Denuncia en Almería: “He sido mi propia oncóloga, si no hoy estaría muerta”
Presuntas negligencias
Mariset Morales, una joven de 33 años, denuncia de forma pública la “concatenación de errores” de los oncólogos del Hospital Torrecárdenas a la hora de tratar su enfermedad
"Desde que me diagnosticaron el cáncer siento que llevo una doble carga, la de llevar mi propia enfermedad, un cáncer con metástasis hepática y ósea, y encima ser mi propia oncóloga”. La dureza de las declaraciones de Mariset Morales Muñoz eriza la piel y provoca un pellizco en el estómago difícil de digerir. Su entereza a la hora de relatar los hechos y la información que maneja sobre su enfermedad (casi como si fuera una especialista), el conocimiento que tiene de los protocolos y de las pruebas que han de realizarse en cada momento..., asombran. Parece como si se tratara de una historia de ciencia ficción pero nada más lejos. Su caso es real y su misión haciéndolo público no es otra que “evitar que este tipo de errores se sigan cometiendo con otros pacientes en Almería”, sentencia de forma contundente.
Todo comenzó un año antes de la pandemia. Con apenas 30 años de edad, un día se notó un bulto en el pecho. Consciente del riesgo que podía conllevar un hallazgo semejante, acudió a su médico de cabecera. Le realizó una exploración en la misma consulta y le hizo una ecografía, para concluir que se trataba de un quiste de grasa sin mayor importancia. Con el paso del tiempo, y la pandemia, el quiste permanecía en la zona y se había incrementado el dolor y las molestias. El facultativo no la derivó al especialista al considerar que no había riesgo y ella, no satisfecha con la decisión, optó por realizarse pruebas de forma privada. Los exámenes clínicos concluyeron que era necesario realizar una biopsia y con ese informe, ahora sí, el médico de cabecera la derivó a la Unidad de Mama del Hospital Universitario Torrecárdenas. El resultado fue positivo. Tenía un tumor maligno y había que operar.
El gerente del hospital la ha citado este miércoles en su despacho
El director gerente del Hospital Universitario Torrecárdenas, Manuel Vida, tras ver los vídeos que la paciente ha publicado en sus redes sociales, que han tenido un impacto de más de 18.000 visualizaciones en solo una semana, ha pedido reunirse con la paciente. Tal y como ha contado Mariset a Diario de Almería, “ha sido la secretaria de gerencia la que se ha puesto en contacto conmigo para concertar la cita. Primero me llamaron para vernos la semana pasada pero al gerente le surgió un tema de urgencia y me aplazaron la reunión al miércoles día 26”. Armada de valor, con pruebas en la mano y segura de la “negligencia” que se ha cometido con ella, Mariset acude hoy al despacho del gerente del hospital de referencia de la provincia con la esperanza de que alguien le pida “perdón por la cantidad de errores” que se han cometido. En su mente tiene que esto no va a ser así, asegura, pues “ni siquiera la jefa de servicio lo hizo cuando acudí a mi última visita y fue ella quien sorprendentemente me atendió”, lamenta, al tiempo que califica esta cita como “claramente una encerrona para tratar de frenar la publicidad que le estaba dando a mi caso en redes sociales y el alcance del mismo con connotaciones tan negativas tanto para la Unidad de Oncología y los profesionales que la integran como para el propio hospital”.
“En un primer momento el oncólogo del hospital me dijo que estaba localizado pero cuando se analizó el ganglio centinela, el diagnóstico cambió por completo. Había tres ganglios positivos de doce que se analizaron, lo que indicaba que el tumor había salido del pecho y se había extendido”, explica Mariset.
Tras la intervención quirúrgica vino la quimioterapia. Un tratamiento que se pautó “sin que antes me hubieran realizado un TAC para ver dónde exactamente estaban las células cancerígenas que se sabía que habían salido de mi pecho”, lamenta. “Tenía un cáncer con metástasis hepática y ósea y me pusieron una quimioterapia preventiva, como la que se pone a cualquier otro paciente que no tiene metástasis. Un tratamiento que es contraproducente para este tipo de cáncer porque es muy tóxico y puede provocar lo que me pasó. A consecuencia de esa quimioterapia sufrí un fallo hepático que me mantuvo ingresada durante doce días debatiéndome entre la vida y la muerte. De hecho a mis padres le llegaron a decir los médicos que si en 24-48 horas no reaccionaba a la medicación era muy probable que no saliera”. Relata con rabia que “en todo ese tiempo de ingreso ningún oncólogo de los que me habían tratado fue a verme. Gracias a Dios logré recuperarme”.
Tras conocerse los efectos de la quimioterapia que le estaban poniendo, los facultativos pautaron un nuevo tratamiento, esta vez el general para cuando hay un tumor con metástasis, explica Mariset (para que los lectores entiendan de forma coloquial la situación). Una vez más la pauta se realizó “sin realizar pruebas absolutamente de nada”. “Me fui a Madrid y lo primero que me preguntó el especialista es si me habían hecho biopsia en el hígado. Le dije que no y cuando volví al Hospital Torrecárdenas comprobé que en mi expediente siempre salía como que esa prueba estaba pendiente de realizar. Me la hice de forma privada y salió positivo. Fue entonces cuando supimos que el segundo tratamiento que me estaban poniendo y que me habían pautado tras el primer error, tampoco era el correcto”, explica con la voz quebrada.
Así, según el relato de hechos de la paciente, el oncólogo le pautó un tercer tratamiento, esta vez ya para limitar el tumor, es decir bloquearlo, para que no siguiera extendiéndose. Es un tratamiento de inmunoterapia que se aplica cuando la enfermedad no tiene cura y hay que hacerle frente impidiéndole su crecimiento. Entre otros fármacos, “me mandaron unas pastillas hormonales que, nuevamente el especialista de Madrid que me trata de forma particular me indicó que no podía tomarlas porque únicamente pueden hacerlo las mujeres que han alcanzado la menopausia, no en mi caso con 33 años. Fue entonces cuando decidí que ya no podía callarme más y que ya no me fiaba de seguir tratándome en el Hospital Torrecárdenas”. Está convencida de que si no llega a ser por ella misma, por su valor y, por qué no, también porque ha podido permitírselo económicamente acudiendo a realizarse pruebas de forma particular, hoy estaría muerta.
La paciente, muy dolida por el trato que ha recibido en todo este tiempo en el Hospital Universitario Torrecárdenas, asegura que desde que ha hecho pública su historia aún se la está tratando “peor”. Según ha contado a Diario de Almería, cuando fue a ponerse su último tratamiento de inmunoterapia el pasado viernes, ni siquiera le habían guardado silla. Reclamó y la única solución posible que le dieron fue ponerle la vía por la mañana, a la hora que tenía su cita, para volverse a casa y esperar hasta la tarde que le avisaran de que había hueco para ella.
Con las lagrimas contenidas destaca que “los tratamientos que reciben los pacientes oncológicos son demasiado fuertes como para que estén jugando de esta forma con ellos, con la vida de las personas”. Y asegura que desde que ha publicado los vídeos contando su historia en sus redes sociales la están tratando peor. Siente que “se aprovechan que la gente está mala, que no tienen ganas de nada y que además no tienen el dinero suficiente como para pagarse los tratamientos y hacer frente a las cuantías necesarias para iniciar un pleito judicial”, afirma contundente.
Otros oncólogos a los que ha acudido de forma particular no salen de su asombro al comprobar la cantidad de “negligencias” que han descubierto en el procedimiento de los facultativos de la Unidad de Oncología de Torrecárdenas, asegura. “Por ahora no tengo en mente ir a la vía judicial, más que nada porque necesito el dinero para mis tratamientos. Ya no me fío de los oncólogos de este hospital. La negligencia que han cometido es muy grave y nadie la asume”, sentencia Mariset.
5.000 euros para iniciar un pleito judicial, una cuantía que necesita para seguir tratándose en Madrid
Muchos pueden pensar por qué no ha interpuesto ya una demanda contra el hospital o contra los propios oncólogos que la han visto en este tiempo en Torrecárdenas. La respuesta, como ella misma argumenta, es bien sencilla: “Para interponer una denuncia contra el hospital o contra los facultativos es necesario, nada más empezar, una cuantía económica de más de 5.000 euros, teniendo en cuenta que tienes que contratar abogado y una prueba pericial cuyo coste asciende a mil euros. Ahora mismo ese dinero lo necesito para poder seguir realizándome los tratamientos necesarios en clínicas privadas en Madrid. Yo ya no me fío de seguir tratándome en el Hospital Torrecárdenas, después de fallos encadenados, uno detrás de otro, y que he tenido que descubrir yo misma pagándome pruebas y médicos de mi bolsillo en Madrid”, lamenta la paciente. Con la voz quebrada asegura que “ojalá tuviera dinero para pagarse el tratamiento y para interponer una denuncia, porque, sobre todas las cosas quiero recuperarme, pero también que este tipo de negligencias no sigan haciéndose con otros pacientes”.
Mariset insiste en que son muchas las personas que le han escrito y se han puesto en contacto con ella a raíz de haber hecho pública su historia a través de varios vídeos que ha colgado en sus redes sociales. Algunas en su misma situación o similar. Por el momento, como ha explicado a Diario de Almería, considera que hay que tiene que esperar antes de interponer una denuncia y “mucho tienen que cambiar las cosas en Torrecárdenas, en la Unidad de Oncología, para que se me vaya de la cabeza la opción de denunciar....”. Insiste en que lo que tienen que hacer es crear una Unidad de Cáncer Metastásico, que establezcan unos protocolos claros y que se habilite un teléfono de contacto para que los pacientes puedan hablar con el oncólogo cuando tienen dudas, se sienten mal o lo necesiten, algo que en la actualidad es prácticamente imposible "porque no cogen el teléfono y tampoco tienen empatía", asegura.
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