Riadas de Almería: Benínar desapareció en la riada de 1982 (III)

Reportaje histórico

El agua subió 20 metros en el casco urbano en 24 horas 

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La iglesia y casas aledañas fueon los últimos lugares en desaparecer.
La iglesia y casas aledañas fueon los últimos lugares en desaparecer.

Decíamos el pasado domingo que la espectacular riada del 19 de octubre de 1973 fue devastadora en los pueblos de la cuenca del Almanzora y en Adra. Pues bien, nueve años después, la hisrtoria se repitió aunque las consecuencias fueron bien distintas. En otoño de 1982 fueron, no ya una, sino dos gotas frías las que barrieron el Sudeste español. A nivel nacional, la más recordada es la de octubre, cuando el diluvio reventó el pantano de Tous, en Valencia y causó decenas de muertos. Esta primera gota fría dejó en Almería 60 litros en Macael y los Gallardos recogidos en la tarde del 21 de octubre, dejando sin luz ni teléfono los pueblos del Almanzora.

Pero en Noviembre llegó otra, esta vez al Poniente. El día 8 llovió torrencialmente sobre la vertiente Sur de Sierra Nevada, recogiéndose 130 litros en sólo 24 horas. Ello provocó una crecida descomunal del Río Grande, cuyas aguas fueron retenidas por el pantano de Benínar, finalizado pocos meses antes y cerradas sus compuertas. Recogió 8 millones de m3 de agua y provocó la inundación total del pueblo. En apenas 24 horas el agua alcanzó una altura de 20 m. y Benínar dejó de dar nombre a un pueblo para dárselo a un pantano.

Para comprender porqué Benínar dejó de ser el nombre de un precioso pueblo alpujarreño de unos 600 habitantes a serlo de un pantano con capacidad de 68,2 hm³ es necesario conocer tres fechas: 18 de julio de 1958, 19 de octubre de 1973 y 8 de noviembre de 1982. La primera de ellas fue el día en que las Cortes aprobaron la construcción de dos pantanos en Almería para paliar su secular carencia de agua: el del Almanzora, en el término municipal de Cuevas; y el del río Adra a la altura de Benínar. El primero de ambos pueblos no se veía afectado; pero al segundo se condenó a sucumbir bajo las aguas del pantano.

La segunda fecha fue las inundaciones de 1973 que recordamos el domingo. Unas torrenciales lluvias en el Almanzora y en Poniente hicieron que las aguas recogidas por ríos y ramblas desde Sierra Nevada hacia el sur fueran al pantano, como estaba diseñado... pero aún no estaba acabado; siguieron su curso hacia el mar y arrasaron Adra en su camino. El pueblo se salvó de la total destrucción pero había que evitar que se repitiera una riada de ese tipo. Por ello, se aceleró la finalización del pantano y se expropiaron tierras y viviendas.

El último reducto de Benínar en sucumbir bajo las aguas fue la iglesia de la Asunción.
El último reducto de Benínar en sucumbir bajo las aguas fue la iglesia de la Asunción.

Y llegó la tercera que convenció a quienes no lo aceptaban que era inútil seguir allí, ya sin luz, agua ni servicios: el 8 de noviembre de 1982. La riada de nueve años atrás se repitió y la crecida el río Grande y ramblas aledañas fue descomunal. El pantano estaba acabado y cerrado, gracias a lo cual Adra se salvó; pero Benínar corrió suerte contraria y los 8 millones de m3 que embalsó el pantano hizo que el nivel del agua subiera hasta los 20 metros en el casco urbano. Ello provocó que sólo la iglesia, la ermita de las Ánimas y la barriada de Hirmes, los puntos más altos de Benínar, se salvaran de la inundación. Las pocas personas que aún se resistían a irse tuvieron que refugiarse en la iglesia de donde fueron rescatados con lo puesto aquella noche de pesadilla, toda lluvia, oscuridad y ruido infernal del agua. No hubo víctimas humanas pero... el pueblo de Benínar pasó a ser el pantano de Benínar. El Decreto de 17 de julio de 1984 aprobó la “incorporación de Benínar al municipio limítrofe de Berja, en el cual quedará integrado a todos los efectos”, salvo en el recuerdo y en el corazón de los beninenses.

 

   

  

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