Policías de Garrucha vigilan las calles de Aldaya y Masanasa para evitar saqueos tras la DANA
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Han viajado como voluntarios para colaborar con la Policía de estos pueblos de Valencia, dos de los más afectados por la gota fría
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Cuatro agentes de la Policía Local de Garrucha partieron el lunes hacia Valencia como voluntarios para ayudar en tareas de seguridad ciudadana en los municipios de Aldaya y Masanasa. Un ejemplo más de la colobración entre territorios como consecuencia de la gota fría del 30 de octubre, la más grave del siglo XXI en España.
"Desde el Ayuntamiento de Garrucha agradecemos a la Policía Local que siempre cuiden de nosotros y ahora lo hagan con quien más lo necesita. Gracias por vuestra incansable labor", publicaba el lunes por la mañana el Consistorio en sus redes sociales, con una foto del alcalde, Pedro Zamora, despidiendo a los cuatro policías.
Durante tres días, hasta este miércoles 20 de noviembre, están realizando labores de vigilancia nocturna en dos de los pueblos más afectados por la DANA para evitar los saqueos que se produjeron sobre todo los primeros días. "Realizamos tareas de seguridad ciudadana, con identificación de personas y puntos de control en calles, carreteras y polígonos", explica Antonio Balastegui, uno de los agentes desplazados a Valencia. Lo importante es que se vea que hay vigilancia policial y poder dar descanso a los agentes de esos pueblos, que llevan más de tres semanas viviendo una situación desbordante. "La gente nos agradece mucho simplemente nuestra presencia; hay muchas personas que se quedan vigilando sus negocios porque aún no se fían", cuenta Antonio Balastegui desde Aldaya.
La situación sigue siendo estremecedora, según el testimonio de estos policías almerienses. Las calles, sobre todo en Masanasa, siguen muy sucias, hay viviendas cuyas paredes fueron arrancadas de cuajo por la fuerza de la riada, los coches permanecen amontados unos sobre otros en solares; en cualquier rincón hay una escombrera improvisada con toneladas de barro y lodo que todavía no ha sido retirado. "La mayoría de los establecimientos siguen cerrados, no hay restaurantes y bares donde tomarte un simple café; recuperar la normalidad va para largo", dicen.
La tragedia valenciana ha sacado lo mejor de muchas personas, como los miles de voluntarios que han dejado sus hogares para ir a ayudar unos días. Pero también ha aflorado lo peor. Por ejemplo, los saqueos en viviendas y comercios, aunque los agentes almerienses aseguran que durante sus tres jornadas de vigilancia no han visto robos. Pero sí se han encontrado con grandes grúas que se aprovechan de la nocturnidad para remolcar algunos vehículos "supuestamente por orden de sus dueños, pero en realidad intentan llevarse ilegalemente coches que funcionan bien", según narran estos policías.
Los agentes de Garrucha, como tantos otros que han ido como voluntarios desde Almería y otras provincias, cuentan con la autorización de la Junta de Andalucía y la Generalitat Valenciana. "Nos apuntamos hace tres semanas pero han tardado en llegar los permisos porque al principio hubo una avalancha de gente de toda España y es complidado coordinar todo eso", explican. Han viajado con una furgoneta de la Policía Local de Garrucha y su propio equipamiento. Están a las órdenes del jefe de la Policía de Aldaya y del subinspector de Masanasa, quienes los coordinan y asignan las tareas. Su turno suele ser de 12 horas, de seis de la tarde a seis de la madrugada. Luego descansan en una residencia en Sagunto.
"La gente está anímicamente derrotada; con el paso del tiempo van a peor", cuentan. Y es que muchos siguen aún viviendo en pabellones o en casas de familiares, porque han perdido la suya. Además, mientras que los agentes llegados de Garrucha vigilan las calles, otros siguen aún buscando a los ocho desaparecidos por la Albufera. La herida tardará mucho tiempo en cicatrizar.
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