al igual que hicieron Juan Rojas, Piñero o Paniagua; los Corpas, Rioja o Chema continúan creciendo como si cada partido fuera el examen final de sus carreras futbolísticas. Lástima que a los de Fran Fernández les esté ocurriendo algo similar que a los de Maguregui, pues en ambos casos los guarismos de locales y de visitantes se parecen como un huevo a una castaña. 13 de 18 puntos en el Estadio Mediterráneo, 4 de 18 lejos de él, cifras que lo dicen todo, pero ya habrá tiempo de analizar el porqué de esa abismal diferencia. Ahora toca estudiar las claves de otra victoria a los puntos, minando al rival segundo a segundo. Ocurrió frente a Las Palmas, por mentar a un grande, y ayer ante el Sporting. Los contrarios siempre comienzan jugándole de tú a tú a los rojiblancos, para posteriormente ir diluyéndose como un azucarillo. La explicación sigue siendo la misma expuesta en estas últimas misivas, el imponente estado físico de un conjunto que aun con el marcador en contra (otra prueba de fuego superada) no pestañea lo más mínimo, ejecutando su plan de cabo a rabo. Y si no está Eteki o cualquier otro, el compañero lo suple con garantía. Anoche le tocó a Arzura, pero como se demostró en Copa esta plantilla, incluyendo a los del filial, responde a las mil maravillas. Plantar cara a este Almería en el Mediterráneo va camino de convertirse en una tortura futbolística. El culpable de este despliegue, de este compromiso sin igual, sigue teniendo nombre y apellidos: Fran Fernández, no cabe otra. Se vence por pasión, por entrega, por disciplina y hasta por florituras al hilo de la confianza generada. Y no lo olvidemos, también por colocación. Resulta complicado encontrar a este equipo desubicado sobre el césped. A ver cuánto dura todo esto, pero si estos atributos se trasladaran a los estadios de los adversarios, se podría estar hablando de otros objetivos. Al igual que siempre se ha alabado al técnico almeriense desde estas líneas, no se va a obviar cierta actitud presuntuosa observada en Fran Fernández tras el choque. Desde mi punto de vista, en la rueda de prensa post-partido sobró aludir a los que vaticinaban un futuro negro a su equipo. No venía a cuento Fran, porque tú mismo sabes que el trabajo no siempre garantiza el éxito, y los que estamos al pie del cañón semana a semana tenemos que opinar en el mismo instante, se acierte o se yerre. Igualmente, ante las quejas arbitrales de Baraja, el hecho de no mencionar el gol legal anulado en la segunda mitad al Sporting, que habría puesto en ventaja a los gijoneses, no ayuda a un técnico que a base de humildad y laboriosidad se está forjando un futuro envidiable en el mundo del fútbol. No cambies, Fran.

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