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David Fernández
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Sucesos
Los vándalos que asaltaron este lunes la ermita de Torregarcía actuaron a conciencia y tomándose su tiempo. El Ayuntamiento de Almería ya había trasladado a este periódico que se iban a analizar las cámaras de seguridad ubicadas junto al torreón pero no será posible porque los asaltantes las inutilizaron previamente para evitar ser grabados.
Según han trasladado fuentes municipales a Diario de Almería, sabotearon el sistema levantando la arqueta que protege los cables de este sistema de vigilancia, eliminando así una prueba que podría ser vital para identificarlos.
Así las cosas, el Consistorio va a adoptar una nueva medida para proteger uno de los espacios religiosos más destacados de la capital almeriense. Desde el Área de Servicios Municipales y Plazas que dirige el edil Juanjo Alonso, se han iniciado los trámites para cambiar la puerta principal de la ermita por una de hierro con un tratamiento anticorrosión, esto último para que el salitre no provoque daños a la misma.
Fue el pasado lunes por la tarde cuando saltaron todas las alarmas. Sobre las ocho y cinco, aproximadamente, un vecino que paseaba por la zona alertó a la Policía Nacional de que había encontrado las puertas de la ermita abiertas de par en par, sin que hubiese nadie en el interior de la misma. Rápidamente, los agentes se trasladaron hasta el lugar y comprobaron que no había nada de valor en el torreón, marchándose media hora después del lugar.
Efectivamente, no había nada de valor. Pero en el suelo sí que había algo que desentonaba por completo con lo que se espera de un templo religioso. En concreto, una extraña formación elaborada con maderas, un ramo de flores resecas, velas y un ave muerta. Quien sea, posiblemente más con una intención de burla que cualquier otra, había recreado una imagen que podría aparecer en alguna película de bajo presupuesto de temática esotérica con rituales mágicos de todo a cien.
Tras contactar con el Obispado, fuentes de la Diócesis indicaron a Diario de Almería que el edificio no es de titularidad eclesiástica, condenando en todo caso este “nuevo acto vandálico y contra la libertad religiosa”.
Según trasladaron fuentes municipales, la ermita está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1985 y figura inscrita en el Catastro como propiedad del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. También apuntaron entonces que se iban a analizar las grabaciones de las cámaras de seguridad instaladas junto a la ermita para intentar determinar la autoría de esta supuesta profanación.
Cabe recordar que el pasado mes de enero, el alcalde Ramón Fernández-Pacheco anunció que se instalarían dichas cámaras en el entorno de la ermita de Torregarcía tras el segundo acto vándalico registrado en dicho mes, en los que se quemó la puerta de madera que da acceso al templo y se realizaron pintadas en sus muros.
“El Ayuntamiento va a garantizar que la ermita esté en magnífico estado para que la gente pueda seguir demostrando su fe libremente y los vándalos deben saber que no van a ganar y que, además, trabajamos para cogerlos”, dijo en declaraciones a los periodistas. Fernández-Pacheco indicó que, tras el primer ataque a la ermita un día antes de la celebración de la tradicional y anual romería de la Virgen del Mar, técnicos municipales repararon los desperfectos al tiempo de que se vigiló la zona, “conscientes de que hay algún desaprensivo e intolerante que demuestra su odio y poco respeto a la ermita y a lo que representa”.
“La ermita representa a la patrona de Almería y la fe que los almerienses practica desde el respeto y de forma tranquila, por lo que el Ayuntamiento no se va a quedar impasible”, advirtió.
Al hilo de esto, detalló que se estaba trabajando “para gantizar la seguridad” aunque “un turno de la Policía Local está pasando todas las noches” y que estaba previsto la instalación de cámaras de seguridad.
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