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UD Almería-Sporting de Gijón | Crónica
Definitivamente este Almería mira hacia arriba. Quizá la de anoche ante el Sporting fuera la definitiva prueba del algodón para que esta tropa empiece a creérselo. Con el sufrimiento habitual, remontada incluida a base de fe y alma, pero cuarta victoria consecutiva en casa frente al Sporting tras las cosechadas ante Zaragoza, Reus y Las Palmas.
El patrón es evidente y dicta que los de Fran Fernández progresan adecuadamente y van en clara trayectoria ascendente. Antes de medirse a los gijoneses, todo un Primera venido a menos que pasa su particular travesía del desierto para reinventarse, existía el regomello de ver si el equipo se distanciaría de la zona caliente o se abocaría de nuevo a ella, pues tres puntos marcaban las distancias con la parte alta y también la baja.
La respuestas de los pupilos de FF sobre el campo fue contundente. Más aún por cómo se dieron las cosas de salida. Rubén Baraja planteó un partido en el que cedía con descaro el balón al cuadro indálico, en la creencia de que endosándoles la posesión los pondrían en dificultades.
El maquiavélico plan trazado por el discutido preparador sportinguista estuvo a punto de salirle a pedir de boca, más aún cuando a los diez minutos se ponían por delante gracias a una desafortunada acción nacida en un saque de banda de Andoni.
El balón enviado por el lateral vasco era interceptado en la línea de medios asturiana, montando una peligrosa contra que cogió a los centrales rojiblancos desprevenidos. Owona acudió a tapar el perfil zurdo, propiedad de Saveljich, donde Djurdevic recibía un balón llovido. Lo bajó, giró sobre sí mismo ante la pasividad del camerunés, buscó la banda e incluso se permitió el lujo de dribarlo antes de centrar.
Owona tuvo dos ocasiones para cortar con falta la acción sin incurrir en penalti, pero no lo hizo y esa actitud contemplativa provocó que el balón llegase al corazón del área, donde Pablo Pérez, solo por el despiste en la marca de Saveljich, empujaba a la red con el pecho.
Pero a este Almería le va la marcha y se crece en la adversidad. A Corpas, que ya le había tomado el pulso al duelo por la diestra, se le unió Rioja por la zurda, encontrando a Juan Carlos Real en segunda línea, con la mala fortuna de que el gallego no estuvo acertado en la finalización.
Primero Mariño le tapó el ángulo cuando se vio solo ante el arquero tras un buen saque de banda de Romera y luego optó por golpear con el interior en lugar del empeine tras recibir en la frontal un buen servicio de Rioja tras un espectacular slalom del sevillano.
Los almerienses estaban llamando al gol y llegó en un envío de Andoni para Álvaro Giménez, que tras ganar la posición forzó el penalti de Molinero al ser arrollado. Él mismo se encargaba de ejecutarlo engañando a Mariño. Eran los mejores minutos locales, ratificados con una preciosa triangulación colectiva iniciada en una banda y concluida en la contraria que mereció el aplauso general de la grada aunque quedase abortada por fuera de juego del propio Álvaro Giménez.
La propuesta rácana del Sporting no varió un ápice en el segundo acto. Rioja pudo establecer el 2-1 de salida, pero primero mandó fuera una volea franca y luego no llegó a un buen centro de Corpas.
El Sporting la tuvo en un buen remate de Cristian Salvador a la red anulado por un fuera de juego bastante protestado por los asturianos. Y del 1-2 se pasó al 2-1 en otra jugada iniciada en un costado y concluida en el contrario, esta vez con un gran disparo raso y cruzado de Andoni tras asistencia de De la Hoz. Todavía Carmona pudo firmar tablas, pero su golpeo de falta directa era repelido por el poste. Un triunfo para pensar en cotas mayores.
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