La ratonera de la Mutualidad de la Abogacía

Almería/Miles de abogados del país se encuentran atrapados con la Mutualidad de la Abogacía en una particular ratonera que pone en jaque su retiro tras toda una carrera profesional. Los colegios oficiales han acogido durante este mes las Asambleas Territoriales de la Mutualidad para elegir a los representantes que van a poder acudir a la Asamblea General Ordinaria del próximo 29 de junio. En Almería, la delegada territorial de la Asociación Nacional de Afectados por la Mutualidad de la Abogacía (ANAMA), Begoña Caparros ha sido para acudir a la misma para alzar la voz contra esta situación.

Caparros explica, en una entrevista concedida a este periódico junto a las letradas Carmen López Saracho y Antonia Amate, cuáles son las principales claves de este conflicto. Cada una de ellas comenzó a ejercer en distintos momentos, aunque el elemento común es que todas ellas cotizaron a través de la Mutualidad, en lugar del Régimen General de Trabajadores Autónomos (RETA). “Queremos que se legisle para que, con nuestros fondos, los que tenemos en la Mutualidad, se nos admita en el RETA, aportando cada uno de nosotros el fondo que tiene. No queremos caridad ni le vamos costar dinero a la Seguridad Social, porque todos vamos con nuestros fondos”, dice Caparros. “De hecho, ANAMA decidió en su momento contratar a especialistas para emitir unos informes, que ya tenemos y vamos a llevar al Ministerio, y como resultado se ha creado un programa que permite comparar qué pasaría si te llevas tu fondo al RETA, para ver si sería sostenible para la Seguridad Social. No sólo es sostenible, en mi caso, por ejemplo, me sobraría bastante dinero. La burra que quieren vender de que se cobraría poco porque se ha pagado poco, es absolutamente falsa”, añade la letrada.

“A la Mutualidad le hemos pagado lo que nos ha pedido”, insiste, toda vez que recuerda que en su día el cotizar a través de la Mutualidad era obligatorio. Amate coincide: Yo me colegié en el 85 y no podía ejercer de abogada si no estaba de alta la Mutualidad. Simple y llanamente”. “Pero es que en el 95, cuando se cambió el tema y podías pasarte a la Seguridad Social, perdías lo que tenías ya ahí. Yo tenía ya diez años cotizados ahí”, apunta. López Saracho, colegiada en el 96, cuando ya no era obligatoria, precisa que “eran los propios colegios los que te aconsejaban el sistema de la Mutualidad”. “Piensas que por qué no, si te van a dar las mismas prestaciones en este sistema que en el RETA, y te dicen que es un sistema de previsión social y te hablan de solidaridad con los compañeros”, añade esta última letrada. “Te influían positivamente hacia la mutualidad”, apostilla Amate, mientras que Caparros abunda aseverando que “te tocaban la vena sensible diciendo que somos un colectivo”.

De haberse cambiado al RETA, habrían llegado a este sistema con las “manos limpias”, sin un sólo euro aportado, sin importar los años cotizados a través de la Mutualidad. “Yo en el 97 tenía cotizados 10 años en la Seguridad Social y 12 en la Mutualidad. No me cambié porque en una perdía todo y en la ahí estaba. ¿Cuál ha sido mi realidad? Que cuando empiezo a preocuparme, encuentro que me dicen que voy a cobrar 500 y pico euros al mes”, relata Amate.

Como ella, muchos mutualistas comenzaron a preguntar. “A mí me mandaban correos en los que me decían: Mari Carmen, tu pensión son 1.200 euros. ¿Quieres mejorarla? Haznos aportaciones. Eso hasta hace bien poquito”, insiste López Saracho. Amate responde que cuando indagó, le trasladaron que de la cuota que pagaba sólo 300 euros iban al fondo de pensiones, mientras que el resto se trata de un seguro, gastos de comisiones, etc. “Si tú en el RETA pagas 380 euros, tienes sanidad, tienes incapacidad total absoluta. Nosotros la pagábamos aparte”, lamenta. “Esto es un sistema piramidal que seguramente acabará en los juzgados”, resalta López Saracho.

“Tú ahora llegas y quieres rescatar cuando cumpla sla edad el plan, y aparte de que vas a tener lo que tú has portado y lo que nos vendían diciendo, sino que te queda menos de la mitad pero es que aparte ahora a Hacienda, porque a todos efectos es como un plan de pensiones. Si ahora te llegan 60.000 euros, pues con suerte te van a quedar 15.000 euros limpios”, dice López Saracho.

“En el 2005 nosotros teníamos una especie de fondo comunitario. Una mutualidad. Y entonces en el 2005 se cambia a un sistema de reparto. Y cada uno tiene su hucha. Eso, por un lado, es terriblemente malo, precisamente a efectos de aquella solidaridad que nos vendían. Pero por otro lado es bueno, a los efectos de la pasarela de RETA que nosotros pedimos, porque cada uno sabe lo que aporta”, asevera Caparrós. “Yo tengo 49 años cotizados, entre Mutualidad y RETA, y a día de hoy no me puedo jubilar”, responde en ese momento Amate.

“Hemos hablado con todos los grupos parlamentarios, de todos los partidos, y a todos los niveles. Municipal, autonómico y nacional. Evidentemente esto es un problema nacional, pero no obstante hemos hablado con todo el mundo. Nosotros no queremos cargarnos la Mutualidad. Nosotros no queremos quemar la Mutualidad. Nosotros no queremos destruir nada. Como la junta directiva de la Mutualidad nos dice que ellos son perfectamente solventes, que la empresa, porque es una empresa ya, es magnífica y tene unos magníficos resultados. El que nosotros nos vayamos no le supone nada. Entre otras cosas porque como cada uno se va con lo suyo, no le quita nada a nadie. Que esa pasarela (al RETA) se va a hacer, lo tenemos clarísimo, porque el Gobierno está por la labor y la ministra del ramo anunció que a partir de 2027 la adhesión al RETA iba a ser obligatoria, incluidos los mutualistas”, revela Caparrós.

“Lo que queremos que esa pasarela se haga sin el requisito de la vulnerabilidad, porque a ningún pensionista se le exige ser vulnerable para cobrar una pensión. Y por supuesto queremos eliminar las fechas. Que cualquier mutualista pueda pasarse al RETA sin que haya un tope. Un informe de 2005 ya señalaba que el sistema de la Mutualidad era completamente fallido. Sin embargo, nadie, ningún decano, que son protectores de la Mutualidad y son nuestros representantes, salvo el de Zaragoza; ninguno dijo, ni pío”, sostiene Caparrós.

Ya de forma general, se puede decir que los mutualistas afectados piden que se garanticen unas prestaciones sociales “adecuadas, dignas y una pensión de jubilación equivalente” al Régimen General de Trabajadores Autónomos, incluidos los que ya conforman las clases pasivas.

Por supuesto, reclaman la integración de los mutualistas alternativos en el RETA, y que los mutualistas alternativos y complementarios puedan trasladar al RETA las cantidades cotizadas en la Mutualidad profesional, computándose a los efectos en el devengo de pensiones y prestaciones futuras, jubilación incluida; en todo caso, previa ponderación de las cantidades ingresadas y de los períodos cotizados.

También buscan garantizar el acceso de los mutualistas a las prestaciones “propias de un sistema completo de previsión, tales como sanidad, farmacia, maternidad/paternidad, incapacidad temporal, incapacidad permanente parcial, total y absoluta, viudedad, orfandad etc”, y que se lleven a cabo los cambios fiscales necesarios para que las aportaciones realizas por los mutualistas así como las pensiones generadas en la mutualidad de la abogacía no tengan el tratamiento a efectos fiscales de ahorro privado.

Por último, solicitan que se impulsen las modificaciones legislativas necesarias y oportunas para que se permita computar los años de cotización en la Mutualidad y convertir el capital acumulado en bases de cotización al RETA tanto para los mutualistas en activo alternativos y complementarios como para los ya jubilados, y los que garanticen el derecho de una pensión justa y digna, y la eliminación de cualquier régimen de mutualidades alternativas.