La pesadilla de una murciana a manos de un almeriense: la secuestró y violó por no querer volver con él
Llevó a la víctima en su coche a una zona aislada y sin viviendas
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Una mujer natural de la Región de Murcia sufrió una auténtica noche de pesadilla a manos de su exnovio, un almeriense que la secuestró e violó cuando se negó a volver con él. Unos hechos por lo que el Tribunal Superior de Justicia de Murcia (TSJMU) ha confirmado penas por un total de once años de cárcel impuesta por la Audiencia de Murcia.
El Alto Tribunal murciano desestima el recurso de apelación contra la sentencia de instancia y hace suyo un relato de hechos que comienza a mediados de 2017, cuando este vecino de la provincia almeriense inició una relación sentimental con la víctima.
Desde ese momento, ambos se desplazan intermitentemente al pueblo de cada uno para verse, si bien el hombre dejó algunos de sus efectos personales en la casa de la perjudicada, en la que pernoctaba en ocasiones.
La relación pasó por diferentes “altibajos, desencuentros y rupturas”, aunque tras un viaje a Portugal en octubre de 2018, la mujer decidió darla por concluida de forma definitiva dado lo “conflictiva” de la misma, aunque el acusado no lo “encajó bien” e insistió en reanudarla, aunque fuese como amigos.
La víctima se negó y reclamó al que había sido su novio que recogiese sus pertenencias, no sin antes cambiar la cerradura de su hogar para evitar que el hombre pudiese entrar al mismo sin su permiso, aunque no pudo hacerlo con las del edificio en el que se encuentra dicho domicilio.
El 30 de octubre de ese mismo año ambos mantuvieron tres conversaciones telefónicas, aprovechando una de ellas el acusado para manifestar a la perjudicada con “entonación imperiosa y retadora” que la iba a encontrar, así que le daba igual con quién o dónde estuviese.
Cuando la mujer le trasladó que iba a llamar a la Guardia Civil éste le respondió: “Me da igual, que me detengan, vale ya está y cuando eso me suelto iré a buscarte hasta que me da igual, ya verás cómo te encuentro, un año, inaudible, diez años …”.
Un día más tarde el procesado se trasladó al pueblo de la murciana y aguardó desde las seis de la tarde, hasta las cuatro de la madrugada siguiente, en las inmediaciones de la vivienda de la mujer. Finalmente, vio llegar a la víctima al rellano de su domicilio y cuando ésta fue a abrir la puerta de su casa se dio cuenta de que el acusado estaba en un lateral del ascensor.
Sin más tiempo de reacción, el hombre fue rápidamente hacia la perjudicada y usó la bufanda que la mujer tenía sobre los hombros para taparle la nariz y la boca mientras la arrastraba al ascensor. Usó este elevador para bajarla hasta el garaje del edificio y en la puerta de acceso peatonal a estas instalaciones trató de convencerla para hablar y retomar la relación.
Así las cosas, volvió a sujetarla por la cara con la bufanda y la sacó a la calle para conducirla hasta su vehículo. Tras sentarla a la fuerza en el asiento del copiloto la llevó a un “sitio donde pudieran estar sin nadie en las inmediaciones”, en concreto a una zona aislada de huertos de limoneros.
Paro allí porque la mujer le insistía en que iba a vomitar, aunque una vez detenido, arrebató el móvil a la víctima para ver si podía averiguar dónde y con quién había estado ella esa noche, aunque no lo logró porque la agredida no le dio su código de acceso.
Poco después continuó la marcha y la llevó a un punto más distante sin viviendas ni construcciones a su alrededor, viendo interrumpida su marcha por una valla que cortaba el camino que había cogido. De esta forma, se bajó del turismo y se fue a la puerta del copiloto para exigir nuevamente a la mujer que le diese su clave de acceso y, al volver a decirle que no, intentó doblegarla apretando la bufanda para que no pudiese respirar.
La víctima consiguió apretarle los testículos, lo que a su vez hizo que dejase de asfixiarla con al bufanda, pero lo peor estaba por llegar. Tras decirle “vamos a hacer algo mejor”, el procesado la sacó del vehículo, la llevó hasta la parte delantera del turismo, la puso sobre el capó y tras quitarle la parte inferior de la ropa le dijo que iban a “follar”.
Aunque, bajo diferentes excusas la mujer logró que la dejara alejarse unos metros, el hombre introdujo su pene en la boca de la víctima, provocándole “arcadas”, y acto seguido intentó penetrarla, momento en el que lo engañó asegurando que iba a desbloquear su móvil.
Efectivamente, el hombre cejó en su empeño y entregó el teléfono a la víctima para que lo desbloqueara. Una vez lo tuvo en su mano, la denunciante tiró el terminal por encima de la valla que les había cortado el camino y aprovechó el intento del hombre para recuperarlo para escapar a la carrera hacia la carretera por la que habían circulado previamente.
Al llegar a esta vía vio las luces de una empresa, por lo que decidió dirigirse a dichas instalaciones, en las que encontró un camión estacionado, cuyo conductor estaba dentro durmiendo, aunque lo despertó golpeando la cabina mientras le pedía ayuda.
El camionero le dio cobijo en la cabina y llamó al 112, que a su vez movilizó a la Guardia Civil. Mientras aguardaban a la llegada del instituto armado, el camionero vio circulando el coche del acusado. Finalmente, el hombre fue detenido poco después de las cinco y cuarto de la madrugada por unos guardias civiles que encontraron su turismo estacionado irregularmente en el camino.
Ahora el TSJMU, como ya hizo antes la Audiencia de Murcia, condena al procesado por un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género a siete meses de prisión, y a diez años y cinco meses de cárcel por un delito de agresión sexual/violación, en concurso medial con un delito de detención ilegal. En ambos casos se aplica la atenuante de dilaciones indebidas, y en el segundo ilícito la agravante mixta de parentesco.
También le han sido impuestas otras penas complementarias y medidas de protección a la víctima como órdenes de alejamiento, libertad vigilada una vez salga del presidio, y el pago de indemnizaciones por un total de 15.280 euros por los daños morales y emocionales y las lesiones ocasionadas.
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