La provincia está en la zona de mayor riesgo sísmico del país

Dos temblores con epicentro en el Mar de Alborán se dejaron sentir en la capital y el Poniente · Con 4,6 grados en la escala Richter, han sido los de mayor magnitud desde el registrado en Adra en 1993

La provincia está en la zona de mayor riesgo sísmico del país
Iván Gómez / Almería

22 de octubre 2008 - 01:00

1518, 1522, 1804, 1829, 1854, 1910, 1993... ¿2008?. La oleada de terremotos que ha sacudido históricamente a la provincia de Almería se ha venido sucediendo en el tiempo de manera imprevisible y caótica, ya que hoy por hoy todavía no existe ningún método científico capaz de predecir ni la fecha, ni el lugar ni la magnitud de los movimientos sísmicos. "Los terremotos no son una ciencia exacta", explica José Espinosa, uno de los grandes expertos de la provincia en intervención en las catástrofes naturales.

Y es que Almería está situada en una de las zonas de mayor riesgo y peligrosidad sísmica de toda la Península y en la jornada de ayer volvió a padecer la ansiedad y el nerviosismo derivados del azote de los temblores en buena parte de su litoral. Casi 40 movimientos sísmicos, de los que dos llegaron a alcanzar una intensidad de hasta 4,6 grados en la escala Richter, despertaron, a las 5:30 horas de la madrugada y a las 7:55 de la mañana, a miles de almerienses de los municipios del Poniente y la capital. Con epicentro a unos 44 kilómetros del litoral, en pleno Mar de Alborán, los dos seísmos, con latitud de 36.425 y magnitud -2.502 según el Instituto Andaluz de Geofísica, se dejaron sentir con intensidad desde Albuñol hasta el Bajo Andarax. De hecho, fueron decenas de llamadas las recibidas por el Servicio de Emergencias del 112 de los vecinos alertando de un temblor sin precedentes, fruto del pánico porque no era ni mucho menos verdad.

Los terremotos que a finales de 1993 sacudieron el Poniente, con epicentro en Adra, alcanzaron los 5 grados de intensidad en escala Richter y provocaron daños, en su mayoría sin importancia, en más de 4.000 viviendas de Almerimar, Balanegra, Adra y Balerma. Ese sí que fue un temblor a destacar, el segundo mayor del pasado siglo sólo superado por el de 1910 con el epicentro en alta mar.

Con anterioridad, la provincia sufrió movimientos devastadores en los años 1522, destrozando la capital con más de un millar de muertos, y en 1804 que sembró de caos el municipio de Berja y le costó la vida a 407 de sus vecinos. Hablamos de terremotos que han rozado los 9 grados y que se han aproximado al más catastrófico de la historia, que se produjo en 1960 en Chile.

Gerardo Alguacil de la Blanca, subdirector del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de los Desastres Sísmicos, explicó ayer a El Almería que la serie registrada en la provincia ha sido la mayor de este año tras el localizado en Morón hace menos de un mes. A juicio del investigador, "toda la provincia desde Vera hasta Adra, sobre todo la franja costera, tiene uno de los índices de peligrosidad más altos de la Península", pero matiza que "esto quiere decir que se van a repetir, pero no podemos saber si serán de mayor o menor intensidad a los ya vividos".

Según el Instituto Andaluz de Geofísica, en los últimos años la actividad sísmica se concentra principalmente en alta mar, por la alineación de fallas de noreste a sureste, lo que se traduce en una menor afección a la provincia que ve como el epicentro se acerca a la Isla de Alborán y se aleja de los municipios almerienses. En los dos últimos años, Andalucía ha registrado un total de 30 seísmos, en su mayoría por encima de los tres grados aunque algunos se quedan en "hipersensibles" al no llegar ni a dos.

Por su parte, Francisco Luzón, profesor de la UAL y miembro del Instituto Andaluz de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos, aseguró ayer que "dónde ya se han producido terremotos se volverán a repetir, aunque no van a tener las mismas consecuencias que los del pasado a pesar de ser de intensidad similar". En este sentido, el profesor almeriense que ha viajado hasta la Antártida para instalar sismógrafos en Isla Decepción y colabora con varios proyectos en las Islas Canarias y Azores explica que la importancia de la investigación que se viene realizando en la provincia es que se evitan las construcciones en las zonas de mayor riesgo sísmico, la de suelo sedimentario porque el efecto se amplifica, y se pueden prevenir graves daños y destrozos en las edificaciones.

De hecho, en la provincia hay varios municipios que cuentan con estudios que determinan los períodos dominantes y efectos en cada uno de los barrios como, por ejemplo, la capital, Adra y Berja. "El objetivo de nuestro trabajo es facilitar la actuación en situaciones de emergencia y que todas las administraciones locales tengan en cuenta las restricciones a la hora de planificar su urbanismo", añade Gerardo Alguacil.

Los expertos coinciden en dejar claro que estas series de seísmos de pequeña intensidad evitan acumulaciones de energía en la corteza terrestre que se podrían traducir en terremotos de mayor magnitud y con efectos mucho más perjudiciales a los que se han sentido en las últimas horas en la provincia.

La sismicidad que vive España es consecuencia de la interacción entre la placa Euroasiática, con la Ibérica, la de Alborán y también la africana. La zona de intensidad alta se concentra en las cordilleras béticas de Andalucía Oriental, principalmente en Granada, una parte de Málaga y Almería. Se trata, además, de ámbitos geográficos que se pueden ver afectados por tsunamis. De hecho, se está trabajando en un futuro sistema de alerta temprana de tsunamis ante la detección de nuevas fallas activas en el Mar de Alborán. Y es que la actual imposibilidad de predicción hace que la prevención sea la única actuación válida para amortiguar los daños.

2 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último