Opinión
Las uvas de Isabel y Pedro
Después de una docena de años en la oposición, las elecciones municipales del 27 de mayo 2007 dieron al PSOE la posibilidad de volver a gobernar la Diputación. El último presidente socialista fue Tomás Azorín y después vinieron tres legislaturas del PP, aunque en la última todo quedó en manos de sólo tres diputados del Partido de Almería (PAL). Conscientes de que no se podía dejar escapar esta ocasión, el PSOE sacó a relucir su potencial negociador porque las llaves del gobierno estaban en el nuevo partido fundado por Juan Enciso tras su escisión del PP. Los doce diputados del PSOE no eran suficientes para poder sentarse en el sillón presidencial y se puso su maquinaria interna a trabajar para alcanzar un acuerdo con los diputados del PAL. Solo hicieron falta once días y diez noches para ver en el Hotel NH de Almería el apretón de manos de José Añez, secretario general del Partido de Almería, y Juan Antonio Segura Vizcaíno, secretario de Política Institucional de los socialistas. El acuerdo entre dos formaciones políticas que ideológicamente son antagónicas les iba a permitir gobernar conjuntamente en la casa de los 102 pueblos y gestionar, según anunciaron, un presupuesto de mil millones de euros, que al final no han sido tantos porque el pacto se ha quedado en el camino, a media legislatura.
No fue difícil sellar el acuerdo. El PSOE venía apoyando, desde finales de 2004, a tres diputados del recién creado PAL después de escindirse y enfrentarse con el PP de Gabriel Amat. Sólo tres de los 27 diputados de la corporación provincial dirigían todas las áreas y partidas de la Diputación. Y los votos a favor de los socialistas, que nunca llegaron a oficializar su respaldo, eran los que sacaban en pleno las propuestas del reducido equipo de gobierno frente a los votos en contra de los populares. Así hasta que llegó el final de una legislatura marcado por todo tipo de críticas, acusaciones e insultos en los disparatados plenos e incluso peticiones en Parlamento y Congreso de los Diputados, como la de Javier Arenas, para disolver la Diputación Provincial, además de continuas alusiones al Pacto Antitransfuguismo de PP y PSOE que no suele funcionar en ninguna otra provincia y Almería no podía ser menos. El líder de los populares llegó a ofrecer en mayo de 2005 al PSOE la posibilidad de un gran acuerdo de "estabilidad" en toda la provincia si le retiraba su apoyo a los cuatro tránsfugas y en 2006 pidió a Manuel Chaves diera a conocer su pacto secreto.
Y la nueva Diputación de PSOE y PAL echó a andar el 16 de julio de 2007. Los dos diputados de la formación de Enciso iban a mover casi la mitad del presupuesto de la institución supramunicipal. El PSOE tuvo que pagar, además, un peaje excesivamente elevado, aunque obligado, para que Juan Carlos Usero fuera nombrado presidente de la Diputación: dos áreas, la de Obras Públicas y la de Hacienda, y la vicepresidencia primera para José Añez. Además, dos personas cruciales en la corta andadura del PAL, los candidatos en la capital, Teófilo Montoya, y en Roquetas, Ginés Martínez Balastegui, entraron con fuerza en el organigrama institucional junto a otra decena de asesores y personal de confianza.
Por delante 27 meses al frente de la Diputación, con alguna que otra complicada situación como el escándalo de los asesores, que llegó a la Fiscalía Anticorrupción para luego quedarse en nada, o la remodelación del gobierno tras la marcha de Ana Cano al Congreso o de Juan López Camacho, que se vio obligado a dimitir y volver a su concejalía en Lubrín al serle imputado un delito urbanístico, y Paqui Pérez Laborda que dio el salto a la Delegación de Empleo. También hizo sus cambios el PP y el portavoz, Eugenio Gonzálvez, cambió la calle Rodrigo Navarro por Plaza de la Marina Española para irse al Senado. El PAL ha sido el único partido que no ha echo ningún movimiento ni recambio porque veía como Añez y Díaz se hacían cada vez más fuertes y de cara a las próximas municipales se podría sacar tajada a la hora de consolidarse como tercera fuerza política de la provincia.
Sin embargo, la Fiscalía cortó sus alas y ha forzado el divorcio de PSOE y PAL, que han salido disparados como resortes hacia Levante y Poniente, al estallar la trama millonaria de Elsur gracias a la Operación Poniente que se ha llevado por delante al alcalde de El Ejido y brazo armado del PAL, Juan Enciso. Siete horas después de conocerse la detención, volvió a ser Segura Vizcaíno, el mismo que en su día estrechó la mano de Añez para anunciar el acuerdo de gobierno, el que comunicaba que "el PSOE de Almería ha estimado conveniente también la ruptura del pacto con el PAL para evitar que la imagen, el prestigio y la honorabilidad de la Diputación se vean afectados por los hechos que motivaron la operación judicial". Pero la política da mucho de sí y no iba a quedar ahí la ruptura.
El miércoles por la mañana, el diputado nacional del PP, Juan José Matarí, preguntó a Manuel Chaves, vicepresidente tercero del Gobierno, por la aplicación de los Fondos Estatales destinados a El Ejido y de paso sobre si tenía la intención o no el PSOE de cesar a los asesores del PAL que seguían en la Diputación Provincial, como ya había pedido el portavoz del Grupo Popular, José Fernández, y el único diputado provincial de IU, Antonio Romero, que en su día descartó entrar en el equipo de gobierno porque su partido no quería tener relación con Enciso.
El pleno del jueves evidenció lo que ya anunció Añez hace unos días en su blog, que no iban a ser ni mucho menos, y como muchos esperaban, compañero de viaje del PSOE desde la oposición. El diputado Ángel Díaz utilizó su turno de intervenciones para dar un toque al presidente: "Usted, a partir de hoy, ya no cuenta con nuestra confianza porque aquí no gobierna usted sino su partido". La situación se antoja difícil y el PAL ha llegado a solicitar a Juan Carlos Usero que presente una moción de confianza que nunca llegará porque el PP tampoco está por la labor de apoyar a dos de sus tránsfugas. 800 días y 10 noches después, el PAL entiende que "el PSOE no es serio, ni de fiar". A buenas horas, mangas verdes. Ha esperado a verse en la oposición.
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