La mirada zurda
¿Qué es la suerte?
Adopta a un abuelo
“Belén, campanas de Belén, que los ángeles tocan, ¿qué nuevas me traéis?”. Embelesados y risueños, los usuarios de la residencia de mayores de El Zapillo en Almería contemplaban los cánticos navideños al alimón de una treintena de estudiantes del IES Maestro Padilla con flautas, xilófonos y guitarra española. No faltaron tampoco clásicos de la música como Bohemian Rhapsody de Queen o Hallelujah de Leonard Cohen. Después de más de dos años de conmoción y restricciones, de aislamiento y miedos ante una cosa nunca vista que destruía su mundo anterior, de silencios y llantos por los que se han marchado con la pandemia, por fin tocaba cantar, aplaudir y sonreír y si se escapaba alguna lágrima era de felicidad. Todavía con mascarillas, pero con la libertad de una batalla más que se ha ganado, los ancianos pudieron volver a ese pasado en el que los geriátricos se contagiaban de la ilusión y esperanza de esas nuevas generaciones que transmiten como nadie el espíritu navideño.
Un nuevo paisaje, con escenas entrañables, que necesitaban más que nunca unas residencias de mayores que se habían convertido en la zona cero de los estragos del coronavirus. En un mundo que vuelve a rehumanizarse, ha llegado el momento de dejar atrás el síndrome del enclaustramiento, una cuarenpena que los ha acompañado en los dos últimos años y esa soledad forzosa por prevención sanitaria que tanto ha alejado a los ancianos de esos locos bajitos como los define Serrat. La iniciativa 'Adopta a un abuelo' del Distrito Sanitario de Almería, con la implicación máxima de centros educativos y ayuntamientos, ha permitido devolver la alegría del pasado a una veintena de geriátricos, residencias de mayores y centros de día distribuidos por media provincia, desde la capital hasta Abla, pasando por Canjáyar, Las Tres Villas, Benahadux, Alhama, Felix, Níjar o Pechina, entre otras.
Todavía con mascarillas y con ciertos recelos por la seguridad de los residentes que sufren alguna patología, los alumnos de colegios e institutos han repartido postales y felicitaciones navideñas, abrazos, villancicos y mucho cariño a cientos de ‘abuelos’ visiblemente emocionados por este nuevo escenario de felicidad compartida y de poder disfrutar en directo de un empuje generacional que alegra los corazones y cicatriza viejas heridas. La 'coronavidad' ya ha pasado a la historia y en la actual hay mucho por celebrar. Los ancianos llevan semanas esperando estas visitas tan especiales y en algunas localidades han preparado detalles y obsequios para los escolares. Los enfermeros referentes de los centros educativos y los de las residencias han coordinado esta jornada de convivencia en vísperas de la Navidad con la colaboración inestimable de los docentes y algunos consistorios.
En Canjáyar, por ejemplo, los niños vestidos de pastorcillos se fueron a comer churros a la plaza del pueblo antes de visitar la residencia San Antonio Abad. Los colegios han preparado cartas personalizadas y postales que en algunos geriátricos se han entregado a sus usuarios ante la imposibilidad de que acudieran los niños como en la de San Rafael o incluso vídeos y audios con villancicos y dedicatorias preparadas con esmero como las que hicieron los de los colegios de Retamar y San Indalecio de La Cañada para los usuarios de la residencia asistida de la Diputación y de Santa Teresa de Jornet. Los mayores de la residencia Ballesol también han recibido felicitaciones del alumnado de los colegios Ave María de El Quemadero, Los Millares, Ángel Suquía, Alfredo Molina, Virgen de la Paz, Virgen del Mar y Juan Ramón Jiménez. Las lágrimas de uno de los usuarios al leer la carta que le habían dedicado pone de manifiesto la importancia de este tipo de gestos navideños.
La coordinadora de los enfermeros referentes en el Distrito Sanitario Almería, Sonia Martínez, agradece la predisposición de los centros educativos que se han volcado para inundar los geriátricos de espíritu navideño. “La respuesta ha sido muy satisfactoria, algunos colegios lo estaban valorando incluso alguna iniciativa similar antes de que les hiciéramos la propuesta”, argumenta. Sonia Martínez lidera un equipo de una quincena de profesionales de enfermería que se han implicado a fondo en la organización y también en la logística para llevar las felicitaciones y otros detalles navideños que recogían en los centros educativos a las residencias de mayores prolongando jornadas laborales y realizando permanentes desplazamientos.
Desde que se realizó la primera visita el pasado lunes se han ido sumando colegios e institutos de toda la provincia, no sólo en los de la capital. El CPR de Las Tres Villas visitó la residencia de Ocaña, los alumnos de primaria del CEIP Padre Manjón acudieron al centro de día Minerva, el aula de música del IES Valle del Andarax llenó de villancicos la residencia San Antonio Abad de Canjáyar, los del CEIP Joaquín Tena Sicilia acudieron a la residencia de Abla, los del colegio José Díaz a la de Pechina, Inmaculada Concepción el centro Mirasierra de Alhama y los del CEIP Concordia que han repartido ilusión y sonrisas en la residencia San Rafael. La iniciativa 'Adopta un abuelo' ha partido de la dirección del Distrito Sanitario, pero se ha hecho muy grande a medida que se iban implicando los colegios.
Una veintena de centros han participado, con especial protagonismo de los de la capital, y se han ido multiplicando conforme avanzaba la semana. Los escolares del Virgen de Loreto visitaron la residencia Emera con cartas y villancicos, también se han implicado en el envío de postales los alumnos de La Salle-Chocillas, Freinet, Giner de los Ríos, San Indalecio de La Cañada, Ferrer Guardia o San Vicente de La Cañada, entre otros. Y, como no podía ser de otra forma, las nuevas tecnologías que tan bien controlan los jóvenes han contribuido a estrechar más los lazos intergeneracionales con la retransmisión por Youtube del festival de villancicos de algunos colegios y el envío de vídeos y audios con cariño virtual cuando no se ha podido realizar la visita a la residencia. Los más pequeños han devuelto la ilusión y la esperanza a los que más sufrieron la soledad y estragos de la pandemia.
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