El Infoca certifica su alianza con el ‘fuego bueno’ en Los Filabres

Un entrenamiento internacional con la organización de referencia, The Nature Conservancy, permite validar los mecanismos del Equipo Regional de Quemas Prescritas de Andalucía

El Infoca certifica su alianza con el ‘fuego bueno’ en Los Filabres / Iván Gómez

La estrategia del fuego contra el fuego, de las quemas prescritas en la que los bomberos forestales no sólo apagan las llamas sino que también prenden la mecha, será uno de los ejes sobre los que gire la nueva política de prevención de los incendios en bosques y sierras de Andalucía. El ‘fuego bueno’, de de carácter técnico y controlado, puede parecer una contradicción, pero los incendios de media y baja intensidad tienen un rol ecológico con una explicación bien sencilla.

La desaparición del pastoreo y el abandono de los montes y usos agrarios tradicionales generan un aumento de la combustibilidad, sobre todo cuando aprietan los eventos extremos de sequía y los episodios prolongados de calor asociados al cambio climático, que convierte a los pulmones verdes de la región en un polvorín que puede estallar a la mínima chispa. Pese a concebirse como enemigos, existe una relación de amor-odio entre el fuego y los bosques desde hace más de trescientos millones de años, cuando los primeros árboles comenzaron a poblar tierra. La ecología de los incendios es una herramienta de prevención fundamental en la nueva gestión forestal y permitirá, además de ir rebajando el combustible vegetal, limpiar el ecosistema, abrir zonas a otras especies más resistentes, eliminar materia muerta y reciclar nutrientes para frenar la pérdida de la biodiversidad.

El uso de las llamas será uno de los aliados en la hoja de ruta del Plan Infoca, pero es una práctica que no está exenta de riesgos, por lo que requiere un adiestramiento y formación de los bomberos del ámbito rural que se especializarán en el manejo de estos incendios controlados. En 2012 iniciaron su incursión en el ‘fuego amigo’, en base a lo avanzado en otros países como Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, y cinco años más tarde se constituyó el Equipo Regional de Quemas Prescritas (ERQUA) en cumplimiento de una Proposición No de Ley del Parlamento andaluz por la que se instaba a la Junta a seguir avanzando hacia ese nuevo modelo de gestión integrada del fuego. El germen es la apuesta y el trabajo entusiasta y autodidacta de una decena de profesionales del Infoca, liderados por los jefes de centros operativos Rafael Yebra y Manuel Larios, que han logrado la formación de una treintena de instructores y han realizado más de medio centenar de este tipo de quemas con prescripción, de las que 35 han tenido como escenario las sierras de Almería.

El equipo de ignición en el paraje La Solana de Alcóntar

En esta provincia pionera está celebrándose desde principios de semana y hasta el viernes próximo el mayor evento técnico mundial sobre el empleo del fuego con la participación de 48 profesionales de extinción e investigadores de España y otros cinco países. Este primer TREX, con el que definen al Encuentro para el Intercambio de Experiencias y Entrenamiento en Quemas Prescritas, es un hito en nuestro país y el segundo que se realiza en Europa tras pasar por el Alto Minho de Portugal el pasado año. Se presentaron más de 170 candidatos para 48 plazas, 33 de fuera de España con el 50% de los Estados Unidos, y la mitad se han asignado al personal del Infoca.

El TREX Andalucía 2019 forma parte del convenio de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta con la organización americana The Nature Conservancy (TNC), por el que técnicos del dispositivo andaluz han asistido a sus cursos de formación para jefe de ignición y verificadores estadounidenses facilitan al Infoca, después de una evaluación sobre el terreno en las Sierras de Los Filabres, Gádor y María-Los Vélez, el reconocimiento internacional del ERQUA y del sistema de calificación profesional, un sello de calidad como instructores. Una acreditación de la primera línea de fuego con prescripción que no ha logrado ningún dispositivo fuera de los Estados Unidos como referente y padre de los estándares internacionales de formación.

Son ocho los técnicos estadounidenses desplazados estos días a Almería para ver los conocimientos de los integrantes del ERQUA. El nivel de exigencia para entrar en el club de las quemas prescritas es alto y no sólo en la práctica. Para crecer en aprendizaje teórico deben asistir a seminarios en otras comunidades como Cataluña, con el Grupo de Refuerzo de Actuaciones Forestales (GRAF) que lleva más de dos décadas de brega y la Fundación Pau Costa, y un reducido grupo de países del mundo anglosajón. Ese rodaje les permitió crear una Estrategia del Fuego Controlado de Andalucía y el plan de formación a partir de los que se realiza la estandarización de procedimientos, con diferentes niveles profesionales en función del conocimiento y la experiencia acreditada. Y han marcado la hoja de ruta con el proyecto CILIFO por el que se desarrollarán durante los próximos tres años cinco quemas prescritas en cada provincia en las que cualificar a 20 profesionales y llegar a 700 técnicos formados. “Son muy rigurosos y exigentes para avalar nuestros protocolos y la cultura del fuego que estamos desarrollando en Andalucía”, nos relata Francisco Senra, otro de los precursores del ERQUA.

Briefing antes de la quema prescrita

Durante once intensos días de trabajo, de ventanas abiertas para quemar y compartir experiencias, en condiciones meteorológicas de cierta complejidad, se despliegan codo con codo con instructores de la TNC que supervisan todos sus movimientos. Richard Sinkovitz es uno de estos profesionales de la primera línea de fuego americano que anota en su libro de tareas las acción de las unidades de control e ignición en los talleres prácticos que se suceden para el análisis, planificación y ejecución de las quemas que se están realizando en situaciones extremas, fuera de la ventana de prescripción incluso por la elevada humedad de hasta el 90% y el frío que obliga a poner en marcha patrones más agresivos para poder propagar las llamas. “Hoy vamos a trabajar al límite”, asegura Rafael Yebra, director del Centro Operativo de Almería.

En la mano sostiene una gorra con el logotipo ERQUA. ¿Un cangrejo?. Esta centolla no tiene demasiado encaje con el monte andaluz ni el dispositivo forestal, pero define a la perfección cómo se tiene que realizar una quema. El control del perímetro lo marcan sus pinzas, siendo el interior la zona segura y la cabeza avanza siempre contra la dirección del viento. Si cambia de sentido se bascula con las llamas para garantizar que no se sale de las líneas de seguridad. Si hubiera un escape se paralizaría la quema de inmediato y el jefe de ignición pasa a coordinar la extinción. Los 200 metros marcan la distancia por la que se consideraría incendio forestal y se daría aviso al COP de esa provincia. Siempre cuentan con vehículos autobomba y en el TREX tenían movilizados hasta dos helicópteros en el Cedefo de Serón y la Brica de Granada. Pero una quema prescrita no requiere de agua y si se desarrolla con éxito la lumbre muere de forma natural. Así transcurrió en el paraje de la Solana, del término municipal de Alcóntar, el martes en la primera jornada del TREX Andalucía 2019.

Los bomberos forestales, con sus uniformes impecables y las azadas en mano, comienzan el briefing poco antes de las diez. El relente venía frío, a unos pocos kilómetros está el Observatorio de Calar Alto donde el termómetro había caído a los tres grados bajo cero. Esperan a que seque un poco la vegetación con el sol mañanero y se anotan las instrucciones de la quema de dos parcelas de unas 5,5 hectáreas de un pastor que se las ha cedido consciente de la mejora que supondrá para el ecosistema. Las llamas acabarán con el 70% del pasto, esparto y matorral, en un terreno elevado con riesgo de accidente por la sucesión de las pendientes y vaguadas. El equipo médico del Infoca les acompaña en todo momento y ya en la recta final del ejercicio tuvieron que atender a un bombero forestal de Alemania que se había quemado la mano. Todos vienen con su propio EPI, incluidas las botas y ropa de extinción, casco, lámpara frontal, guantes y gafas de seguridad.

Fuego controlado en la sierra de Alcóntar

Durante las explicaciones, en castellano e inglés, se deja claro el responsable de cada equipo, tanto control como ignición. El jefe de la quema es Carlos Ruiz y cuenta en la coordinación del ejercicio con Cayetano Espigares en seguridad y Antonio Vera para prender la mecha al frente de seis antorchas por goteo. La meteorología, que se actualiza cada hora, está en manos del técnico de operaciones Fran Castelló. La humedad y el viento son la brújula de un bombero en las sierras. También definen los canales de comunicación aéreos y las pautas para frenar en seco la quema si se mantiene fuera de las ventanas de actuación. La fogata la empieza el equipo de control delimitando la zona y a partir de ahí entra en escena el de ignición que agota el combustible de las antorchas porque el terreno está excesivamente húmedo y es más difícil que el fuego se apodere de la biomasa residual.

La finca en cuestión está alejada de viviendas y carreteras, por lo que no habrá incidencias con el humo. Eso sí, aún notificando con antelación a los ayuntamientos y dispositivo de Protección Civil que habrá una quema controlada no consiguen evitar que se repitan las llamadas de los vecinos alertando al 112 del incendio. Todavía queda mucho camino por recorrer en el cambio de paradigma que considera todo fuego como malo y perjudicial y en determinados municipios no ven con buenos ojos estas prácticas. No es el caso de Almería porque las quemas prescritas son frecuentes y el Infoca ya ha convencido a las autoridades de los beneficios de los incendios de baja intensidad para el ecosistema. La legislación de los incendios también requiere una actualización. Se remonta a los años sesenta centrada única y exclusivamente en la extinción.

A las doce y media ya hay focos por la mayor parte de la parcela a la que abrazan por los flancos los equipos de control. Un grupo de observadores, con científicos y gestores del territorio, acompaña al equipo guardando la distancia porque no se van a enfrentarse al fuego directamente, pero sí que van a aprender los efectos de su uso en la protección de las sierras y en la gestión de un paisaje más resiliente a los grandes incendios forestales y al cambio climático. Los integrantes del proyecto Open2preserve que han venido desde la Universidad de Navarra y de la estación Zaidín del CSIC en Granada llevan años de estudio de la combinación del pastoreo y el fuego técnico con resultados que legitiman esta intervención sobre el territorio.

Bomberos forestales de Andalucía y otras comunidades y países durante la quema prescrita en la Sierra de los Filabres / Iván Gómez

Luis Carlos Valero, presidente de Asaja en Jaén, hace una reflexión sobre la relevancia de la ganadería y silvicultura para limpiar el monte y así prevenir los siniestros. “La actividad forestal se ha perdido, el jornal de la madera no es rentable y al permitir que se abandone el campo no se tiene en cuenta que el coste de un incendio es muy superior al que tendría su prevención”, argumenta y cifra el gasto de uno de los últimos, el de Quesada, en 7,5 millones de euros. A la quema de Alcóntar sucede al día siguiente otra en Bacares con distinto paisaje y patrones para la ignición por la meteorología y las parcelas con cobertura de pinar. El Infoca vuelve a responder. Nunca falla y los americanos están tomando buena nota.

Open2preserve, la combinación del pastoreo y quemas prescritas

En el TREX Andalucía 2019 que se está celebrando esta semana y la próxima en Almería no sólo participan bomberos forestales y técnicos de extinción y entre el medio centenar de asistentes se encuentran investigadores que desarrollan estudios sobre esta materia. En concreto, personal de la Estación Experimental Zaidín del CSIC y de la Universidad de Navarra se han desplazado a una zona que conocen bien porque es el escenario del proyecto europeo Open2preserve, cuyo objetivo es conectar el actual conocimiento científico interdisciplinar, con la tecnología y la operación práctica de técnicas combinadas para la preservación de los ecosistemas en espacios abiertos de alto valor natural. A través de experiencias piloto, una en Calares de Sierra de Los Filabres, desarrollan un modelo de gestión sostenible con el que pretenden disminuir el riesgo de incendios a través de la combinación óptima de fuego técnico y pastoreo dirigido, ovino en la zona mediterránea y equino en la Atlántica, en el marco del programa Interreg Sudoe.

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