"Nunca he percibido la pintura como un hobby, no puedes tomártela así"

Juan Luis Gallego creó y dirigió los cursos de arte de Mojácar · Este arquitecto de voluntad paterna acabó ejerciendo el oficio de pintor por pura vocación · Sus obras muestran un estilo muy peculiar

José Luis Gallego muestra a El Almería algunos de sus cuadros dibujados recientemente.
José Luis Gallego muestra a El Almería algunos de sus cuadros dibujados recientemente.
Ricardo Alba / Almería

29 de noviembre 2008 - 01:00

La voluntad paterna le hizo arquitecto, la viva vocación le hizo pintor. Llegó a Mojácar cuando era otra, la de la centralita telefónica, la de las charlas con Antonio Bienvenida en las escalinatas de la iglesia a altas horas de la madrugada, la de una época en la que Mojácar exportaba carencias "era difícil todo y los servicios eran muy escasos. Es curioso que en ese desarrollo tan precario hubiera gente que realmente se venia a vivir y, además, venían a convivir, a relacionarse con la gente.

Aquí vino y vivió gente muy interesante, personas que sin ser excesivamente populares traían un bagaje intelectual alto y con algo que aportaba interés a tener relaciones con ellos. Es una pena que se haya terminado, no creo que pueda darse de nuevo una situación como aquella".

José Luis Gallego, arquitecto, pintor y viceversa plantea una teoría formalmente argumentada acerca del por qué la gente se quedaba pegada en Mojácar con todo el litoral mediterráneo dónde elegir: "Tal vez, como dicen nuestras amigas las brujas, esto tiene un atractivo como todas las terminales de las cordilleras que, al sufrir una fricción por el polvo, el aire, se cargan de electricidad y eso te atrae, esto tiene un algo que te cautiva. Yo lo experimento todavía, al regresar de algún viaje, cuando vengo, me doy cuenta de que aquí se respira, hay un algo no sé lo que es, pero sí lo tiene". Cuando Mojácar era otra, en la playa sólo estaba el Parador de Turismo, el Puntazo, la Virgen del Mar y casas aisladas, perdidas, y más allá, tirando hacia el Sopalmo, el hotel Indalo.

Al arquitecto José Luis Gallego le encargaron Pueblo Indalo y lo hizo con pocas alturas, o sea, más a lo ancho y largo que alto, cosa que evitó un Benidorm en Mojácar: "cuando yo llegué aquí había unas Normas Subsidiarias en toda la provincia de Almería que eran divertidas, porque era un librillo que debía tener como seis páginas, no creo que tuviera más, y con eso se resolvía todo el urbanismo de la provincia de Almería. Levantar siete plantas, que se podía hacer, hubiese sido monstruoso".

Entonces, en la provincia de Almería había pocos arquitectos, "yo tengo el número 8 de colegiado de toda la provincia de Almería y son 400 los que hay actualmente. Peleamos bastante para que no se hicieran más alturas y conseguimos hacer las primeras Normas con las que casi todo el mundo estuvo de acuerdo. Se determinó planta baja y una planta para viviendas unifamiliares, y para hoteles planta baja y dos plantas. Luego ha habido interpretaciones de esa Norma un poco sui géneris, que han permitido esas laderas llenas de edificios".

Así, el arquitecto José Luis Gallego ha dejado su impronta en la arquitectura del Levante almeriense con un estilo en armonía con el entorno, y una discrepancia: "Mojácar es marrón y no blanca, como se empecinan algunos. Aquí, el agua de la lluvia trae arena la mayoría de las veces, de ahí que de toda la vida Mojácar haya tenido ese color tan característico. Cada uno o dos años las casas se encalaban por ese motivo entre otros". El pintor José Luís Gallego tuvo el acierto de crear y dirigir los Cursos de Arte de Mojácar. Logró reunir a importantes representantes del mundo del arte para formar el jurado que debía decidir cada año a qué diez pintores de los muchos que concurrían, se les daba la beca para pasar unos días en Mojácar dedicados a crear. La única condición que debían cumplir los becados consistía en regalar una de sus obras al Ayuntamiento mojaquero.

Cuenta José Luis Gallego, el pintor, y así lo narran las crónicas que "gente de la talla de Lucio Muñoz, Juan Manuel Bonet, Alfonso Albacete, Xanti Eraso de Arteleku / San Sebastián, Amalia Avia, Gonzalo Armero, Antonio Bonet Correa y muchos otros, venían aquí a formar parte del jurado sin cobrar un duro y pagándose ellos mismos el viaje y la estancia". Después de ocho o nueve o diez ediciones, los sucesivos Ayuntamientos del ladrillo de Mojácar abandonaron los Cursos, dejaron de subvencionar su parte. La Cultura no da votos ni dinero. Además, se decían, qué hacen diez individuos todo el día sin hacer nada más que pintar.

La burla del tiempo ha demostrado los beneficios de los Cursos de Arte: la Mojácar de ahora tiene un patrimonio de aproximadamente mil cuadros con un valor incalculable debido a que, los entonces becarios, cuelgan hoy sus obras en los más prestigiosos museos del mundo y sus firmas cotizan por encima del Ibex 35 de cuando el Ibex 35 era lo que era y no lo que es. El pintor José Luís Gallego, con un canasto de exposiciones en sus pinceles, se haya en plena metamorfosis creativa, una evolución natural del realismo puro a la expresividad del abstracto con la fuerza del color.

"Mi relación con la pintura es bastante curiosa, enrealidad, yo toda mi vida he querido ser pintor. Mi padre me metió en una academia para arquitectos en Madrid y termine estudiando arquitectura, pero realmente hubiera querido ser pintor. Yo nunca he tenido la pintura como un hobby, y, además, no te la puedes tomar así".

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