El exmarido de Quezada sospechó que ésta pudiera haber intentado envenenarlo
Juicio de Gabriel Cruz
Arranca otra jornada del proceso contra la autora confesa del asesinato de Gabriel Cruz con nuevos detalles de las grabaciones de audio y el testimonio indirecto del padre de su hija Judith
Almería/Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, decía mientras introducía al pequeño en el maletero de su vehículo "Ahora a llevárselo de aquí", según ha manifestado el teniente de la Guardia Civil que instruyó las diligencias del caso en referencia a las grabaciones realizadas en el interior del coche. El teniente, que ya intervino en la sesión de este miércoles, ha ratificado el contenido de las transcripciones de dichas grabaciones y ha reiterado que la acusada se arengaba diciendo en voz alta: "Ana, no vas a ir a la cárcel".
Junto a un agente que pertenece al grupo de Homicidios de la Policía Judicial de la Comandancia de Almería, que también fue comisionado para poder tomar declaración a diferentes testigos en Burgos, han explicado que los micrófonos no grababan de forma permanente. Al contrario, uno de los micrófonos se activó cuando se introdujo el cuerpo en el maletero y grabó la primera secuencia de palabras, y posteriormente, cuando Quezada cerró el portón, se registró un sonido "compatible" con la limpieza de las zapatillas de la acusada y el resto de frases manifestadas.
El agente que fue a Burgos ha dicho que el padre de Judith, hija de la acusada, le indicó que mientras estuvo casado con Quezada tuvo dos episodios de fiebres "muy altas" y que los médicos no pudieron determinar el motivo, estando ingresado dos o tres días en cada ocasión. Señaló este testigo que en un viaje corto a Madrid, se empezó a sentir "muy mal", que no sabía cómo había llegado a su casa y que tras conocer lo que había ocurrido con otras parejas de la acusada, pensó que ésta podría tener algo que ver, porque tras terminar su relación con ella no ha vuelto a tener otro episodio de este tipo.
"Ángel, te quiero mucho, yo quiero a Gabriel"
"Ángel (Cruz), te quiero mucho, yo quiero a Gabriel, mi perro está dentro (del coche)", afirmó Ana Julia Quezada en el momento de ser detenida y esposada el 11 de marzo de 2018. Así lo han manifestado dos guardias civiles de la Unidad Central Operativa (UCO) que realizaron un dispositivo de vigilancia, control, reportaje fotográfico y detención de la acusada, que han explicado que lo primero que manifestó Quezada cuando le leyeron sus derechos al ser arrestada fue simplemente: "Muy bien".
Dicho día, han añadido, la acusada dejó a Ángel Cruz, padre del menor, en Las Negras, en Níjar, y después se fue en su vehículo a la finca de éste en Rodalquilar, también en Níjar, en donde estaba enterrado el niño. Al llegar allí intentó abrir la finca varias veces sin conseguirlo, realizó una llamada y, tras permanecer unos minutos jugando con su perro, accedió a la zona de la alberca en la que había enterrado al niño, estuvo unos instantes agachada y levantó el cuerpo, trasladándolo "acunado en brazos" hasta el coche.
Lo introdujo en el maletero y realizó entonces un recorrido "totalmente ilógico, sin aparente sentido" hasta la casa de Ángel Cruz en Vícar, donde fue interceptada antes de que entrase en el garaje de la vivienda. Los agentes confirmaron que el cuerpo del niño, de ocho años de edad, estaba en el maletero envuelto en una toalla y que tenía arena, igual que la que Quezada tenía en sus manos y en su sudadera.
"Parece una persona a la que le gustaba el dinero"
"Fue una investigación muy dura porque buscábamos a un niño vivo, no se planteó como un homicidio. Si hubiese sido así, no se habrían empleado tantísimos recursos como en esta investigación", ha ha apuntado en su declaración el comandante el comandante Montero de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que en el momento del caso estaba a cargo de la Sección de Homicidios, Secuestros y Extorsiones de la UCO.
Tras afirmar que "pocas investigaciones" como la búsqueda de Gabriel Cruz han tenido tantos recursos, el comandante ha señalado durante la cuarta sesión del juicio que fueron días "muy intensos" y con turnos de "casi 24 horas". La UCO habitualmente actúa de apoyo en los casos con una "especial dificultad", y sus agente se trasladaron al lugar de los hechos porque era "patente" que Gabriel no podía haber desaparecido, sino que podía ser un secuestro. "Con gran celeridad" se llevaron a cabo "análisis muy complejos" de las comunicaciones telefónicas para identificar a las personas que pasaron por la zona y se descartó al acosador de la madre (Patricia Ramírez) casi de inmediato.
Sobre el móvil económico, ha apuntado que era una posibilidad porque "no había nada que nos dijera que Gabriel estaba muerto", pero que "cada día que pasaba, nos caía una losa de realidad" encima y "nunca llegó una solicitud de dinero".
Una vez focalizada la investigación sobre Quezada, observaron que "era ella la que estaba animando a la familia a ofrecer más dinero (de recompensa)". "Era bastante raro. Al verificar su vida en Burgos, etcétera, parece una persona a la que le gustaba el dinero. No sabemos si además del hecho, buscaba cobrar un dinero. Es macabro pero parece que por ahí iba la cosa", ha añadido.
También ha relatado la versión de lo ocurrido que narró Quezada durante la reconstrucción de los hechos, la misma que ha mantenido durante el juicio, y ha subrayado que la finca en la que mató a Gabriel está "muy aislada" por lo que no es posible observar lo que pasa dentro "salvo que utilices algún tipo de cámara o similar".
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