El pinar se muere en Almería

Las plantas coníferas de la provincia de Almería se encuentran en un estado de alarma. A esta situación la han llegado factores como la pobreza de los suelos, la incidencia de agentes biológicos nocivos, plagas como la procesionaria, la dificultad de adaptación a episodios prolongados de sequía o a la propia competencia de los árboles por los recursos hídricos, la luz y los nutrientes.

La culpa también la tiene el clima. No hay duda. Y hay quien, cada vez más, que culpa a la mano del hombre de que esto sea así. El caso es que una de las zonas verdes de Almería, históricamente bautizada como el pulmón de Almería, está comenzando a agonizar. La Sierra de Los Filabres mira acomplejad cómo las plagas convierten en marrón lo que siempre ha sido verde. Los pinares pierden su color y muchos de ellos comienzan a morir.

La Universidad de Córdoba corroboró una percepción cada vez más evidente, uno de los elementos que más está sufriendo el llamado cambio climático es el pino. Investigadores esta universidad relacionan la mortandad en dos especies de pino en Almería con el cambio climático y la reducción de la disponibilidad hídrica en masas artificiales.

La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible ha informado al Consejo de Gobierno de la inversión de 2,5 millones de euros que va a llevar a cabo para hacer frente al decaimiento de coníferas en 811 hectáreas de áreas de la Sierra de los Filabres y del Espacio Natural de Sierra Nevada, en la provincia de Almería.

En el marco de la Revolución Verde que está impulsando el Gobierno de Andalucía, la consejería con competencias en materia de desarrollo sostenible trabaja en la recuperación de ecosistemas forestales degradados procediendo a su restauración para asegurar la conservación de la naturaleza, especialmente la de los suelos. Este tipo de actuaciones, además, se traduce frecuentemente en una recuperación simultánea de la fauna silvestre.

Con esta iniciativa se va a paliar el decaimiento de coníferas en ambas zonas de la provincia de Almería y se va a proceder a dotar de una mayor capacidad de respuesta a la masa forestal, que no está gravemente afectada, para aumentar el grado de adaptación de los pinares de repoblación y promover la restauración natural de las formaciones afectadas.

En el caso concreto de la Sierra de los Filabres, está prevista una inversión de casi 1,7 millones de euros que beneficiará a los términos municipales de Alcóntar, Bacares, Macael y Purchena.

En este caso, se va a trabajar en una superficie de 669 hectáreas, donde se van a llevar a cabo actuaciones selvícolas de gestión adaptativa en masas de pinar. En concreto, está previsto el apeo de árboles, podas de realce de pinar, recogida y apilado- acordonado de residuos, la eliminación de restos, volteado y apilado de trozas, el corte de las mismas, así como el astillado de residuos y la mejora de caminos de acceso.

En el Espacio Natural de Sierra Nevada se va a actuar en 142 hectáreas ubicadas en los términos municipales de Nacimiento y Las Tres Villas. Esta iniciativa contará con un presupuesto de algo más de 826.000 euros. En este caso, está previsto también el apeo de árboles, podas, resalveos de quercíneas, trituración y preparación de madera, recogida y apilado-acordonado de los residuos, eliminación de estos con desbrozadora, picado de restos, además de la construcción de fajinas y albarradas.

En este caso, está previsto también el apeo de árboles, podas, resalveos de quercíneas, trituración y preparación de madera, recogida y apilado-acordonado de los residuos, eliminación de estos con desbrozadora, picado de restos, además de la construcción de fajinas y albarradas.

Colectivos Repueblan Los Filabres con encinas

La Asociación Serbal de Almería ha realizado varias jornadas de repoblación en la Sierra de los Filabres. Una de ellas, el pasado mes de diciembre, el lugar elegido fueron los Prados de Rubio, “lugar de singular belleza y en el que se han realizado recientemente trabajos de clareo del pinar de repoblación existente”, explican.

Participaron 20 voluntarios y voluntarias que realizaron un espléndido trabajo. Se plantaron encinas y se sembraron bellotas.

Las bellotas se sembraron siguiendo dos procedimientos: Siembra directa con bellotas previamente puestas a remojo y muchas de ellas ya germinadas; y siembra con bellotas ya germinadas utilizando los protectores “Seed Shelter”.

Tanto con los plantones de encina como con las bellotas protegidas con “Seed Shelter” se utilizaron protectores de malla para intentar preservarlas de la acción de jabalíes, ciervos, cabras montesas, conejos y roedores. En total, se utilizaron más de 200 protectores.

Entre las encinas y bellotas, se plantaron ejemplares de majuelo (Crataegus monogyna), de lavanda (Lavandula lanata) y de retama negra (Cytisus scoparius).

Además, se creó un núcleo de dispersión, consistente en un vallado cerrado con alambrada y de pequeño tamaño para impedir el acceso a los diferentes animales que puedan saltar la alambrada. En su interior, se plantaron ejemplares de majuelo (Crataegus monogyna), de lavanda (Lavandula lanata) y de retama negra (Cytisus scoparius) y se sembraron semillas de jara de montaña o de hojas de laurel (Cistus laurifolius), dedalera oscura (Digitalis obscura), tomillo (Thymus serpylloides) y zajareña (Sideritis hirsuta). El objetivo de la instalación de este núcleo de dispersión, es crear una fuente de semillas de arbustos asociados al encinar para que se vayan dispersando por sí solas de forma natural a partir de este punto.

Asimismo, se plantaron algunos ejemplares aislados de almez (Celtis australis), castaño (Castanea sativa) y nogal (Juglans regia) en la proximidad de cortijos abandonados y otros lugares antropizados.

A inicios del mes de noviembre, voluntarios y miembros del colectivo Serbal, decidieron emprender recogida de bellotas. Desde el colectivo explican que es muy importante que las bellotas (y semillas en general) que se utilizan para repoblar un área se recojan localmente, en la misma zona o zonas cercanas a donde se realizarán las siembras, pues los árboles y plantas se han adaptado perfectamente, tras incontables generaciones, a las condiciones ambientales y físico-químicas del suelo en ese sitio, mientras que si se usan semillas de áreas alejadas se corre el riesgo de introducir genes menos adaptados a las condiciones locales y contaminar genéticamente a las poblaciones naturales. “Esta es una de las razones por la que decidimos montar nuestro propio vivero, y no depender de viveros comerciales en los que en muchas ocasiones resulta problemático determinar el origen y procedencia real de las plantas”, agregan.

Para las bellotas utilizan los seed-shelters. Los seed-shelters son unos receptáculos para realizar siembra directa de bellotas, castañas, nueces,... Los comercializa una empresa llamada Sylvestris. Vienen desmontados y primero hay que hacer un poco de trabajos manuales, para formar una especie de pirámide doble. Se rellenan con turba húmeda y en medio se introducen semillas previamente germinadas. Con ello se logra que se mantengan en unas condiciones más adecuadas propiciando el desarrollo de la semilla. Además, y no menos importante, las protege de la depredación por roedores y jabalíes.

“Ya hemos utilizado este sistema en anteriores siembras de bellotas, como en la que hicimos a finales de 2019 en el marco del proyecto “la gran bellotada ibérica” y en la que plantamos 4500 bellotas y 213 plantones de encina y quejigo en el paraje de la Zarba (Sierra de Gádor), con el objetivo de recuperar una zona incendiada, y donde la utilización de estos seed-shelters dio resultados muy positivos”, agregan desde Serbal.