Una provincia tolerante: 66 denuncias por racismo en una década en Almería

Almería acoge desde principios de siglo a residentes de más de un centenar de nacionalidades con una población extranjera que no ha dejado de crecer en los últimos años, con la excepción de la fase posterior a la crisis del ladrillo. En la actualidad el censo provincial computa 753.364 habitantes, de los que casi 170.000 proceden de otros países. Esto quiere decir que casi un 23% de vecinos de los 103 pueblos de Almería son de origen foráneo, nada menos que dos de cada diez y con tendencia al alza. A principios de año se alcanzó un hito en el mercado laboral con la superación por primera vez en la historia de la barrera de 80.000 afiliados a la Seguridad Social de nacionalidad extranjera. A pesar de esta importante proporción de población foránea, la provincia se ha venido comportando al menos durante la última década como una de las que registran menos delitos de racismo y xenofobia, una tierra tolerante y acogedora que ha ido diluyendo prejuicios y estigmas asociados a los penosos episodios del Poniente de febrero del año 2000. 

La población inmigrante, que ha contribuido especialmente al milagro agrícola almeriense, ha sido víctima en la última década de 66 delitos de racismo, una de las tasas más bajas del país en el último año. Así lo constata en sus informes anuales, en base a datos de los incidentes contabilizados por las autoridades policiales, la Oficina Nacional de Lucha Contra los Delitos de Odio. Entre 2014 y 2023 se registraron 139 hechos conocidos en la provincia, siendo casi la mitad por xenofobia y otra proporción importante relativos a discriminación por razón de sexo o identidad de género (35). En el tercer lugar del ranking del odio aparecen los relacionados con la ideología (15) y a continuación los que sufren las personas con discapacidad (13). La evolución de los delitos de odio en su conjunto en Almería ha sido la siguiente: 18 en 2023, 19 en 2022, 10 en 2021, 21 en 2020, 14 en 2019, 13 en 2018, 8 en 2017, 15 en 2016, 14 en 2015 y 7 en 2014.

En cuanto a los episodios racistas la progresión interanual no tiene continuidad, ni a la baja ni al alza, con oscilaciones que van de 3 en 2014 a 8 en 2015, 5 en 2016, 7 en 2017, 4 en 2018, 8 en 2019, 10 en 2020, 3 en 2021, 11 en 2022 y 7 en 2023. En el último ejercicio Almería se sitúa entre las provincias del país con el impacto más bajo de este tipo de sucesos, hay 28 que han contabilizado más hechos conocidos situándose a la cabeza Madrid con 139, Vizcaya con 86, Guipúzcoa con 73, Barcelona con 60, Valencia con 55 y Sevilla con 39. En Murcia fueron 27, Alicante 26 y Málaga 17, por citar algunas más cercanas. La tasa de delitos de odio en todas sus categorías por cada 100.000 habitantes es en Almería inferior a 5 frente a otras provincias que se van por encima de 10 como ocurre con Navarra, Guipúzcoa, Vizcaya o Palencia. En Almería fueron investigadas y detenidas 18 personas en 2023, 10 por racismo, 5 por orientación sexual, 2 por discriminación de género y otra relacionada con las prácticas religiosas, según datos de la Oficina Nacional Contra los Delitos de Odio por infracciones penales y administrativas. Todas las provincias andaluzas están por debajo de las veinte personas con la excepción de Málaga y Huelva con 25 y 21 respectivamente.

Los delitos de odio se caracterizan por acciones ilegales impulsadas por prejuicios e intolerancia hacia otros individuos con características o condiciones (reales o percibidas) distintas a las del perpetrador, como pueden ser raza, etnia, nacionalidad, orientación sexual, identidad de género, creencias religiosas o políticas o discapacidad, entre otros aspectos recogidos en el Código Penal. La estadística no refleja la totalidad del problema, como demuestran las encuestas que dicen que sólo una de cada diez víctimas denuncian. La mayoría de hechos conocidos son amenazas, después estarían las lesiones y, por último, injurias y promoción al odio. En España se ha registrado una tendencia alcista en materia de delitos de racismo que, al menos en el último año, no se corresponde con la realidad de Almería. Pero a pesar del retroceso en los hechos conocidos, a los juzgados siguen llevando causas con comportamientos xenófobos que empañan la tolerancia que ha demostrado esta provincia. 

La Fiscalía Provincial solicitaba a finales de febrero tres años de prisión para una mujer acusada de coaccionar a sus vecinos, que eran inmigrantes, un matrimonio con cuatro hijos menores de edad, a los que venía perturbando con acciones humillantes como meter basura (hasta huevos rotos) en su buzón a diario e incluso introdujo colillas de porros con la palabra “moro”, además de emplear todo tipo de expresiones con ánimo “despectivo” y con desprecio a su nacionalidad. Este hostigamiento de tinte racista se producía desde abril de 2022, con el objetivo de amedrentar a estas personas para que se marchen. Y hace un año, el 31 de julio de 2023, era condenado a tres años de cárcel el líder del ‘Antas Klan’, alías ‘El Sangre’, por encabezar grupos y cuentas en redes sociales desde la que retroalimentaba un “sentimiento de odio xenófobo” llegando a repartir carteles con mensajes racistas y formando un grupo de vigilancia nocturna que increpaba a los marroquíes que se encontraban en la localidad. El acusado transmitía a la sociedad la “repulsa” hacia los inmigrantes, principalmente a los de origen árabe, a los que acusaba de ser los responsables de la inseguridad de las calles, el desempleo o la falta de ayudas a los españoles.