La zona cero de la sequía cronificada: tres comarcas almerienses con horizonte incierto
Almería es la provincia más castigada del país con tres áreas en situación de emergencia (Níjar, Sierra de los Filabres y Levante). Regantes, operadores de abastecimiento y científicos demandan una planificación adaptada al cambio climático
La sequía pone en grave riesgo la supervivencia de las cabras celtibéricas de Genoveses

Almería es la provincia más árida de España y uno de los territorios de Europa con peores registros de precipitaciones con una media anual que no llega ni a 300 litros por metro cuadrado. El último año hidrológico (comprendido entre el 1 de octubre de 2023 y el 30 de septiembre de 2024) fue uno de los más secos de las tres últimas décadas con cinco puntos de la geografía almeriense en los que no recogieron ni 50 litros por metro cuadrado (Punta Entinas-Sabinar, embalse de Cuevas, El Saltador en Huércal-Overa y el río Almanzora en Cantoria y Serón) y al menos 15 zonas más que no llegaron ni a 100 cuando el contador medio de las lluvias a nivel nacional se situó en 660, un 5% más de lo habitual. Registros pésimos de otro año hidrológico para olvidar, y con el que se prolonga aún más la sequía de los ejercicios anteriores, con las 27 estaciones pluviométricas de la red SAIH Hidrosur, el observatorio que monitoriza los indicadores de las cuencas andaluzas desde 1991, por debajo de la marca del curso anterior, de las que 14 tuvieron su peor anotación de precipitaciones desde mediados de los noventa.
El cambio climático intensifica el ciclo hidrológico en España con sequías más frecuentes y aumento de episodios de lluvia torrencial, una nueva realidad ambiental que está transformando los patrones de disponibilidad del agua como recurso más limitado y limitante, especialmente en el sureste de la península con un incremento de los días secos y cálidos, tal y como argumentaba esta semana en una jornada científica Ana Camarasa, la directora del departamento de Geografía de la Universidad de Valencia. “Hay un incremento de la evapotranspiración, incluso en las zonas que mantienen su media de lluvia”, añade. Más estrés hídrico, sequías repentinas (flash drought) y avance de la desertificación con 8.000 kilómetros cuadrados que en el últimos años han pasado de ser zonas semiáridas a áridas, con una mayor incidencia en Almería, Murcia y Alicante, según indicaba el ingeniero agrónomo y experto en cambio global Jaime Martínez Valderrama.
“La realidad actual no puede ser más preocupante”
En la Jornada sobre el agua y la agricultura en Andalucía que esta semana ha organizado San Telmo Business School con la colaboración de Sacyr, Feragua presentó un informe en el que pone de manifiesto que la sequía de la Cuenca Mediterránea Andaluza se prolonga durante más de cinco años y que en los dos últimos sus reservas han caído por debajo del 20% de su capacidad, la mitad de su media histórica desde 2012. “La realidad actual de la Cuenca Mediterránea Andaluza no puede ser más preocupante, los recursos superficiales se encuentran en valores mínimos en la mayoría de sistemas”, asegura el autor del estudio Francisco Carrasco. “Y esta falta de disponibilidad del agua amenaza no sólo las ventas de productos agrícolas, también repercutirá en el superávit comercial de Andalucía”.
La sequía es cada vez más severa y frecuente y se está cronificando en la España seca, a pesar de los episodios de lluvias torrenciales de los últimos años que han causado inundaciones devastadoras como la que sufrió Valencia y extienden la “sensación engañosa” de que se ha revertido el déficit hídrico. Y no hay nada más lejos de la realidad. La provincia de Almería no ve la luz al final del túnel y la ausencia prolongada de precipitaciones, que ya se extiende a los meses de invierno como enero, es una losa pesada que pone en riesgo tanto su desarrollo como la competitividad empresarial, sobre todo la de un sector agroalimentario que se ha convertido en la huerta de Europa, aún estando a la vanguardia en la optimización de recursos hídricos. A pesar de todo lo conseguido con la desalación y reutilización, siguen faltando infraestructuras, en su mayoría ya planificadas y en tramitación, porque los trasvases tienen un horizonte incierto. El del Negratín cerró el grifo durante la pandemia y el del Tajo-Segura ha ido recortando transferencias por el caudal ecológico y la normativa que se aprueba ahora apunta a ser mucho más estricta.
Almería tiene los embalses con menos agua del país (ni un 9% de capacidad) y tres comarcas se mantienen en la zona cero de la sequía cronificada, tal y como ha constatado la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (AEOPAS) en el análisis del primer trimestre del año hidrológico que arrancó en octubre. Los registros de precipitaciones de los últimos meses constatan la notable mejoría experimentada en algunos sistemas que en anteriores informes se habían identificado como deficitarios (comarcas del Priorat, el Maestrazgo, Sierra Sur de Sevilla, Antequera o la Marina Alta y Baja de Alicante) porque la terrible dana del otoño recargó las reservas. Sin embargo, ese mapeo reciente también confirma que las perspectivas son poco favorables para otros territorios de Andalucía oriental como ocurre con el litoral malagueño y levante almeriense por el cruel descenso de recursos hídricos que abastecen las zonas más tensionadas.
La patronal contra la lentitud de los proyectos hídricos
La Comisión Ejecutiva de Asempal ha mantenido un encuentro con la Junta Central de Usuarios del Valle del Almanzora en su visita a las infraestructuras de llegada de los trasvases Tajo-Segura y Negratín-Almanzora. La patronal ha alertado sobre la crítica situación hídrica de las comarcas del Almanzora y Levante almeriense y ha denunciado la inaceptable lentitud en la ejecución de proyectos hídricos fundamentales. A pesar de que las últimas lluvias han elevado los niveles de los embalses en gran parte del país, Almería sigue siendo la provincia con el menor volumen de agua embalsada. Mientras otras regiones se benefician de una mayor disponibilidad hídrica, la provincia sigue afrontando retrasos injustificados en la ejecución de infraestructuras esenciales. “Los retrasos y la burocracia ponen en jaque al futuro hídrico de Almería. No es admisible que la iniciativa y el esfuerzo de los regantes se vean obstaculizados por una administración que impone procedimientos y plazos excesivamente lentos”.
Los operadores públicos valoran que la disponibilidad global de las reservas ha mejorado respecto a años anteriores en buena parte del país (en el primer trimestre del año hidrológico superan la media de los últimos diez años ), pero las disparidades entre los sistemas son marcadas y mientras algunas demarcaciones como el País Vasco están al 100% de capacidad, otras como la Cuenca Mediterránea Andaluza o el Segura se mantienen en niveles alarmantemente bajos. La situación, en base a los datos de las comunidades y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, experimenta una notable mejora en el global y actualmente de las 222 Unidades Territoriales de Escasez (UTE), 127 se encuentran en situación de normalidad, 21 en prealerta, 32 en alerta y 14 en emergencia.
Sólo el 6,3% de la España peninsular se enfrenta a un escenario alarmante y cada vez más incierto porque el déficit es estructural, soportado en muchos casos por la generalizada sobreexplotación de acuíferos y aguas subterráneas, en zonas de emergencia que se localizan en la mitad sur del país y que podrían provocar cortes y restricciones en los próximos meses si no se toman medidas con urgencia. Cinco de esas catorce unidades en situación crítica se encuentran en Andalucía oriental: sistemas de Málaga-ZR Guadalhorce y embalse de la Viñuela en la provincia malagueña y Níjar, Sierras de Filabres y Estancias y levante en Almería. Son las comarcas más castigadas por una sequía cronificada normalmente acompañada de otro déficit, el de medidas de planificación, gestión y control hasta las últimas fases del escenario de emergencia. No es posible garantizar ni doce meses de abastecimiento y mucho menos de riego con el 60% de las dotaciones normales.
Inversión histórica para regar la agricultura
El consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural, Ramón Fernández Pacheco, ha destacado “la apuesta sin precedentes” del Gobierno andaluz con 325 millones de euros para garantizar el agua al campo. La Consejería ya trabaja con todas las delegaciones territoriales en una nueva planificación, “ahora mucho más ambiciosa al contar con el triple de inversión para ejecutar cuantas más conducciones mejor para llevar agua regenerada a más comunidades de regantes”. Destacó los 140 millones para la modernización del regadío gracias a un convenio firmado entre la administración regional, SEIASA y los regantes; los 8 millones de euros a mejoras de eficiencia energética del riego y la nueva convocatoria de ayudas que, por valor de 12 millones, vendrá a apoyar la construcción de balsas, de modo que se aumentará la capacidad de almacenamiento de agua de los agricultores.
Es más, no habría recursos suficientes para garantizar el suministro en verano porque las anomalías climáticas cada vez más habituales, como las lluvias irregulares y temperaturas de récord que multiplican el estrés hídrico de los cultivos y disparan la evapotranspiración de los suelos, dificultan mucho más la capacidad de los ecosistemas para resistir los periodos secos. Un escenario final de sequía prolongada, en base a la precipitación acumulada, que se extiende también, según el último informe hídrico de la Consejería de Agricultura, a la cuenca del río Andarax, la comarca natural del campo de Níjar, las cuencas los ríos Carboneras y Aguas y también la del Almanzora. Los ayuntamientos de Fiñana y Gérgal aplicaron restricciones en el consumo de agua en los meses más críticos del verano y la Comisión de la Sequía de la Confederación de las Cuencas Mediterráneas decretaba la excepcionalidad en la comarca del levante con limitación de consumo de 200 litros por cada habitante y día y la prohibición de llenar piscinas y regar los jardines.
Pero más allá de la vulnerabilidad de comunidades dependientes de estos recursos, la sequía de gran parte de la provincia está detrás de estragos, cada vez más visibles, en los ecosistemas en una provincia donde la aridez se extiende hasta alcanzar a casi un tercio del suelo. Se han llegado a secar los palmitos y esparto que habían sobrevivido durante décadas y en este invierno se marchitan los tomillos y cada vez escasea más el verde en sierras y enclaves del interior. Fuentes y manantiales de la zona norte se encuentran en mínimos históricos como el de Los Molinos, que hoy languidece cuando era el segundo caudal más fuerte de la provincia y principal descarga del acuífero carbonatado de la sierra de María. Las vegas del Nacimiento y cauce del Andarax se han convertido en cementerios de olivos centenarios mientras desaparecen los cultivos de secano como el almendro y se echan a perder las cosechas de los cítricos y otros frutales. El Ayuntamiento de Chirivel alertaba del secado de más 400 hectáreas de carrascal del parque de Sierra María-Los Vélez.
Feragua: infraestructuras hídricas como “inversiones estratégicas”
En sus alegaciones a la nueva Ley de Gestión Ambiental, la asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía (Feragua) ha pedido a la Junta de Andalucía que suavice la tramitación medioambiental de las infraestructuras que son claves para combatir la sequía en la región. “No es una ninguna demanda excepcional. Lo que pretendemos es que la administración andaluza sea coherente con la consideración de estos proyectos como inversiones estratégicas para Andalucía”, afirmó el presidente de los regantes de la región, José Manuel Cepeda, que ha solicitado para presas, trasvases, balsas y plantas de regeneración las mismas facilidades ambientales y agilidad en la tramitación que reciben los proyectos de hidrógeno verde y los parques fotovoltaicos.
Y los animales también están sufriendo el impacto del déficit hídrico. Los gestores de la finca El Romeral en los Genoveses advertían sobre la falta de pasto que ponía en peligro la continuidad de su ganadería con más de 1.200 cabras celtibéricas, una raza autóctona en peligro de extinción. Las organizaciones agrarias y ganaderas consideran insuficientes las bonificaciones y ayudas que han puesto sobre la mesa las administraciones y los ecologistas lamentan que nadie ha tomado conciencia del enorme problema de presente y futuro que tiene la provincia. El contraste de recursos entre la España húmeda y seca evidencia, a juicio de los operadores de abastecimiento, la necesidad de aplicar unas políticas diferenciadas que se adapten a las características de cada territorio. La Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento explica en su informe que las grandes obras hidráulicas, junto con las subvenciones al sector agrario y turístico y restricciones al uso del agua en usos agrarios y los abastecimientos urbanos copan el grueso de las medidas puestas en marcha y no son suficientes.
Hay que “superar el actual modelo” y avanzar hacia una planificación que se adapte al cambio climático. Entre sus propuestas está tomar nota de las lecciones de la sequía, dotar al agua de una perspectiva de justicia social, mayores medidas de ahorro y eficiencia y una nueva gobernanza eficiente y transparente. Otras más concretas son impulsar planes de gestión del riesgo de sequía y de choque contra la fugas, proteger las fuentes de suministro de agua dulce, digitalización y acceso libre a la información y garantizar la prioridad de los abastecimientos. A juicio de los gestores públicos del abastecimiento y saneamiento, resulta imprescindible replantear y alargar el ciclo de vida del agua con el despliegue de más y mejores soluciones tecnológicas tanto en la reutilización como regeneración y desalación y aplicar medidas más urgentes en los territorios en los que la situación de sequía se ha cronificado porque las reservas no dan ni para llegar al verano y está en grave riesgo el futuro del sector del agro que es uno de los pilares de la economía en Almería.
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