La mirada zurda
¿Qué es la suerte?
Almería
La cuenta atrás ha comenzado. La capital almeriense la lleva esperando desde hace 30 años, desde que, en noviembre de 1993, el Ayuntamiento confeccionara su propuesta de remodelación del acceso ferroviario a la ciudad. Mucho (incluso más de lo indecible por los vaivenes políticos de las administraciones implicadas), se ha venido discutiendo desde entonces sobre el soterramiento, si bien, tras los últimos desencuentros de principios de año, las autoridades celebrarán, en cuestión de días, el inicio de estas obras de cirugía urbana que permitirán la demandada llegada del AVE. Tanto se ha debatido que las explicaciones al ciudadano de lo que se le viene encima, especialmente a los residentes en el área de influencia, no han llegado. Y eso que la FASE 0, contemplada en la secuencia de actuaciones a la que ha tenido acceso este periódico, puede darse por comenzada mediante la inspección de edificios“potencialmente en riesgo” con levantamiento notarial.
Es una de las 100 amenazas detectadas para las cuales hay programadas medidas preventivas de supervisión y control de obras pero, apreciado lector, volvamos al principio. Ejecutada una primera fase con el túnel de El Puche, actualmente, el acceso ferroviario a Almería penetra por el norte de la ciudad discurriendo a cielo abierto en una vía única de ancho ibérico. Una fractura entre barrios que el soterramiento de las vías del tren, desde El Puche hasta el entorno de la avenida del Mediterráneo y su conexión con la estación intermodal, vendrá a resolver con un túnel de 1.868,4 metros de longitud a construir mediante la técnica cut and cover (falso túnel).
Es un cajón cerrado, a una profundidad de entre 9 y 11 metros, que requiere de movimientos de tierra y excavaciones dentro de los más de 1.000 días de trabajos (36 meses), por los que Adif ha adjudicado a Sacyr estas obras, valoradas en 165 millones de euros, que incluyen el ancho de vía internacional de la Alta Velocidad, la demolición de los pasos superiores de la avenida del Mediterráneo y la carretera de Níjar, y el paso inferior del Camino de La Goleta, así como una profunda remodelación de la estación de tres y autobuses, que incorpora la construcción de un aparcamiento subterráneo y que obligará a los viajeros, de ambas modalidades, a transportar sus maletas con otra mentalidad.
Viajeros..., a Huércal
Es el primer incordio que se prolongará durante tres años. Los primeros seis meses de trabajos serán dedicados a levantar la playa de vías de la antigua estación del ferrocarril donde se creará la provisional de autobuses, con lanzaderas hasta la estación de Huércal para los usuarios del tren.
Pero un proyecto de tal magnitud lleva aparejados otros martirios que, eso sí, a la larga merecerán la pena en este aparente anacronismo de que para estar guapa, hay que sufrir. Si cualquier pequeña reforma de cualquier plazuela lleva aparejada molestias, los impactos de esta segunda fase sobre la vida cotidiana de la ciudad serán, desde luego, más notables que los atascos en El Puche derivados de la primera fase de obras. Ruido y vibraciones, partículas en suspensión, la circulación de maquinaria, residuos, cortes de suministros como el agua, la luz y telecomunicaciones... Hasta el Ayuntamiento dirigió un escrito mostrando su preocupación por las afección de las obras sobre la población y la movilidad urbana, solicitando la inclusión en el proyecto de soluciones que resuelvan estos inconvenientes.
Impacto sobre edificios
Dicho y hecho, pues, a cada cuestión, los trabajos contemplan medidas correctoras sobre las que se ha trabajado tiempo atrás. Entre ellas, el impacto potencial que la construcción del túnel entre pantallas pueda tener sobre los edificios y estructuras dentro de la zona de influencia de la intervención.
Los redactores del proyecto, presentado el pasado año, delimitaron una zona de influencia de 15 metros de distancia con respecto al borde de las excavaciones y elaboraron un listado de edificios agrupados en función del nivel de riesgo a cuya referencia el documento no permite acceder. Al margen de este primer análisis, esta zona cero del AVE se ha ampliado a 40 metros y se está inventariando, mediante la recopilación de planos y datos, el tipo y profundidad de las cimentaciones, la tipología de las estructuras y la posible existencia de sótanos, dentro de la inspección de edificios, con levantamiento notarial, que ya se está realizando como paso previo al inicio oficial de las obras, durante las cuales, hay arbitrado, además, un plan de instrumentación y monitoreo sobre el comportamiento del terreno. Ya de la primera fase del soterramiento, existe al menos un litigio, pendiente de resolver, con una comunidad de vecinos por la aparición de grietas.
Polvo y ruido
En cuanto a la incidencia ambiental de tareas tales como movimientos de tierra, excavaciones o demoliciones, que podrían afectar a la calidad del aire, la secuencia de actividades incorpora revegetaciones de aquellas áreas que pudieran quedar desnudas para evitar el polvo y el riego de viales, entre otras acciones dirigidas también a controlar la emisión de ruidos como el adecuado mantenimiento de maquinaria o un límite de horarios de trabajo que no se extenderá a la noche, sobre todo cuando la actividad se concentre en las cercanías de los residenciales. Previamente, se ha realizado un estudio del ruido preexistente, así como de vibraciones para la determinación de los niveles previsibles en la ejecución de esta superestructura.
Cortes de suministro y calles
El plan de obra incorporará desvíos provisionales del tráfico e información puntual a los vecinos, de igual modo que se comunicará los cortes de suministro, ya que hay redes afectadas. Se han consultado las canalizaciones existentes en el espacio afectado a empresas como Aqualia, Endesa, Vodafone, Telefónica, Orange..., quedando planteada de antemano las reposiciones, protecciones y adecuaciones necesarias para cada uno de los servicios.
Impacto sobre el acuífero
De igual modo, se pidieron informes a los distintos departamentos oficiales implicados de una manera u otra, como puede ser la Dirección General de Bienes Culturales, al entrar en uso la antigua estación del ferrocarril como vestíbulo de espera de la estación provisional, o la Confederación Hidrográfica del Sur por el posible impacto de las obras sobre el acuífero del Andarax, desde donde se ha advertido sobre la catalogación como Paisaje Agrícola Singular de la Vega del Bajo Andarax, si bien los estudios abordados descartan que la excavación del túnel pudieran tener afecciones, ni siquiera en los puntos de mayor penetración de las pantallas bajo el nivel freático. Incluido el aparcamiento subterráneo.
Las medidas preventivas incorporan, además, analíticas de las aguas bombeadas durante la construcción de este cajón, que serán vertidas al mar al no tener capacidad la estación depuradora (EDAR).
Sistema de bombeo de agua con más de 20 pozos
La remodelación de la estación intermodal para ser convertida en la nueva estación del AVE de Almería contará con un aparcamiento subterráneo con 392 plazas distribuidas en dos plantas. Contemplado en la actual zona de dársenas, la construcción de este parking requiere un vaciado del terreno de 9,4 metros con pantallas ancladas a cuatro metros de profundidad, por lo que este espacio de obras necesita control de agua freática, ya que el nivel actual está a una cota algo mayor, por encima de un metro, aproximadamente.
El proyecto de obras ha ideado un sistema bombeo compuesto por 20 pozos perimetrales, a 14 metros de profundidad, más otros tres de refuerzo, dos en la zona actual del túnel de acceso más un tercero. Este sistema, según los cálculos apuntados, permitirá bombear conjuntamente un caudal de 130 litros por segundo, evitando así riesgos de afecciones a edificios cercanos.
Restos arqueológicos y arbolado singular
Salvo la presencia de la antigua estación del ferrocarril, no existe a lo largo de la extensión de las obras proyectadas áreas de especial protección arqueológica y el informe de actividad previo así lo constata. No obstante, el plan de trabajos contempla vigilancia arqueológica durante la fase de movimientos de tierras.
Tampoco se han detectado especies de flora amenazadas por el trayecto de este cajón cuya zona de ocupación no está caracteriza, en líneas generales, de formaciones vegetales de interés, aunque, al adentrarse en el casco urbano, se han identificado ejemplares arbóreos singulares durante los recorridos de campo realizados. Los de gran porte y tamaño normal, a sugerencia del Consistorio, serán trasplantados a espacios libres de la Vega, si bien se apunta a otra consulta al Ayuntamiento antes del inicio de obras.
Las obras del soterramiento, que contemplan un plazo de ejecución de 36 meses, comenzarán en la denominada fase cero levantando los andenes de la antigua estación del ferrocarril. Y es que este espacio será adaptado, en seis meses, como estación provisional a fin de mantener, mientras duren los trabajos, las comunicaciones en autobús de la ciudad, con lanzaderas a Huércal, a cuya estación retornan las llegadas y salidas en tren. Para la provisional, de 23 dársenas, el proyecto propone módulos prefabricados (información, taquillas y aseos), y habrá una zona de asientos cubierta por una marquesina en el centro de la isleta . Una vez en funcionamiento, llegará el momento de entrada de obras a la actual intermodal, decir adiós a la pasarela peatonal sobre Sierra Alhamilla que ha venido conectando los barrios de levante como El Tagarete, 500 Viviendas y Ciudad Jardín, y construir una nueva calle que conectará carretera de Ronda y la avenida de Sierra Alhamilla, así como otra pasarela en un punto más distante, entre la calle Elio Antonio de Nebrija, junto al parque Gloria Fuertes, y carretera de Sierra Alhamilla. Con un ancho de 5 metros, permitirá el paso de ciclistas.
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