Las riadas e inundaciones más espectaculares de la Historia de Almería (I)
Reportaje histórico
El otoño es la estación del año en que los cielos se abren sobre el Mediterráneo
La provincia no iba a ser una excepción y desde 1550 hay documentación sobre ello
Se cumplen 50 años de las catastróficas inundaciones del 19 de octubre de 1973
Ya sabemos lo que es el clima mediterráneo: llueve muy poco pero, cuando llueve, es para echarse a temblar: riadas, inundaciones, daños materiales de todo tipo e incluso pérdida de vidas humanas. Almería y su provincia lo conocen bien. Aquí sólo llueve si una borrasca despistada viene desde el Golfo de Cádiz o se forma una gota fría (ahora la llaman dana) en el Mediterráneo; si la borrasca viene por tierra, ya se encarga Sierra Nevada de dejar pasar sólo el viento.... que, por cierto, si es de levante, se lleva las nubes a la sierra y si es de poniente, al mar. Tiene que haber calma chicha para que las nubes lleguen a la capital. Complicado ¿verdad? Pues así nos luce.
Sucede igual en Murcia, Granada e incluso Alicante. Si hay alguna época en la que llueve algo más, es en otoño, concretamente en los meses de septiembre y octubre; pero, como he dicho, a las nubes ‘se les va la mano’ y son capaces de dejar en un par de días tanta agua como en el resto del año. Desde siempre ha sucedido así y por ello vamos a recordar a lo largo de varios domingos las tristemente célebres riadas e inundaciones que han asolado la capital y la provincia.
Comenzamos con una anécdota: el récord mundial de lluvia en un día lo tenemos en la provincia, concretamente en Zurgena, donde aquel nefasto 19 de octubre de 1973 se recogieron oficialmente ¡600 litros por m2! Pero ese era el tope del pluviómetro que la midió el cual se desbordó y no se pudo precisar más. Dicen los expertos que pudieron ser perfectamente ¡800 litros! Pasó lo que pasó.
Toda Almería conoce la riada histórica que arrasó la ciudad el 11 de septiembre de 1891. Causó una docena de muertos y generó el encauzamiento de la Rambla. De ella queda un vestigio al final de la misma: la Estatua de la Caridad, esa madre que sostiene como puede a sus dos hijos, uno en brazos y otro abrazado a sus pies. Otra anécdota: fue la primera estatua que se instaló en las calles de Almería, fundida en los recordados Talleres Oliveros.
Bueno, pues no fue esta la primera riada de la historia de Almería documentada. Tendríamos que remontarnos al otoño de 1550 para empezar a hablar de gotas frías. Tan nefastas fueron las consecuencias que el mismo Rey Carlos I escribió una misiva al corregidor de Almería para que le informara de los daños y destrozos que había sufrido la ciudad. Debieron ser cuantiosos pero no se conserva la respuesta.
Pero es a partir del siglo XVIII cuando ya comienza a documentarse el tema. Por ello se conoce que el 10 de noviembre de 1725 hubo una terrible inundación en la capital, saliendo a la vez todas las ramblas que la circundan generlmente secas; en octubre de 1728 hubo una similar en los pueblos del Alto Almanzora causando varios muertes; el 27 de octubrre de 1769 se repitió la catástrofe; en noviembre de 1792 el diluvio y la riada fueron en el Bajo Andarax... en fin, rara ha sido la década en que Almería se ha librado de su correspondiente y reglamentaria gota fría... perdón, hay que ser moderno, de su dana.
Si recurrimos simplemente a nuestra memoria, recordamos, al menos quienes ya hemos pasado el medio siglo, la terrible riada que bajó por la Rambla, entonces sin urbanizar, el 2 de abril de 1970 (se confundió de estación y vino en primavera) y arrasó un teatro que se instaló en su cauce; o las inundaciones del 19 de octubre de 1973 que se ensañaron con los pueblos del Alto Almanzora. Pero bueno, vamos a tomar como punto de partida la del 11 de septiembrte de 1891.
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