El Almería, ¿en riesgo de 'piramización'?
UD ALMERÍA | Análisis
A la crisis deportiva se une una incipiente brecha institucional al alejarse el club más que nunca de la afición rojiblanca desde que Turki Al-Sheikh se convirtiera en el propietario
Muchos seguidores echan en falta que la directiva dé la cara y empiezan a ver similitudes con la venta del Pyramids egipcio, anterior club del jeque saudí
Almería/A la honda crisis deportiva derivada de verse incapaces de ganar un partido en lo que va de Liga, la UD Almería está uniendo en las últimas semanas una incipiente brecha institucional que comienza a erosionar la gestión de Turki Al-Sheikh al frente del club a ojos de buena parte de la afición rojiblanca. Y es que desde que el jeque saudí se hiciera con la propiedad de la entidad en agosto de 2019 quizá sea la vez en que los seguidores se sienten más alejados que nunca de la institución, demandando a la directiva unas explicaciones que no acaban de llegar.
Muchos abonados y simpatizantes ya comparan la situación con la vivida en el anterior club del ministro, el Pyramids egipcio, al que vendió al poco tiempo de adquirirlo. En junio de 2018 compraba el modesto Assiouty Sport, cambiándole la denominación por Pyramids FC, para pelearle el título al todopoderoso Al Ahly, si bien acababa transfiriéndolo menos de un año después, en febrero de 2019, tras un primer amago en septiembre de 2018 del que se retractó.
Los artículos existentes acerca del proceso en la prensa árabe hablan de que "hubo un largo periodo de tensiones con los aficionados y con el Al-Ahly (del que había sido nombrado presidente honorario en diciembre de 2017)" y optó por deshacerse del mismo para asumir nuevos retos traspasándolo al inversor emiratí Salem Saeed Al-Shamsi.
Aquella salida trajo consigo su desembarco en Almería. La historia ya es conocida, si bien antes se sondearon otras opciones como Udinese o Parma en Italia (esta última estuvo a punto de concretarse), el Middlesbrough en Inglaterra o el Dijon en Francia. Del mismo modo hubo contactos con los propietarios chinos del Granada, sin llegar a fructificar. La elección final de la UDA tuvo que ver con el hecho de no acumular excesiva deuda, ya que Alfonso García Gabarrón había saneado bastante la entidad en sus últimos años de mandato, cerrándose la operación en 18 millones de euros.
Tras el éxito del ascenso a Primera y la permanencia de la mano de Rubi, la marcha deportiva se ha torcido esta campaña y todo ello ha coincidido con la desaparición de Al-Sheikh de la escena. Centrado en sus asuntos como responsable de la autoridad saudí de entretenimiento, el presidente de la UDA dedica ahora más tiempo en sus redes sociales a promover combates de boxeo que a ocuparse del futuro del equipo, algo muy habitual hasta hace unos meses. Su última aparición pública, de hecho, data del pasado mes de junio, cuando se personó en Cornellá para el decisivo duelo por la permanencia ante el Espanyol.
Lo que para el aficionado de a pie resulta aún más descorazonador si cabe es que nadie del equipo directivo haya salido a la palestra para despejar las incógnitas que se ciernen sobre el futuro. Mohamed El Assy, director general y deportivo, no habla desde que lo hiciera en la ventana internacional de octubre, cuando volvió a reiterar en varias ocasiones que el equipo no bajaría a Segunda División. Los resultados desde entonces y la tozuda realidad de haberse convertido en el peor equipo de las grandes ligas europeas siguen sin darle la razón, si bien la salvación continúa estando a 6 puntos de diferencia (a expensas del Mallorca-Cádiz de este miércoles).
Tampoco está nada claro qué ocurrirá con la segunda fase de ampliación del Power Horse Stadium, clave por cuanto representaría la supresión definitiva de las pistas de atletismo y el incremento del aforo, así como de la prometida Ciudad Deportiva. En este aspecto cabe recordar que se acometió una inversión de once millones para adquirir unos terrenos de la Junta en El Toyo donde debe ir la futura Academia, pero no pocas voces recuerdan que primero el club debería marcar un rumbo, ya que formar jugadores para el futuro no casa con la política actual de compraventas. La sospecha a día de hoy es que ambos proyectos están congelados ante la deriva deportiva del equipo.
Las jornadas avanzan, Garitano sigue sin dar con la tecla que haga reaccionar a una plantilla confeccionada a golpe de talonario (con 50 millones de gasto fue la segunda mayor inversión de la competición solo superada por el Real Madrid) y los fans se sienten huérfanos de una figura que les indique el camino que la UDA va a describir en las próximas semanas a todos los niveles, deportivo, social y de las prometidas y necesarias infraestructuras.
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