Las pinturas rupestres de Antonia

Halla en Aulago dos representaciones de arte Levantino (un cérvido y un bóvido) y un arquero grabado de características similares al de Vélez-Blanco

Rafael Espino

23 de octubre 2016 - 01:00

Era otra época y Antonia acudía al monte a retozar con sus amigos. Pasaban la tarde jugando a los pistoleros o montando sus propios campamentos. Pasatiempos ahora en desuso. Y todo ello en el mismo lugar que hace miles de años fue utilizado por el hombre prehistórico para reguardarse del frío. Pero claro, ellos no lo sabían. Aquéllos críos de Aulago que se entretenían en el abrigo de una de las montañas que rodean el municipio, tenían total desconocimiento del trozo de historia que pisaban. Aun así, en más de una ocasión, miraron de forma detenida lo que ahora podría ser la única representación de pintura rupestre Levantina que se localiza en la Sierra de los Filabres. Quizás, inconscientemente, por el hecho de haber pasado días y días junto a ella, Antonia Águila fue la primera en darle importancia a esas formas pictóricas que, ahora, por primera vez, ven la luz.

"La gente del pueblo ha oído hablar de ellas en alguna ocasión. Aun así, nunca se le dio importancia. Y hay algunos que vienen y no las localizan y me dicen, Antonia, he ido y no las encuentro", explica esta vecina de Aulago. Sin embargo, un día se cruzó en su camino Emilio González, Policía, estudiante de historia y vecino de ella en Huércal de Almería, donde reside desde hace varios. "Le conté todo sin saber la importancia que ahora reviste. Fue entonces cuando vinieron para valorarlo y se fue determinando el interés que estas pinturas tienen. En realidad, todo fue casualidad", comenta Antonia orgullosa de haber contribuido, de forma trascendente, a este descubrimiento: "Me emociona estar aquí en un lugar donde había gente hace cuatro mil o cinco mil años. Incluso me gusta imaginarme sus costumbres y estilo de vida".

Junto a ella, en este recorrido se encuentran el citado Emilio González y José Freniche, de la Policía adscrita a la Junta de Andalucía. Ellos fueron quien pusieron en conocimiento de la Junta de Andalucía la existencia de estas pinturas. Ahora deberá ser la administración la que valore la posibilidad de ponerlas en valor.

En apenas una distancia de 50 metros se encuentran dos frisos. En uno de ellos se aprecian un cérvido y un bóvido. En el tercero, un arquero, este grabado, similar al de la Cueva de Los Letreros de Vélez-Blanco. En el caso de las pinturas, las representaciones, al contrario de las que se han encontrado en la Comarca de los Filabres, expresan dinamismo. Por lo tanto, rompen con la representación esquemática del resto de pinturas localizadas en la zona. El arte rupestre levantino se desarrolló en la zona oriental de la península ibérica, extendiéndose por casi toda la costa mediterránea, desde Lleida hasta Almería. Uno de los principales problemas que plantea es el de la cronología, ya que no hay un conocimiento exacto de cuándo surgió. Teniendo en cuenta esta disonancia, se podría establecer una antigüedad de en torno a los 4.000 años para las representaciones descubiertas en este abrigo de la localidad de Aulago.

No es este el único descubrimiento prehistórico que se ha realizado en Aulago. Y la familia de Antonia Águila también se encuentra relacionada con este hallazgo.

A inicios de año aparecieron signos de pintura rupestre en dos grandes bloques de piedra hallados en un balate de mampostería. En una de las rocas se aprecia en trazos rojos la figura esquemática de un animal mientras que en la segunda no quedaban claras sus formas hasta la acometida de la limpieza. Ambas piezas están siendo sometidas a un proceso de restauración. Fueron, nuevamente, los vecinos de la pedanía los que alertaron a la unidad de policía adscrita de la posibilidad de que en los bloques se encontraran pinturas de valor patrimonial. "Fue mi hermano Miguel el que les acompañó para llegar al lugar en el que se encontraba", explica Antonia.

Ahora deberían ser las administraciones la que determinen las fórmulas empleadas para poner en valor unos restos que no hacen más que proporcionan rasgos y esplendor históricos a una zona rica en este tipo de hallazgos. No hay que olvidar que a apenas unos kilómetros, en Escúllar, se encuentra el Caballo de Piedras Blancas, así como el Abrigo del Peñón de las Juntas, la Roca del Almendral o las mismas Piedras de Cera. Representaciones históricas a las que, quizás, les vendría como anillo al dedo una ruta prehistórica de Los Filabres. Sirva como idea.

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último