Andalucía sigue entre las peor financiadas a pesar del riego de dinero del Gobierno

Fedea es el mejor instituto de estudios que hay en España para analizar la financiación autonómica y su director, Ángel de la Fuente, uno de los mayores expertos del país. Fedea acaba de actualizar los datos hasta el año 2022 y demuestra que, a pesar de que el Gobierno central ha regado con dinero a las comunidades autónomas, las diferencias entre éstas se mantienen, tanto que Murcia, Valencia, Andalucía y Castilla-la Mancha siguen siendo las que menos dinero por habitante reciben. Son dos realidades, ha habido más dinero para las comunidades, tanto que De la Fuente juzga que se les ha "sobreptotegido", pero persiste la desigualdad.

Fedea ha publicado este jueves un estudio de Ángel de la Fuente que analiza la finaciación autonómica entre el año 2002 y el 2022. Es particularmente interesante lo sucedido a partir del año 2020, porque a consecuencia de la pandemia, el Gobierno central decidió asumir los costes de la crisis para no cargar las consecuencias del aumento del gasto sobre las comunidades. La financiación extraordinaria del Estado ha sumado los 19.600 millones de euros, un 17% más sobre el mecanismo habitual de reparto. A este factor se ha referido en numerosas ocasiones la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para defender que este Gobierno ha inyectado más dinero que nunca a los territorios, y es cierto, pero las diferencias entre éstos se han mantenido. Es posible, por tanto, que la infrafinanciación entendida como insuficiencia de los recursos para afrontar los servicios públicos se haya superado en algunos años, pero la comunidad menos beneficiada, que es Murcia, sufre una diferencia de hasta 26 puntos sobre 100 respecto a la mejor posicionada, que es Cantabria.

Así, si la media española de financiación fuese 100, y añadiendo la financiación extraordinaria a la del modelo actual, Andalucía tiene en 2022 un índice de 95. Valencia, un 92,4. Murcia, un 91,4. Y Castilla-La Mancha, un 95,3. La posición relativa de estas cuatro comunidades es la misma que a principios de la década anterior. Es decir que aunque mejoren su financiación en términos absolutos, el modelo carece de un mecanismo de igualación que no ha corregido ni las aportaciones extraordinarias del Gobierno central.

Madrid se sitúa justo en la media, en el 100, y Cataluña, casi una décima por encima. Las mejor financiadas son Cantabria, La Rioja, Baleares y Extremadura.

Es el propio Ángel de la Fuente el que subraya la condición "protectora" del Gobierno durante la crisis provocada por la pandemia. Ésta se ha traducido en la creación de los fondos Covid y de unas entregas a cuenta que define como "deliberadamente optimistas", además de la condonación de la liquidación de 2020. El pago a las comunidades se realiza mediante un sistema de adelantos -entregas a cuenta- en función de las previsiones económicas y de una liquidación de estas cantidades dos años después. Si las previsiones fuera muy optimistas y los ingresos resultantes, por tanto, hubieran sido menores a los esperados, la liquidación posterior sería negativa para las autonomías, tendrían que devolver dinero. Eso fue lo que ocurrió con los datos de 2020, pero el Gobierno central condonó esa liquidación, que debía hacerse efectiva en 2022.

Después del desplome de los ingresos debido a la crisis financiera de 2009, la financiación autonómica se fue recuperando, aunque con altibajos, hasta 2020. Fue el año de la pandemia. "Sin embargo -escribe Ángel de la Fuente-, la financiación por caja continúa aumentando en 2020 porque, una vez más, el Gobierno central han optado por sobreproteger las comunidades autónomas frente a la crisis". Y sigue: "La respuesta protectora ha sido aún más intensa que en la crisis anteriro".

En el caso de Andalucía, la comunidad recibió 2.199 millones de euros del fondo Covid en 2020; 2.358 millones de euros del mismo concepto en 2021, y 1.829 millones de euros, de condonación y compensación, en 2022.

Fedea ha diseñado un indicador de desigualdad en la financiación definitiva en igualdad de competencias por habitante ajustado, y el resultado es un tanto errático entre 2002 y 2020, lo que viene a demostrar la impredecibilidad de un modelo, cuanto menos, caprichoso. Así, en el año 2002 este índice fue del 7,18; fue bajando hasta el 6,60 en 2006, para subir al 9,98 en 2013. A partir de ahí volvió a reducirse hasta alcanzar un 6,99, para incrementarse al 8,68 en 2022.