De niña acogida a joven voluntaria de Cruz Roja: "Tengo claro que quiero ser acogedora"

Almería

El acogimiento familiar es una forma de cuidado alternativo que prevé el Sistema de Protección a la Infancia

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Noelia Calvo. / Carlos Barba (EFE)

El acogimiento familiar es una forma de cuidado alternativo que prevé el Sistema de Protección a la Infancia, que permite a menores que se encuentran separados de sus padres crecer y desarrollarse en un ambiente familiar estable, tal y como le sucedió en su día a Noelia Calvo Pozuelo.

Promotora y monitora de actividades en Cruz Roja en Almería, cuando tenía cinco años entró en el acogimiento familiar junto a sus dos hermanas, una con apenas dos años y la otra recién nacida. "Fueron nuestros propios abuelos maternos los que se hicieron cargo de nosotras y nos cuidaron hasta hoy día", relata la joven a EFE.

Con 25 años en la actualidad y ya madre, afirma que gracias a sus abuelos han podido desarrollar "una vida normalizada": "Hemos tenido un hogar, una familia, un desarrollo, un apoyo en todas las etapas, desde la niñez, pasando por la adolescencia, que es muy complicada, y ya una vez adultas", asevera.

"Nos han acompañado en todos los procesos. En las cosas buenas, en las cosas malas, en las peores. Y nos han acompañado a las tres juntas. En otras circunstancias no habríamos podido estar las tres juntas. Ya sea en un centro o con otras familias", resalta.

A pesar de que sus padres no pudieron hacerse cargo de ellas por "situaciones personales", este modelo de acogida les ha permitido mantener lazos con toda su familia. "Para nosotras no eran nuestros abuelos. Para mí son mi madre y mi padre. Han sido nuestros referentes y hemos tenido su cariño", abunda.

En todo este proceso, sus abuelos contaron con el apoyo de la Cruz Roja, porque "hay momentos que son duros" a pesar de todo, aunque Noelia reconoce haber tenido una suerte de la que no todos pueden disfrutar.

"A lo mejor para otros niños que entran más mayores o que tienen que pasar por diferentes familias, o diferentes procesos, o por un centro... A lo mejor para ellos eso implican otra situación psicoemocional diferente. Pero para mí no. Para mí fueron mi madre y mi padre. Y eso me ha facilitado muchísimo el tener una vida normal", sostiene.

Su experiencia vital la llevó a tomar una decisión en su adolescencia. En cuanto tuvo 16 años llamó a la puerta de la Cruz Roja para hacer voluntariado. "Quería formar parte de Cruz Roja, igual que ellos han formado parte de nosotros cuando los hemos necesitado", mantiene.

Y de ese voluntariado en Cruz Roja Juventud, a su actividad actual en la organización, algo que le ha permitido compartir sus experiencias con otros niños en acogimiento, ayudándolos a gestionar sus emociones.

Y otra cosa que tiene clara es que será acogedora: "Yo tenía muy claro desde pequeña que yo quería ser acogedora. Y hoy en día lo sigo manteniendo. Y en cuanto se me dé a mí la circunstancia, la situación, pienso serlo. Lo tengo muy claro".

También anima al resto de los ciudadanos a sumarse a este programa, porque "hay muchos niños que lo necesitan": "Por mucho que los centros estén preparados y tengan trabajadores estupendos que den a los niños todo el cariño del mundo, no es lo mismo que una unidad familiar", manifiesta.

Programa de Acogimiento

Mari Carmen González, coordinadora de Acogimiento Familiar y Adopción de Cruz Roja Almería, explica a EFE que en estos momentos hay más de cien familias que participan en este programa, con menores en acogimiento en familias ajenas y otros en su familia extensa.

"Siempre se pretende, y además está reflejado así la Ley de Infancia de Andalucía, que la familia extensa sea prioritaria a la familia ajena", abunda.

Señala que existen varios tipos de acogimiento, como el de urgencia, que está dirigido para niños menores de 6 años, con una duración no superior a seis meses, en tanto se valora la medida de protección familiar que corresponda.

Le sigue el temporal, con un carácter transitorio, bien porque se prevea la reintegración del niño en su familia de origen, o bien en tanto se adopte una medida de protección que revista un carácter de mayor estabilidad como el acogimiento familiar permanente o la adopción. En este caso, tiene una duración máxima de dos años.

El acogimiento permanente se constituye al finalizar el plazo de dos años de acogimiento temporal por no ser posible la reintegración familiar, o en casos en los que las circunstancias del niño y su familia así lo aconsejen.

También existen otras modalidades como el especializado, que precisa de familias con una formación o experiencia específica para atender a niños con una necesidades o circunstancias especiales; el profesionalizado, o el de fines de semana y vacaciones, dirigido a niños y adolescentes en acogimiento residencial.

"Necesitamos más de 40 familias ahora mismo. En todas las modalidades. Y además hacemos un llamamiento urgente para niños menores de dos años que están en los centros y que necesitan de una alternativa familiar. Son niños muy pequeños. Lógicamente, un entorno familiar es mucho más rico y más reparador para esos niños que un centro residencial", concluye.

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