Dos minas submarinas de la guerra de Las Malvinas acabaron en Almería
Los artefactos tenían como objetivo una fragata inglesa atracada en Gibraltar, pero la operación fue abortada en Málaga y las bombas acabaron siendo detonadas en el campamento Álvarez de Sotomayor de Viator

LA guerra de Las Malvinas, salpicó de alguna manera a la provincia almeriense después de que en la primavera del año 1982 un grupo de personas posiblemente en connivencia con los servicios de inteligencia de Argentina consideraran durante la breve contienda con Gran Bretaña sabotear el Peñón de Gibraltar colocando dos minas submarinas para que explotaran en una fragata atracada en el puerto gibraltareño.
Estas minas submarinas, de origen italiano fueron enviadas por valija diplomática hasta la embajada argentina en Madrid. Una vez abortada la operación y detenidos en la provincia de Málaga los cuatro activistas del comando por la Policía en un servicio controlado por los servicios españoles de inteligencia militar, las minas submarinas fueron explosionadas en el campo de maniobras del campamento Álvarez de Sotomayor de Viator.
Los artefactos intervenidos en Málaga tuvieron un curioso periplo viajero. Agentes del Grupo de Información de la Comisaría de la Costa del Sol fueron asignados para la custodia y posterior desactivación de las minas que viajaron hasta la provincia de Almería, tras una breve escala en la comisaría de El Ejido. Tras pasar casi 24 horas en tierras ejidenses fueron trasladadas al campamento de Viator. Una vez en el recinto militar, los artificieros del ejercitó las explosionaron en el campo de maniobras.
Por razones de estado- secretos de guerra- así se clasificó entonces el asunto, el suceso no se conoció en nuestro país hasta años mas tarde, cuando la revista Cambio 16 publicó de forma inconclusa un reportaje sobre el caso,
Desde 1982, los hechos del frustrado sabotaje se mantuvieron en España ocultos a la opinión publica y no se profundizó en el caso. Sólo se conoció la parte final de la detención y no se investigó lo suficientemente el origen en Argentina donde todo se negó. Curiosamente en el Reino Unido "se especuló con la posibilidad de que hubiera existido".
La denominada "Operación Gibraltar" fue activada por el almirante Jorge Isaac Anaya, comandante en jefe de la Armada, designándole el operativo al jefe de Inteligencia, contralmirante Eduardo Morris Girling, planificándose en Chile. Después de estudiar su factibilidad se decidió como objetivo la base británica de Gibraltar para hundir la fragata "Ariadna" . Algunos de los comisionados para intervenir en el sabotaje eran , ex montoneros que habían participado en la fuga del penal de Rawson.
Dos de los activistas, Máximo Nicoletti y Nelson Latorre salieron de Buenos Aires con pasaportes falsos e hicieron una primera escala en París, donde nada más llegar fueron detectados por los servicios de inteligencia y puestos bajo vigilancia. De allí viajaron a España, donde se encontraron con los otros dos integrantes de la misión. En la Embajada argentina en Madrid el comando recogió dos minas de fabricación italiana, de 60 centímetros de diámetro y cargadas con 25 kilos de trotyl, que habían sido enviadas por valija diplomática camufladas en unas boyas de color naranja.
El enlace en Algeciras, era el capitán de fragata, Héctor Rosales, que a partir de entonces se haría llamar capitán Fernández quien igual que Nicoletti y Latorre llegaron a España utilizando identidades falsas junto con otro colaborador a quien apodaban "El Marciano"
Bajo la apariencia de turistas argentinos amantes de la pesca se dedicaron a estudiar el terreno para el golpe. Alquilaron tres coches y compraron una embarcación hinchable en El Corte Ingles de Málaga al que colocaron un pequeño motor fuera borda. El plan consistía en llegar a la bahía de Gibraltar a bordo de la lancha simulando estar pescando y una vez en el mar navegar hasta donde estaba fondeada la fragata. Una vez en el punto, los terroristas buceando colocarían los explosivos y después de hundir la lancha y posteriormente alcanzar la orilla a nado donde en un le esperaban coche otro miembro del comando
La orden era la de atacar un objetivo militar. Mientras tanto, dos de los terroristas se pasaban todos los días navegaban por la zona, y además de bucear y pescar hacían incursiones submarinas por el puerto y detectando que las redes de alambre de acero que protegía al puerto de cualquier ataque submarino no estaba colocado y eso facilitaría las cosas.
Tres semanas estuvieron en la zona dejándose ver como fanáticos de la pesca y del submarinismo, haciéndose pasar por personajes simpáticos y dicharacheros
Fue el domingo 30 de mayo, cuando observaron que una fragata y un carguero británico con destino a Malvinas habían llegado a Gibraltar para reaprovisionarse. El lunes, sobre el mediodía, Nicoletti y El Marciano llevaron la lancha hasta la boca del puerto. Durante tres horas se afanaron en colocar la carga explosiva en la fragata, cuyo operativo de retardo había sido programado para las nueve de la noche, dos horas después de que los saboteadores tomaran el avión con destino a Madrid. Conocida la trama, la Policía advertida por los militares que les controlaban en todo momento decidió pasar a la acción. En el hotel donde se
Máximo Nicoletti, jefe del comando cambiaban de ropa para tomar el avión con destino a Madrid fueron arrestados y las minas sacadas a flote. Todo estaba preparado para el lunes 31 de mayo pero, cuando los otros dos miembros del comando fueron a renovar el alquiler de los coches, que se les había vencido por un día, en la agencia malagueña ya les estaban esperando la Policía,
Las minas no explotaron y los saboteadores de inmediato fueron deportados en el mas estricto secreto. Maximo Nicoletti ex-guerrillero de la organización montoneros anteriormente en 1977 fue detenido por la Armada Argentina por el hundimiento de la fragata Santísima Trinidad en el puerto de Buenos Aires. Ricardo Ruiz Coll funcionario del Cuerpo Superior de Policía de Málaga siguió el rastro del comando y efectuó su detención y Miguel Catalán, comisario jefe de la policía de Málaga en1982 fue encargado personalmente por el ministro Juan José Rosón de la coordinación de esta operación Este caso, no tuvo ningún tipo de trascendencia en España durante aquellas fechas. El intento de "sabotaje" pese al riesgo de materializarse fue calificado por especialistas en el tema como de una autentica chapuza.
También te puede interesar
Lo último