Susana Díaz salva los muebles

Lectura nacional de los comicios: Rajoy y Sánchez tienen el reto de ganar lo mucho perdido en estos años.

Pilar Cernuda

23 de marzo 2015 - 06:05

ACERTÓ Susana Díaz al adelantar las elecciones andaluzas. No ha logrado la mayoría absoluta, pero ha conseguido un buen resultado. Podrá gobernar sin necesidad de coaliciones, con pactos concretos con diferentes fuerzas para sacar adelante sus iniciativas parlamentarias. Es lo que quería. Lanzó un órdago al adelantar los comicios, decisión que no compartía gran parte de su partido, y no le ha ido mal porque se ha convertido en ganadora y dejado muy atrás al PP, ganador de las elecciones anteriores.

Se consolida como líder indudable para el PSOE del futuro, aunque ya advirtió que no tenía la menor intención de presentarse a las primarias de julio para disputar a Pedro Sánchez la candidatura a la Presidencia del Gobierno. De momento. En cambio, el PP ha recibido un muy fuerte varapalo. Y sobre los dos partidos se cierne la sombra de Podemos. Su primera cuña es la de Andalucía.

Cinco partidos conformarán el nuevo Parlamento, donde Podemos ha hecho su primera irrupción en una cámara española. La mayor parte de sus votos han salido del PSOE y sobre todo de Izquierda Unida, aunque no salen las cuentas y cabe preguntarse si Pablo Iglesias habrá recibido el apoyo de personas que querían expresar su absoluta disconformidad con Mariano Rajoy y sus decisiones. En ese caso ya puede tomar medidas el presidente si pretende continuar en La Moncloa.

El PP ha perdido mucho terreno respecto al alcanzado por Javier Arenas, y el resultado hay que colocarlo más en el debe de Rajoy que en el de Juanma Moreno. Ha habido un gran rechazo al Gobierno central, como ocurrió en las europeas y probablemente ocurrirá en las autonómicas y municipales. Además, Rajoy no acertó con el candidato. Tardó demasiado en designarlo, lo que demuestra que no es cierto que el presidente sepa manejar muy bien los tiempos. Y Moreno no respondía al perfil del candidato que gusta al votante del PP-A. Aunque en honor de Moreno habrá que apuntar que en las últimas semanas ha hecho un esfuerzo considerable en todos los sentidos. Ha conseguido reducir la distancia inicial que le separaba de Díaz, y también un segundo lugar cuando hace apenas un mes los sondeos le auguraban que sería rebasado por Podemos. Pero no ha logrado en cambio detener el chorro de votos hacia Ciudadanos.

Los dos partidos mayoritarios pierden fuelle, a pesar de que Díaz ha aguantado el tirón. Si populares y socialistas no reaccionan con suficiente energía en los próximos meses, si no corrigen el rumbo, si no presentan iniciativas que vuelvan a ilusionar a sus votantes tradicionales, el bipartidismo pasará a la historia y el futuro de los españoles se decidirá en un escenario en el que tendrán mucho que decir partidos que hasta ahora no habían tenido papel activo en la política española. Y, si se mantiene la línea abierta en Andalucía, Podemos podría tener en su mano la llave de los futuros gobiernos. Una mala noticia para los que quieren gobiernos con proyectos sólidos y con respeto absoluto a la libertad, pero precisamente la defensa de la libertad es la que obliga a respetar el resultado de las urnas.

Ciudadanos ha hecho un esfuerzo heroico para tener presencia en Andalucía, y ha logrado un resultado muy por encima del que le auguraban las encuestas. Ha pescado fundamentalmente en las aguas del PP, pero no sólo ahí. Albert Rivera se ha llevado también votos del PSOE, ha tenido la inteligencia de mantenerse en un espacio de centro que tanto el PP como el PSOE habían dejado de lado. Gran error.

Resultado además el de Ciudadanos que debería hacer reflexionar a Rosa Díez respecto a la fusión de los dos partidos. Tiene razón Díez cuando explica que no puede aliarse con un Ciudadanos que en su afán de sumar se alía con partidos independientes que en muchos casos están conformados por personas resentidas que crearon siglas propias al no conseguir entrar en las listas del PP y del PSOE. Las prisas de Rivera por presentarse en toda España le está llevando a cometer errores de bulto respecto a algunos candidatos, de escasa o nula solvencia y escasa o nula experiencia; si se aliaran, el empuje evidente de Rivera y la estructura asentada de UPyD podrían configurar un sólido partido de centro que, sin duda, lograría mejores resultados que los dos por separado. Ciudadanos ha tenido un buen resultado en Andalucía, aunque en los últimos días acariciaban alcanzar muchos más escaños, y UPyD se ha quedado fuera de juego. Juntos, seguramente habrían logrado un éxito indudable.

No sorprende el resultado de IU, devorada por Podemos. Su futuro dirigente nacional, Alberto Garzón, apuesta abiertamente por la fusión, que él llama acercamiento, y encima el candidato Antonio Maíllo tuvo la ocurrencia de invitar a Julio Anguita al último tramo de la campaña… y Anguita se pronunció a favor de unir fuerzas con Podemos. Todo una señal para los seguidores de IU: mejor votar de entrada a Podemos, ya que ahí está el destino marcado.

Las elecciones andaluzas tienen una innegable lectura nacional. Rajoy se ha equivocado seriamente respecto a cómo plantear la estrategia del PP en Andalucía después de que Arenas ganara por primera vez las elecciones aunque sin la necesaria mayoría absoluta. El presidente del Gobierno se ha dejado plumas en esta contienda. Hay que decir, en su favor, que se ha volcado en una campaña que sabía perdida.

Pedro Sánchez, en cambio, dejó a Susana Díaz que marcara el camino, lo que le permite ahora compartir con la presidenta el aceptable resultado conseguido; si se hubiera quedado en precario, sería responsabilidad única de Díaz, que ha hecho una campaña muy individualista y sin apenas participación de la dirección nacional.

PP y PSOE, Rajoy y Sánchez, tienen por delante un reto: ganar lo mucho perdido en estos años.

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