“Qué olorcica huele”: los perfumes de nuestras abuelas
Almería
“Gotas de flores”, “Príncipe Azul”, “Alta Sociedad”, “Haz-Hoz”, “Ciel de París”, “Gran Chic”, “Fiori”, “Gran Lujo”, “Lirios del Nilo”, “Tabaco Rubio” o “Añeja” eran algunas de las marcas preferidas por las almerienses entre 1939 y 1950

Almería/A todos nos gusta oler bien. Bueno, a casi todos. Por eso, los comercios que venden colonias, lociones y perfumes siempre han tenido una clientela fiel y fueron un buen negocio. Incluso entre 1939 y 1950, en plena posguerra. La economía no estaba para dispendios, pero, curiosamente, eran numerosos los aromas, aguas de fragancia y las esencias en bote pequeño que se vendían en la capital almeriense.
Nada más concluir la Guerra Civil, en la capital ya se encontraban operativas varias perfumerías, aunque con un “stock” de productos limitado: “Venus” –que ya estaba abierta en 1909-; “Danubio”, en la calle de Las Tiendas, 3 y propiedad de Vicente Baena Blasco (1910-1999); “Nike” en Conde Ofalia o “Moderna”, que estaba integrada en Almacenes El Siglo, donde también se podían adquirir otros productos.
“Danubio” no solo tenía los característicos botes de aromas, sino que vendía bolsos, medias, cinturones, carteras y pañuelos. El local “Nike” en Conde Ofalia, 14 sufrió graves desperfectos en su estructura por el bombardeo alemán de 1937, pero pudo reacondicionarlo pronto. Su colonia “Añeja” fabricada en la carretera de Granada tuvo un gran éxito tras la contienda bélica. El litro costaba 12 pesetas.
En la calle Rueda López, 3 estaba “Eros” que distribuía en mayo de 1939 el perfume “Gotas de Flores”. “Briseis”, que ha liderado en Almería la fabricación de productos cosméticos bajo la identificación “París-Madrid”, reinauguró su primera tienda para venta directa a clientes particulares. Ahora, en el Paseo de Almería 11 porque en 1933 estaba en Alcalde Muñoz número 1. Fue el sábado 11 de mayo de 1940 y asistió la más alta representación de la sociedad provincial de la época. El agua de colonia “Pradera” (“que ayuda a soportar el calor” decía el anuncio) y el perfume “Darío” eran los dos productos más vendidos. De éste se aseguraba que era “persistente, inimitable y encantador”.
Poco después, en los antiguos locales de la “Ferretería El Yunque” de la Puerta de Purchena, tres socios abrieron “Iberia”, cuya gestión correspondía a la empresa “Ramírez y Cía” S.L. Desde el principio dotaron a la tienda de numerosos adelantos, como línea telefónica (el 1558 era su número) y unos llamativos escaparates con fotos de chicas guapísimas maquilladas y sonriendo.
En distintos almacenes de confección y prendas interiores también se podían encontrar, en la década de los años 40, perfumes. Los tenían en “Florida”; en “Los Madrileños” del Paseo número 26, que en el verano de 1940 ya estaban abiertos; también en “Imperio”, perfumería que abrió al público el 6 de octubre de 1941 en el Paseo, 3. Ésta vendía los productos de belleza de la marca “Laurendor” y colonias a granel como “La número 5”. “Imperio” diseñó un tipo de letra característico que era casi un logo, jugando con la “i” inicial convertida en “y”, algo parecido a lo que hizo “Danubio” con su “d”. En “El Rinconcillo” –local que hoy es un pub- lo fuerte eran los bolsos, de los que había hasta cien modelos, pero el perfume era un complemento que tenía buena salida.
“Camisería y perfumería Toledo” en el número 9 del Paseo ya tenía en 1942 medias de seda accesibles para las señoras almerienses, aunque su precio no todas podían pagarlo: 29´35 pesetas. Más abajo, en número 23, “Abolengo” también disponía de perfumes y cremas; su especialidad eran las camisas y la ropa interior. En “Droguería Puerta del Sol”, de la calle Lachambre, había colonias, pero sobre todo pinturas, brillantina, amoníaco puro, barnices y aguarrás. Manuel Soler Asensio (1911-1974) y su hija la nijareña María Soler Lozano (1934) la gestionaron desde 1942.
En 1943, en un antiguo local de una frutería en la calle Aguilar de Campoo abrió “Droguería Andaluza”, donde se podían comprar productos de bricolaje –esa palabra no se usaba- y perfumes de varias casas internacionales. Disponía de teléfono (el 2150) y de una amplia exposición de sus existencias. Eugenio de Bustos también ofrecía esencias aromáticas en su comercio de la actual calle Granada.
En 1944, un empresario levantino montó “Perfumería Osiris” que promocionaba “Aromas de Murcia”, pero ese año se puso de moda la colonia “Fougere Nike”. Solo se vendía en comercios autorizados por el fabricante: Además, de algunos de los referidos, “Casa Caparrós” de Diego Caparrós Galindo (1903-1982); “Rosaflor” de Diego Pérez Segura (1913-1985); “Hermes”; “Casa Segura” de Andrea Guijarro de la Rica (1886-1972), ambas en la calle de Las Tiendas; “Costa Azul” fundada por José Tonda Zamora en Leal de Ibarra o en “La India” de la viuda de Eugenio Hernández. Otra marca que se vendía mucho en 1944 era “Colonia Royal” y el agua de colonia “Royal de Imperio”, producto que tenía una riqueza alcohólica de 70 grados. La marca “Kusa” –fabricada en Santander- se promocionaba como un agua cutánea para señora “que detiene al tiempo dejando un cutis fino y lozano”. La vendía Briseis.
Estas casas vendían en exclusividad aromas elaborados en otras provincias: “Tabear”, de Sevilla; “Ánfora”; el agua de colonia “Flores del Campo” de la empresa madrileña “Floralia”; “Imprudence” de la casa parisina “Worth”; “Bambú” de “Perfumerías Más” o la llamada “Cocaína en flor” de la industria “Parera”.
En el verano de 1946 estaba abierta la “Perfumería Casablanca”, en el 8 de la calle de La Tiendas, que además vendía géneros de punto, sombreros y camisas. En la calle Mariana número 3 se podían comprar perfumes y jabón para lavar la ropa en “Godoy” y en “Madiló”, en la Puerta de Purchena, colonias y cinturones, tirantes o ligas.
Algunos de los primeros comercios del Paseo iban cambiando de nombre o propietario; aun así, en la avenida principal de la ciudad ese año estaban también “Berenguer”, “Goya”, “Cortés”, “Farmacéutica del Sur”, “Antonio López”, “Molina Granero” o “Diego Molina”. Eso que dicen algunos ahora que “en el Paseo solo hay perfumerías” no parece ser correcto; el asunto viene de antiguo.
Para la campaña de Reyes de 1948 abrió sus puertas “Marfil”. Fue en esa época cuando llegaron a Almería los productos de “Elizabeth Arden” y se introdujeron con demostraciones gratuitas en “Briseis” y en “Florida”. Poco a poco la oferta de nuevas marcas se iba ampliando y aunque la economía no estaba para tirar cohetes, las perfumerías se dotaban de un buen suministro de perfumes y colonias para las épocas de mayor venta.
En 1949 ya era habitual el uso de colonias: “Príncipe Azul” –costaba 11,50 pesetas el bote y era para “señoritas”-; agua de colonia “Alta Sociedad” -16,90 ptas.-; el americano “Haz-Hoz” -17,25 ptas.-; los perfumes “Ciel de París”, “Gran Chic”, “Fiori” -20,70 ptas.- “Gran Lujo” -40,00 ptas.- “Lirios del Nilo” -30,00 ptas.- y de caballeros “Tabaco Rubio”, que valía 11,50 pesetas.
En 1950 el sector de las perfumerías se amplió con otras nuevas, como “La Oriente” y “Alfonso” de la calle Castelar, que venían a complementar a las existentes y casi todas potenciaron su gama con productos relacionados con la moda o los complementos. “El Rinconcillo”, que lo compró Manuel González Moya en julio de 1950, vendía pamelas, camisas de flores, “sombreros jipis”, calcetines o medias; “Venus”, velos de señora y camisetas de felpa y “Danubio” madejas de lana de un sinfín de colores.
No eran pocos, como vemos, los establecimientos y productos especializados en aromatizar a nuestras abuelas y bisabuelas entre 1939 y 1950. Muchas señoras entraban solo para “olfatear” y las más pudientes para comprar, pero todas las clientas –porque casi siempre eran mujeres- salían de los comercios contentas y diciendo, al más puro estilo del habla almeriense, “qué olorcica huele”.
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