“Fui la tercera generación de churreros, ahora está la cuarta en el kiosco ”
Almería y sus personajes I Luis Marín Jiménez (Churrero)
Su abuela Carmen iba haciendo churros por las fiestas de los pueblos
En 1965 su padre y su madre se instalaron en la Rambla y él trasladó el kiosco a calle Santiago en el 2000
Es el broche de oro a una noche de fiesta... o de penitencia: un chocolate con churros bien calenticos. Y si hay un churrero emblemático en la ciudad de Almería, ése es Luis Marín, nieto, hijo y, ahora, padre de churreros.
–’De tal palo, tal astilla’; o ‘de casta le viene al galgo’.
–Pues sí, desde que era un niño he trabajado en la churrería. La cosa empezó con mi abuela,Carmen Segura, que iba por las fiestas de los pueblos haciendo ruedas de churros. Luego vinieron mis padres, que se establecieron en la parte alta de la Rambla en 1965, y mis tios Manolo y María, que estuvieron en la plaza Pavia y Zapillo; incluso mi madre abrió otra en las 500 Viviendas.
–Y ahora, en calle Santiago.
–Es que cuando urbanizaron la Rambla tuvimos que irnos de donde estábamos, frente al bar La Gloria, al lado de un poste de gasolina. El día 6 de febrero de 2000 abrí por última vez aquel kiosco y tres días después me instalé en éste en el que ya llevamos 21 años.
–Usted ya, como cliente y ‘relaciones públicas’.
–Ja, ja, ja. Sí, ya me jubilé hace cuatro años tras 45 como churrero pero muchas mañanas vengo a echar un ratico con los clientes del kiosco. Ahora siguen el negocio mi mujer, Mari Carmen, y mis hijos, Luis y Alejandro, ya la cuarta generación de churreros.
–¿Qué tienen tus churros que gustan tanto?
–Nada especial, quizá el cariño con que los hacemos. Elaboramos la masa con harina de trigo, bicarbonato, sal y agua. Mezclamos a mano en el barreño y hacemos las porras una a una en la freidora llena de aceite de girasol Movemos con unos palillos hechos a medida y en dos minutos ya están listos para comérselos.
–Y por si has comido mucho, ahí están sus célebres ‘palomitas’.
–Bien buenas que están, sí señor. Mezclamos anís seco de 50 grados con limón natural y rebajamos con un chorrito de agua. Al frigorífico, y las servimos en un vasico pequeño. Hay días en que gastamos 25 litros de ‘palomitas’, sobre todo los domingos, que esto se llena. Las primeras las cobraba a 2’50 pesetas. y ahora cuestan igual que un café. Son el complemento ideal para un chocolate con churros.
–A ver, cuéntenos alguna anécdota de sus 45 años de churrero.
–Yo abría todos los días del año, excepto Navidad y Año Nuevo. Una Nochevieja fuimos con unos amigos de baile y al volver a casa, paramos en el kiosco para hacer unos churricos y acabar la noche. Por el barrio se corrió la noticia de que habíamos abierto, empezó a acudir gente y no tuvimos más remedio que ponernos a trabajar. No lo volveré a hacer.
–Si seguimos, no nos va a quedar espacio para hablar del Club Deportivo ‘Luis Marín’.
–El fútbol es mi gran pasión. Patrocino un equipo cadete que está en 1ª división andaluza, otro juvenil en División de Honor y no he tenido más remedio que hacer otro senior, en 3ª. Todos ellos de fútbol sala. Siempre me ha gustado trabajar con niños que son más sanos y agradecidos aunque he colado un equipo de mayores, para que no se enfadaran.
–En total, ¿con cuánta gente trabaja?
–Unos 50 futbolistas aproximadamente entre las tres las categorías más los equipos de niños que ni sé cuántos son. Tus dos nietos están entre ellos.
–Veo muchos futbolistas veteranos de Almería por aquí.
–Pues sí, a media mañana es lugar de reunión informal de bastantes de ellos que toman unas porras y echan un ratico de conversación. Casi fijos a diario son Paquitico son los hermanos Criado, Jensen, Melero...
–Bueno, pues póngame una palomita para acabar.
–Mira, he pasado 45 años de mi vida tras el mostrador así que que nos la pongan mis hijos en la mesa.¡Luis, un par de palomitas.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por Universidad Loyola