Sin relevo en la construcción

Radiografía del sector

El sector del ladrillo está creciendo en empresas y contratos, pero los jóvenes no se quieren subir al andamio. La inmigración gana peso como solución a las vacantes

Trabajadores inmigrantes en los trabajos de urbanización de la Vega de Acá
Trabajadores inmigrantes en las obras de urbanización de la Vega de Acá / Rafael González

A finales de 2008, el sector de la construcción y afines acaparaba el 20% de ocupados en la provincia de Almería aventajando incluso al número de trabajadores de la agricultura en dos puntos. Con el pinchazo de la burbuja inmobiliaria cambió por completo el mercado laboral y el cierre de cientos de constructoras almerienses fue mermando esta proporción hasta un mínimo del 3,9% de los activos en Almería en el cuarto trimestre de 2013. Con el paso de los años, la aguda crisis del ladrillo se ha ido quedando atrás y se ha venido experimentando un ligero repunte en contrataciones y número de empresas situándose entre el 5 y 6% de los ocupados de la provincia a partir de 2014. En el régimen general de trabajadores había 8.082 afiliados en septiembre de 2016 y en ese mismo mes de este ejercicio han sido casi 11.500. A pesar del crecimiento de los últimos años, los registros aún se quedan muy lejos de los más de 22.000 afiliados que había antes de que se desplomara el sector en 2009.

Uno de los cursos de albañilería de la Fundación Laboral de la Construcción
Uno de los cursos de albañilería de la Fundación Laboral de la Construcción

No se trata de una peculiaridad de la provincia de Almería. En el conjunto de Andalucía, en ese año, había 266.536 afiliados del sector de la construcción; en octubre del ejercicio en curso eran 219.261. A nivel nacional ocurre lo mismo, desde 2013 ha crecido el número de empresas y afiliación y en 2021 se superó el millón de contratos en la construcción en las más de 139.000 empresas que representan el 10,5% del tejido productivo. Una vez superado el freno de la pandemia, la patronal está pendiente de la contención de la escalada de precios de la energía y materias primas, pero con la esperanza de que seguirán ganando volumen de negocio en los próximos años. Sin embargo, más allá de la incertidumbre por las perturbaciones en la cadena de suministros y la inflación, hay un problema social que preocupa y mucho desde hace tiempo: la falta de relevo generacional.

Este sector sufre la pirámide invertida: la mayoría de ocupados con más de 45 años

La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) publicó un estudio reciente que alertaba de que la mayoría de constructoras tendrá dificultades para encontrar trabajadores y no es un desafío a largo plazo porque reconocen que ya se están quedando licitaciones desiertas porque no tienen mano de obra para asumir los proyectos. Los jóvenes no quieren subirse al andamio y desde 2014 el número de vacantes se ha disparado en la construcción alcanzando el 121%. Es uno de los sectores con mayor oferta de empleo sin cubrir y sufre la conocida “pirámide invertida” por la que la mayoría de ocupados se están concentrando en el tramo más cercano a la jubilación y cada vez hay menos por debajo de los 45 años. De hecho, los que inician andadura en el gremio y empiezan a formarse no bajan de los 40 años y han pasado ya por otros sectores.

Albañiles, peones, alicatadores, encofradores, ferrallistas, pintores y escayolistas, entre otros tantos oficios necesarios para las obras de edificación y reforma, son una especie en peligro de extinción y las empresas lo saben porque han ido mejorando la remuneración y horario. “Es necesaria la atracción de jóvenes, mujeres y trabajadores cualificados”. Es uno de los ejes del observatorio de la patronal que evidencia el impacto negativo de la falta de mano de obra. De ahí el empeño reciente en transmitir a la sociedad que es un sector cada vez más profesional e inclusivo, con grandes oportunidades para el empleo. “No somos capaces de atraer a jóvenes, de convencerlos de que pueden tener estabilidad y desarrollar una carrera laboral, la crisis de 2008 hizo mucho daño a la imagen del sector y tenemos un problema con esos prejuicios y los que arrastramos de siempre, esa etiqueta de trabajo muy duro para gente sin formación”. Lo explica el gerente de la Fundación Laboral de la Construcción en Andalucía, Juan Ignacio Vargas.

3.331 extranjeros en el sector, el 19,2% del total en las empresas de Almería

Esta entidad participada por la patronal y los sindicatos imparte los cursos para la capacitación de trabajadores y en el último año formaron a más de 11.250 en la comunidad, un 6% más que en 2020, siendo la región con mayor número de alumnos y seminarios. En la provincia almeriense fueron 841 profesionales en 2021, 751 en 2020 y 1.080 en 2019. En lo que va de año han superado los 900. Los últimos que han impartido han sido de pintura industrial en construcción y revestimientos con pasta y mortero, además de los ya habituales -y obligatorios por ley- de prevención de riesgos. Pero si capacitación es necesaria porque “las empresas quieren el personal formado y que tenga titulación”, la captación de jóvenes y mujeres, con un papel casi testimonial hoy, es vital para la supervivencia del sector.

Están impartiendo charlas en centros educativos y colectivos para acabar con esos estereotipos antes de que sea demasiado tarde. “La educación y la empresa tiene que ir de la mano y hoy están muy lejos”, comenta. Entiende que hay que cambiar el modelo productivo porque no parece lógico que en España casi el 30% de los menores de 25 años se encuentren desempleados, siendo el segundo porcentaje más alto de Europa por detrás de Grecia -datos del Eurostat-, y no quieran entrar en las empresas de construcción que ofrecen buena remuneración y convenios públicos, en definitiva mejores condiciones laborales que otros sectores como la hostelería y el comercio. José Antonio Virgil, formador de los trabajadores, confirma que profesionales de otros segmentos como la hostelería están entrando en la construcción, conscientes de que tienen mejor salario y horario, pero no son precisamente jóvenes y la mayoría están por encima de los 40 años. El perfil del alumno de los cursos de la Fundación Laboral en Andalucía es el de un hombre de entre 45 y 55 años. El 52% eran trabajadores en activo y un 15,9% procedían de otros países.

Casi el 20% de inmigrantes

La población de otros países está ganando peso en el sector como principal solución, de momento, a las múltiples vacantes. En Almería el número de extranjeros en este oficio no ha dejado de crecer en los últimos años pasando de poco más de 1.800 en 2015 a 2.900 en 2019 y en septiembre se contabilizaron 3.331 afiliados, lo que se traduce en casi el 20% de los trabajadores de la construcción de la provincia que eran 17.300 en septiembre. Es un avance muy significativo, con una tendencia al alza y con mayor énfasis en Almería y Málaga sobre el resto de provincias andaluzas. En la última campaña agrícola en la provincia, más del 60% de los contratados eran inmigrantes, un colectivo sobre el que se cimenta el milagro de la huerta de Europa. En la construcción todo apunta a que también jugarán un papel decisivo en los próximos años. El gerente de la Fundación Laboral detalla que en Andalucía la mayoría de los empleados extranjeros proceden de Marruecos y el norte de África, mientras que a nivel nacional es mayor la proporción de ocupados de los países sudamericanos.

Con la población inmigrante si estarían incorporándose jóvenes al gremio y la patronal quiere aprovechar el nuevo reglamento de extranjería para captarlos con la fórmula de arraigo por formación. Así se lo han propuesto recientemente a la Seguridad Social para que puedan tener autorización de residencia un año realizando los cursos de la Fundación que les garantizan un contrato con salario por convenio. Más del 70% de los alumnos en Almería son extranjeros, lo que ha obligado a los profesores a adaptar el aprendizaje para que no haya barreras lingüísticas con gráficos e ilustraciones sobre los conceptos básicos. Paco Almansa, secretario de Acción Sindical de Comisiones Obreras, explica que este colectivo es indispensable para el futuro de la construcción y donde ya no hay relevo y lo ejemplifica en el agro, pero también en nichos como el de los camioneros. El sector necesita más testimonios como el de José Miguel Galiano, de 30 años, o el de su hermano de 25, que ponen en valor el oficio y destacan su buena retribución y condiciones laborales. “No lo cambio por nada y el que quiera trabajar aquí puede hacerlo”.

Juan Ignacio Vargas: “No somos capaces de atraer a los jóvenes y las empresas necesitan mano de obra”

El gerente de la Fundación Laboral de la Construcción en Andalucía, Juan Ignacio Vargas, reconoce el importante problema que tiene el sector con el relevo generacional. “Nos está pasando que no somos capaces de atraer a los jóvenes y las empresas necesitan mano de obra que no encuentran. Tenemos una pirámide inversa con la edad por la que en la parte baja que son los jóvenes apenas hay y a partir de los 45 años hacia arriba crece hasta el tramo más cercano a la jubilación en el que se concentran la mayoría de profesionales”. A su juicio, la construcción ha evolucionado mucho en los últimos años, sobre todo en su vertiente industrial, con la incorporación de tecnologías que antes no existían, pero se sigue asociando a un trabajo duro, para personas sin formación y un oficio para hombres. “Nos está costando mucho superar esos prejuicios de la sociedad y convencer a los jóvenes y mujeres para que se incorporen a un mercado que tiene infinidad de oportunidades hoy. Te permite progresar con formación, tener un buen sueldo y estabilidad laboral”, argumenta Juan Ignacio Vargas. De ahí que la cuota de trabajadores inmigrantes haya crecido de forma exponencial como se pone de manifiesto en los cursos de la Fundación en los que superan el 70% en Almería. Uno de los focos de captación de la patronal pasa por las mujeres.

Juan Ignacio Vargas, gerente en Andalucía de la Fundación Laboral de la Construcción
Juan Ignacio Vargas, gerente en Andalucía de la Fundación Laboral de la Construcción

“El sector ha cambiado mucho y ha avanzado en maquinaria, no tiene limitaciones. En la ayuda a domicilio hay cuidadoras que levantan a personas de 80 kilos de peso, así que podrían levantar un saco de cemento sin problemas”. En este sentido, la Fundación tiene un departamento de empleo que incide en la formación previa muy práctica para que cuando se incorporen a las empresas no tengan que empezar de cero. “La incorporación al mercado laboral es muy falta, el que quiera encuentra trabajo. La formación los capacita para encontrar empleo o montar su propia empresa”, añade. Además de los cursos de prevención de riesgos laborales que son obligatorios por ley para las empresas, la Fundación expide los certificados de profesionalidad que capacitan con titulación en cualquiera de los oficios del gremio: albañil, ferrallista, encofrador, electricista, fontanero... Los últimos cursos realizados en Almería son de pintura industrial y revestimientos con pasta y morteros. “Cada vez hay menos gente en las obras sin formar porque las empresas quieren mano de obra cualificada y con titulación”. La Fundación Laboral de la Construcción imparte charlas en institutos y entidades sociales con el objetivo de acabar con los estereotipos y captar a futuros profesionales.

José Antonio Virgil: “Los que están entrando en la construcción están por encima de los 40 años”

José Antonio Virgil durante uno de los últimos cursos en Almería
José Antonio Virgil durante uno de los últimos cursos en Almería / Javier Alonso

José Antonio Virgil es uno de los formadores en prevención de los cursos de la Fundación Laboral de la Construcción y conoce muy bien el perfil de los trabajadores que se incorporan a los diferentes oficios. De ahí que sea consciente de que cada vez es más difícil encontrar personal, especialmente en los trabajos más duros como ocurre con la cimentación de estructuras de edificios que tiene más déficit de personal incluso que la albañilería o solería. Sobre esa falta de relevo generacional asegura que “los más jóvenes que están entrando en la construcción tienen más de 40 años”. De ahí que cada vez sean más los alumnos inmigrantes en los cursos que imparten y que se han tenido que adaptar a esta situación. “En Almería hay más porcentaje de trabajadores inmigrantes que en otras provincias, a veces más de la mitad de los participantes no hablan demasiado bien español y por eso recurrimos a ilustraciones con los conceptos básicos”, añade. Explica que junto al colectivo de extranjeros, este sector se está nutriendo cada vez más de los trabajadores de la hostelería que cambian de oficio por la mayor remuneración y mejores horarios. “Son jornadas laborales que acaban a las seis de la tarde y los viernes a mediodía”, concluye.

José Miguel Galiano: “He pasado por muchos oficios y ahora tengo el mejor, no lo cambio por otro”

José Miguel Galiano lleva poco más de un año en la construcción. No fue un flechazo a primera vista, nunca había estado en sus planes subirse al andamio hasta hace bien poco. Pero después de una década de oficios que lo han ido llevado desde la hostelería a los almacenes agrícolas, ha dado con la profesión que quiere para su futuro. Es peón de albañil y cada día se enfrenta a su trabajo con la mayor ilusión con el objetivo de ir formándose y algún día montar su propia empresa. “He pasado por muchos oficios y ahora tengo el mejor, no lo cambio por ningún otro”, argumenta este joven de 30 años que comparte empresa con su padre y también con su hermano de 25. Son los más jóvenes de una plantilla que en algunos periodos de actividad alcanza el centenar de obreros con una presencia cada vez más importante de extranjeros, en su mayoría de Europa del Este. “Las empresas no encuentran españoles que quieran dedicarse a este sector y tienen que buscar inmigrantes. Hay que incentivar a los jóvenes o el oficio se acabará perdiendo”, afirma.

José Miguel y su hermano, lo más jóvenes de la empresa
José Miguel y su hermano, lo más jóvenes de la empresa

José Miguel reconoce que el oficio es duro, pero compensa, sobre todo por los horarios. “No trabajas fines de semana, ni festivos, los viernes acabamos a mediodía y el resto a las seis de la tarde. Para mí tener eso es calidad de vida porque he estado de camarero y de mozo en almacenes desde primera hora de la mañana hasta la una de la madrugada”. Este joven pone en valor la capacidad de aprendizaje del sector y de poder ir creciendo profesionalmente. “Aquí aprendes todos los días, a mi me gusta pegarme al oficial de primera y conocer todos los entresijos, mi idea es formarme y prosperar, por eso también estoy haciendo cursos”. Este vecino de Roquetas invita a los jóvenes a probar y superar prejuicios sobre la construcción: “Falta mano de obra, todo el que quiera trabajar aquí puede hacerlo, hay muchas oportunidades laborales”, concluye.

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