La lluvia deja la marisma de Doñana en todo su esplendor

La mayor parte de la superficie de los humedales está inundada después de las históricas precipitaciones de marzo

Los embalses del Guadalquivir llegan al 60% de su capacidad

Una mujer observa una de las marismas en Almonte.
Una mujer observa una de las marismas en Almonte. / J. M. Vidal / Efe

Las intensas lluvias caídas en los últimos meses están posibilitando que Doñana se desarrolle esta primavera en todo su esplendor, dejando estampas que casi estaban olvidadas y que evidencian por qué este espacio natural es Patrimonio de la Humanidad.

Aunque no son pocos los que temen que esto no sea más que un espejismo si no se actúa frente a los problemas estructurales que tiene el espacio, lo cierto es que ahora es un placer para los sentidos recorrerlo tanto desde el suelo como a vista de pájaro.

Zonas como la marisma que se abre paso a los pies de la ermita de El Rocío, en Almonte (Huelva), el arroyo de la Rocina o senderos como el del Palacio Acebrón son sólo algunos ejemplos de esa explosión de vida que la lluvia ha traído a Doñana, reactivando su sistema hídrico y anticipando, según indica el Espacio Natural de Doñana y la Junta de Andalucía, una primavera favorable para la biodiversidad.

En algunas de las estaciones existentes en el parque nacional y su entorno se han registrado más de 700 litros de lluvia por metro cuadrado acumulado, que son valores históricos. El pasado mes de marzo ha sido catalogado como uno de los más lluviosos desde que se tienen registros, con más de 250 litros por metro cuadrado.

Esto ha permitido que, a día de hoy, más de 39.000 hectáreas de marisma de las alrededor de 50.000 que comprenden el Parque Nacional y el Parque Natural estén inundadas. Concretamente, más de 28.000 hectáreas de las 30.000 que comprende el Parque Nacional y al menos 11.000 de las 20.000 hectáreas totales del Parque Natural.

A la vista, Doñana se abre como un paisaje continuo de agua en el que cuesta distinguir entre marisma baja, marisma alta, vetas y paciles, que no se veía desde hacía al menos 14 años y que es extraordinariamente beneficioso para el estado hidrológico del espacio, ya que anticipa una primavera muy favorable para la reproducción de aves acuáticas y el desarrollo de la vegetación autóctona.

Más allá de estos beneficios para la biodiversidad, es decir, para la flora y la fauna de este espacio, las lluvias también estarían ayudando a mejorar el estado de los acuíferos que lo surten de agua, en continuo declive por las extracciones y la escasez de precipitaciones de los últimos años.

De esta forma, desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se ha constatado un ascenso medio de 55 centímetros en los niveles de los acuíferos de Doñana durante el pasado mes de marzo; una cifra que asciende hasta los 63 centímetros en la zona de las Lagunas Peridunares de Doñana, especialmente valiosa para la conservación.

"Los problemas de Doñana no han desaparecido"

Sin duda son buenas noticias para Doñana, que, sin embargo, no deben de llevar a pensar que los problemas del espacio natural han desaparecido. Al contrario, debe de ser asumida con cautela y entenderlas como un estímulo para seguir trabajando en pro de su conservación, según señalan desde distintos grupos conservacionistas.

El portavoz de la Oficina de WWF en Doñana, Juanjo Carmona, entiende que en relación con las lluvias "hay que hacer una valoración ponderada y mucho más responsable de lo que puede ser los eslóganes o incluso la necesidad de las administraciones, de ciertos políticos por hacer ver que con esto los problemas de Doñana han desaparecido, lo cual ni mucho menos cierto".

"Doñana viene a ser como una serie donde cada episodio nos cuenta una historia y donde hay que esperar a que acaben los diferentes periodos para llevar a cabo una valoración seria más allá de los deseos que todos tenemos porque la primavera sea muy buena, tengamos un verano adecuado y no se sequen las lagunas", ha apuntado.

Carmona ha señalado que "los últimos años, el mes que más llueve, en mayor o menor cantidad, es marzo, que es un mes de primavera. No es en los meses invernales donde en algunos casos se producen una escasez de agua total. Algo nunca he visto en la historia de este territorio"; al tiempo que ha manifestado, con relación al acuífero, que "tampoco es que podamos empezar a lanzar las campanas al vuelo como empiezan a hacer ya algunos políticos, ya que es un problema estructural que solo se arregla con medidas frente a las extracciones no con un mes de lluvia excepcional".

Por su parte, SEO/Bird Life ha destacado la importancia de ser conscientes de que el regreso del agua a Doñana debe ser un estímulo para impulsar las medidas que garanticen la recuperación del humedal a largo plazo, para que no tenga que depender de los periodos lluviosos, sino ser resiliente a los periodos secos.Estas medidas incluyen, entre otras, la puesta en marcha del Plan Especial para la ordenación de las zonas con cultivos en regadío localizadas al norte de la corona forestal de Doñana y la aceleración de las medidas de restauración hidrológica programadas en el Marco de Actuaciones para Doñana.

A la espera de que vayan llegando esas actuaciones, lo cierto es que, en estos momentos, Doñana se ha llenado de vida, el agua le ha permitido recuperar temporalmente su esplendor y presenta un paisaje para no pocos desconocido que evidencian el porqué de su riqueza medioambiental y su reconocimiento internacional.

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