El Almería sigue siendo una comparsa defensiva y el Girona lo castiga (5-2)

Almería/Gaizka Garitano va a tener que sudar tinta si quiere sacar algo positivo de un equipo que no sabe defender y tira sistemáticamente por tierra la eficacia que sí demuestra en el aspecto ofensivo. La primera parte en Montilivi fue digna de diván de psicoanalista. En el ecuador de la misma los almerienses ganaban inopinadamente por 0-2 y al descanso se marchaban por debajo en el marcador (3-2) debido a una colección de horrores defensivos, un mal que parece difícil de arreglarse.

De salida el técnico vasco, en su debut en el banquillo indálico, se atrevió a sentar a Maximiano para ubicar bajo palos a Fernando y lo cierto es que el meta murciano falló en al menos un gol. En un reconocible posicionamiento en 1-4-2-3-1 usó a la pareja africana Baba-Lopy como dique de contención en el doble pivote (bastante agrietado) para que Robertone ejerciese las funciones de mediapunta, con Embarba y Arribas en los costados y Baptistao como '9' de referencia.

El ariete brasileño demostró que es el mejor candidato para hacer olvidar las lesiones de Suárez y Koné anotando el 0-1 a los dos minutos de juego. La acción nació en un saque de banda prolongado por Robertone cerca de la línea de fondo y que Baptistao remataba debajo de las manos de Gazzaniga logrando que el esférico entrase en la red. Mejor inicio imposible para poner en práctica el juego sin balón que el preparador bilbaíno viene preconizando desde su llegada hace un par de semanas.

En un inicio fulgurante la UDA se había puesto por delante y había botado dos saques de esquina, pero las lagunas defensivas pronto empezaron a erosionar la confianza de un plantel ya de por sí tocado en el aspecto anímico. El primer aviso local fue un tanto anulado a Iván Martín por claro fuera de juego a los nueve minutos. David López, Yan Couto o Yangel Herrera, el venezolano en un disparo lejano que desvió Fernando con la yema de los dedos, también buscaron la igualada con sendos remates dentro del área.

Los catalanes generaban por dentro y por fuera, pero no encontraban el camino del gol. Todo lo contrario que el Almería, que en su segunda ocasión elevó el 0-2 al marcador. Embarba lanzó un rápido contragolpe para penalizar una pérdida en la entrega de Yangel. El extremo madrileño se plantó en el área y en vez de asistir a Baptistao, optó por rematar de zurda. Gazzaniga repelió el disparo, pero el rechace caía sobre la posición del brasileño, que solo tuvo que embocar la pelota.

Del 0-2 al 3-2 en siete minutos

Ni con 0-2 podían estar tranquilos los almeriensistas a tenor del desaguisado defensivo, que pronto empezó a penalizar al equipo. El 1-2, no obstante, nace en una clara falta de Blind sobre Baptistao que Ortiz Arias pasa por alto facilitando un contraataque en el que Aleix García envía un gran pase en profundidad para que Iván Martín reciba libre de marca (Centelles estaba a por uvas) y bata a Fernando cruzándole el esférico al palo largo.

Abierta la lata todo fue coser y cantar para los gerundenses, que apenas dos minutos después, en el 39', restablecían la igualada con una gran pared entre Blind y Dovbyk al borde del área que resolvía el ucraniano cruzándosela de nuevo a Fernando al segundo palo. Con todo, fue el tercero antes del descanso el que destapó las vergüenzas de la zaga unionista. Dovbyk se adentra en el área ante la descorazonadora pasividad de los centrales Montes y Kaiky, a quienes tira sendos amagos antes de enviar el balón lejos del alcance de Fernando. A vestuarios con 3-2 y la sensación de que el 6-2 del curso pasado era otra vez posible con tamaños desajustes en la retaguardia.

La solución operada por Garitano en la caseta fue sentar a Robertone (quizá resentido tras volver de lesión) para dar entrada a Chumi, otro central, cambiando el sistema para dibujar un 1-5-4-1 con más libertad para que Centelles y Pozo se incorporasen por ambos costados a las ayudas en ataque. De salida logró contener la voracidad ofensiva local, pero costaba generar ocasiones claras en la meta de Gazzaniga.

Y como el Almería no veía cerca el 3-3 el que llegó fue el 4-2. De nuevo Aleix García, imperial en la medular catalana, metía un pase en profundidad, esta vez para el brasileño Savinho, quien apuraba la línea de fondo por la banda diestra para rematar con la zurda y batir a Fernando con la colaboración del murciano, que pudo hacer más para atajar un balón que se le coló debajo del brazo tras tocarlo.

El intento de reacción ya fue inerte pues ni siquiera los jugadores de refresco introducidos (Melero, Ramazani, Lázaro o Marciano ya sin tiempo) aportaron algo al devenir colectivo. Muy al contrario, fueron las sustituciones de Míchel las que le valieron para abrir mayo brecha en el marcador si cabe, quedándose más cerca de repetir el sonrojante 6-2 del curso pasado que casi le cuesta el puesto entonces a Rubi. Una internada por banda del recién ingresado Arnau acababa con centro al área donde aparecía Stuani para cumplir su cita con el gol ante el Almería anticipándose, ¡no se podía saber!, al central de turno.

La derrota, no por menos esperada, sigue dejando a los almerienses inmersos en una honda depresión de la que no parece haber salida porque el equipo reitera jornada sí y jornada también errores defensivos más propios de categoría benjamín. La visita de Las Palmas el próximo sábado en la undécima jornada liguera se antoja clave para ver si este equipo logra reaccionar o sigue definitivamente los pasos del Elche la campaña pasada. Son ya 29 goles en contra en 10 jornadas, una losa muy difícil de levantar.