La necesidad del reconocimiento del trabajo social sanitario como profesión sanitaria

Protagonista

El día 3 de octubre es el Día Internacional del Trabajo Social Sanitario.

Conchi Zurita insiste en que esta profesión debe ser reconocida como profesión sanitaria

Raúl Maqueda: "Hay que luchar por nuestros sueños, estemos en una silla de ruedas o no"

Conchi Zurita, presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Almería
Conchi Zurita, presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Almería / Rubén García Felices
Rubén García Felices

15 de septiembre 2024 - 08:00

Concepción Zurita Alonso (Granada, 23/07/1961) es trabajadora social sanitaria, pues durante toda su trayectoria profesional siempre ha ejercido en el ámbito sanitario. Igualmente formada en terapia familiar sistémica y como mediadora familiar. En la actualidad es la presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Almería, cargo que compatibiliza con su puesto como trabajadora social en el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Comenzó su carrera profesional en el año 1987, en el antiguo hospital psiquiátrico de Almería, en la conocida como Unidad de Agudos, cuando la reforma psiquiátrica ya estaba en marcha. A finales de 1989 se incorpora al equipo de salud mental en Roquetas de Mar, hasta el año 2001, que toma posesión de su plaza en el Distrito Sanitario de Almería. Desde entonces está trabajando en Atención Primaria de Salud. Es experta en bioética, y ha formado parte del Comité de Ética Asistencial de Almería hasta 2022, durante 11 años, en calidad de vocal.

 

R. G. F.: Concepción, la profesión de trabajo social en Almería te conoce como Conchi Zurita. Cuéntanos, ¿desde cuándo ejerces el trabajo social sanitario?

Conchi: Pues, ciertamente siempre he ejercido en este ámbito tan poco reconocido y tan necesario, el sanitario. Comencé en el antiguo hospital psiquiátrico, cuándo la reforma psiquiátrica ya estaba en marcha. Era 1987. Tras su cierre y el traslado de las unidades de agudos de salud mental al Hospital de Torrecárdenas, me incorporé al equipo de salud mental de Roquetas de Mar. Allí estuve durante 10 años, hasta que conseguí mi plaza en el año 2001, fecha en la que tomé posesión de plaza en Atención Primaria de Salud.

R. G. F.: Según tu experiencia, ¿qué es trabajo social sanitario?

Conchi: Según la Declaración de Alma-Ata de 1978, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. En este sentido, el trabajo social sanitario se dedica a promover este concepto amplio de salud, abordando no solo las necesidades médicas, sino también las psicosociales de los pacientes y sus familias. Mi experiencia en este campo ha demostrado que nuestra labor va mucho más allá de la mera gestión de recursos sociales, aunque lógicamente promovemos el acceso a los mismos en las situaciones necesarias. En el grueso del trabajo diario, nos centramos en intervenciones asistenciales para ayudar a manejar los aspectos psicosociales asociados al estrés, la ansiedad, las enfermedades crónicas, las hospitalizaciones y la sobrecarga familiar. Colaboramos estrechamente con otros profesionales de la salud en la planificación y coordinación del alta hospitalaria, asegurando que los pacientes cuenten con los medios disponibles para su recuperación y bienestar. Además, trabajamos activamente en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades, con un enfoque particular dirigido a reducir las desigualdades en salud y mejorar el acceso a los servicios, especialmente para las poblaciones más vulnerables o en riesgo de exclusión social. Esta labor es coherente con los principios de la atención primaria de salud definidos en la Declaración de Alma-Ata, que destaca la importancia de una atención accesible y equitativa para todos. El trabajo social sanitario también implica una estrecha coordinación con otros sistemas de protección social, como la educación, los servicios sociales, la justicia y el empleo, para ofrecer una atención integral que mejore la calidad de vida y aborde los determinantes sociales de la salud. Esta coordinación es esencial para garantizar que la atención sanitaria se acerque lo más posible a las personas y sus comunidades, fomentando su participación activa en el cuidado de su propia salud. Y todas estas intervenciones las realizamos porque nos avala una formación universitaria que incluye conocimientos y habilidades específicas para intervenir en el espacio sanitario. Por eso, afirmo que el trabajo social sanitario es fundamental para que el sistema de salud pueda proporcionar una verdadera atención integral. Nuestra contribución al Sistema Sanitario y a la Salud Pública se basa en la defensa de la salud como un derecho humano fundamental ,y en la promoción de los derechos sociales de las personas pacientes y sus familias.

R. G. F.: El trabajo social es una profesión que nació en España en el siglo XX. ¿Cuándo nació el trabajo social en el ámbito sanitario?

Conchi: Según el académico Fran Idareta (2023), Concepción Arenal es considerada la pionera del trabajo social sanitario en España, en un momento histórico en el que esta profesión no existía como tal en nuestro país, a mediados del siglo XIX. Para Arenal, la salud era otra cuestión social más (como la educativa, política, económica), y poseía un conocimiento exhaustivo de los problemas que se originaban en los hospitales, la forma en que se debían organizar, respetando la dignidad y el bienestar de todas las personas, así como el modo en que los médicos y las visitadoras sociales debían ayudar a sus pacientes. Sin embargo, desde una manera más amplia, sabemos que el Trabajo Social Sanitario surgió en EE. UU. a principios del siglo XX de la mano del médico Richard Cabot (1868-1939) y de la trabajadora social Ida Cannon (1877-1960). Por su parte, Richard Clarke Cabot, además de médico, también era licenciado en filosofía, de manera que su visión de la asistencia alcanzó una dimensión ética desconocida para la época. Él fue el ideólogo del Trabajo Social Sanitario, ya que como médico de consultas externas, comprobó que para atender debidamente a sus pacientes, era imprescindible tener en cuenta su situación social, por lo que solicitó la colaboración de una trabajadora social para que le ayudase a crear el Servicio Social Médico en el Hospital General de Massachusetts. Ida Cannon, convencida de la ineficacia de la práctica médica si no se consideran las condiciones sociales que afectan a la enfermedad, se puso al frente del Departamento de Servicio Social Médico de dicho hospital, jubilándose en 1946. Así el trabajo social sanitario se caracterizó por facilitar una asistencia directa basándose en el contacto personal, en la comprensión y el soporte emocional de las personas que pasaban por un proceso de enfermedad y a sus familiares, mediante un trabajo de ayuda para la reubicación de sus circunstancias personales y familiares debido a los cambios sufridos, consecuencia de la enfermedad o la muerte. Volviendo la vista nuevamente a España, cabe destacar que en 1932 se creó en Barcelona la primera Escuela de Trabajo Social, impulsada desde la disciplina de la medicina, por el doctor Roviralta. Posteriormente, en años 50, aparecen los Servicios de Asistencia Social en los hospitales y poco después aparecen las primeras Asociaciones Profesionales de Asistentes Sociales que desembocarían en los actuales Colegios Profesionales. La Ley 14/1986 General de Sanidad que considera de vital importancia la incorporación de la figura del trabajo social en Atención Primaria y Salud Mental para intervenir en el ámbito psicosocial o el Real Decreto 137/84 de estructuras básicas de salud. La Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, en el artículo 12, establece que la atención primaria de salud es el nivel básico e inicial de atención al paciente, que comprende la promoción de la salud, la educación sanitaria, la prevención, la rehabilitación y el trabajo social.

R. G. F.: ¿Qué consecuencias concretas derivan de la falta de reconocimiento de trabajo social como profesión sanitaria en el espacio sanitario?

Conchi: Para comenzar, la propia ausencia de reconocimiento afecta a la dignidad de la profesión, que además es muy necesaria en los contextos sanitarios. Al no ser reconocidos como profesionales sanitarios, los y las trabajadoras sociales pueden experimentar una menor visibilidad y valor social tanto dentro del sistema sanitario como en la percepción pública. Esto puede limitar su capacidad para defender su papel esencial en la promoción de la salud, la prevención de enfermedades y la reducción de desigualdades en salud, así como para influir en políticas sanitarias y sociales. Pero no podemos observar este problema sólo desde la vivencia de las y los trabajadores sociales, sino que existe una repercusión clara en sus posibilidades de desempeño en los sistemas públicos de salud, como el derecho de acceso a formación continua en materias como violencia de género, adicciones, salud mental, detección de maltrato infantil, etc., que son materias en las que la propia Escuela Andaluza de Salud Pública excluye a la categoría de Trabajo Social por no estar reconocida como profesión sanitaria, pues una colegiada de esta ciudad se ha puesto en contacto con la entidad colegial para solicitar nuestra intervención por este motivo. Esta exclusión, y en materias tan nucleares para esta profesión por el sólo hecho de no ser reconocidos como sanitarios, es verdaderamente pernicioso y lesivo, además de que menoscaba el desarrollo de la carrera profesional de trabajadoras y trabajadores sociales en activo. Además, estas medidas conllevan una desigualdad total con respecto al resto de profesionales que trabajan en los equipos multidisciplinares y de los cuales formamos parte, cuándo se supone que la formación nos ayuda a adquirir nuevos conocimientos, habilidades y herramientas para desempeñas nuestras funciones. Esta exclusión la venimos padeciendo desde años y ante la falta de voluntad por parte del Ministerio de Sanidad queremos volver a visibilizar el problema que tenemos los trabajadores sociales sanitarios. Además, deriva en una falta de reconocimiento del papel interdisciplinario, pues al no ser reconocidos formalmente como parte del equipo sanitario, las y los trabajadores sociales enfrentan dificultades para integrarse plenamente en los equipos interdisciplinarios de salud. Esto limita su participación en la toma de decisiones clínicas y estratégicas, reduciendo su capacidad para influir en la atención integral del paciente y en la planificación de servicios que aborden los determinantes sociales de la salud. La exclusión del trabajo social del reconocimiento como profesión sanitaria puede afectar negativamente la calidad de la atención y los resultados de salud. Sin una integración efectiva de los trabajadores sociales en el equipo sanitario, se puede perder la oportunidad de abordar adecuadamente los factores psicosociales y las desigualdades sociales que influyen en la salud de los pacientes. Esto puede llevar a una atención menos holística y a peores resultados de salud. Para finalizar, la falta de reconocimiento puede resultar en una distribución desigual de recursos dentro de los centros de salud, afectando tanto el acceso a herramientas y equipos como la asignación de casos. Además, los trabajadores sociales sanitarios pueden enfrentar una sobrecarga de trabajo al no contar con el apoyo adecuado de otros miembros del equipo sanitario, lo que puede afectar su capacidad para brindar una atención eficaz y centrada en el paciente.

R. G. F.: ¿A quién corresponde la responsabilidad de determinar y reconocer el trabajo social como profesión sanitaria?

Conchi: Corresponde a la Dirección General de Ordenación Profesional del Ministerio de Sanidad que con la Ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias nos dejó fuera. Dentro de las profesiones que están reconocidas como sanitarias en esta legislación, encontramos algunas como medicina, enfermería, odontología, farmacia, fisioterapia, podología, óptica, terapia ocupacional, psicología clínica, etc.

R. G. F.: ¿En qué punto están las negociaciones con el Ministerio de Sanidad respecto a la cuestión del reconocimiento del trabajo social sanitario, y qué acciones organizadas estáis llevando a cabo como colectivo profesional?

Conchi: Desde hace años, el Consejo General de Trabajo Social y la Asociación Española de Trabajo Social y Salud, vienen estableciendo reuniones con el Ministerio para ir trabajando sobre las actuaciones y gestiones que se deberían de ir preparando hasta llegar al reconocimiento del Trabajo Social como profesión sanitaria, con buen diálogo y tendente a alcanzar una resolución favorable. Sin embargo, en el año 2021, a pesar de que el trabajo social sanitario ha mostrado su papel esencial durante la pandemia, el Ministerio dijo que éste no era un tema prioritario. Desde la constitución del nuevo gobierno en 2023 y con la nueva ministra de Sanidad, Mónica García, el Consejo General de Trabajo Social ha solicitado en varias ocasiones una reunión y no han obtenido respuesta.

R. G. F.: ¿Por qué crees que el trabajo social sanitario no está reconocido?

Conchi: El reconocimiento de nuevas profesiones sanitarias requiere cambios legislativos y administrativos que dependen en gran medida de la voluntad política. Si las personas con responsabilidades políticas no perciben una presión suficiente o no consideran que el reconocimiento del trabajo social sanitario sea una prioridad, es poco probable que se impulsen los cambios necesarios. Las políticas sanitarias tienden a enfocarse principalmente en las profesiones que brindan atención médica directa, como médicos y enfermeras, y no siempre consideran de manera integral las profesiones que abordan los determinantes sociales de la salud, como el trabajo social. Esta visión tradicionalista del equipo de salud puede excluir a profesiones que son cruciales para una atención holística y centrada en el paciente. Aunque el trabajo social sanitario contribuye significativamente al bienestar de los pacientes, a menudo es difícil medir su impacto directo en los resultados de salud con las métricas tradicionales utilizadas en la medicina. Esta falta de evidencia cuantificable puede ser un obstáculo para su reconocimiento como una profesión sanitaria. Sinceramente, considero que también puede haber una percepción de competencia o conflicto con otras profesiones sanitarias que ya están reconocidas, especialmente en áreas donde las funciones y competencias pueden solaparse. El trabajo social sanitario no siempre es comprendido en toda su extensión y complejidad por el resto de los profesionales sanitarios, gestores de salud y responsables políticos. Existe una percepción limitada de que su labor se centra únicamente en la gestión de recursos sociales, sin valorar suficientemente su papel en la intervención psicosocial, la atención integral al paciente y la coordinación de cuidados. Esta falta de comprensión puede llevar a que no se reconozca formalmente como una profesión sanitaria esencial. Creo que con lo expresado anteriormente he puesto de manifiesto nuestra necesidad de que el trabajo social sanitario debe estar ya reconocido como profesión sanitaria. Creo que no hay una voluntad política decidida para que así sea, pero también soy consciente que tarde o temprano este reconocimiento llegará, aunque el camino no sea fácil ni corto, pero cuanto más pasos recorramos, antes llegaremos. Artículos como este contribuyen para visibilizar el Trabajo Social Sanitario.

R. G. F.: Dame algunas razones por las que el trabajo social sanitario debería ser una profesión sanitaria.

Conchi: El trabajo social sanitario debería ser reconocido como una profesión sanitaria porque día a día tiene un papel esencial en la atención integral del paciente, y en la promoción de la salud. Las y los trabajadores sociales sanitarios cuentan con una consolidad experiencia en la intervención social que afecta a la salud de la población, abordando factores sociales, económicos y emocionales que pueden influir en el bienestar de la persona y su entorno. Su inclusión en los equipos interdisciplinares es esencial para garantizar que los cuidados no solo se limiten al tratamiento de la patología clínica, sino que también consideren los determinantes sociales de la salud, como el acceso a recursos, el apoyo familiar y comunitario, y la reducción de desigualdades. Además, su trabajo es fundamental para la coordinación del alta hospitalaria y la continuidad del cuidado en el entorno comunitario, asegurando una atención más eficaz y personalizada. La importancia del trabajo social sanitario ya se reconoce en diversas normativas básicas que regulan las profesiones sanitarias en España, como la Ley 14/1986 General de Sanidad, que subraya la necesidad de un enfoque integral y multidisciplinario en la atención sanitaria; la Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud, que destaca la relevancia de integrar todos los aspectos de la atención para mejorar los resultados de salud; la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente, que promueve la dignidad y el respeto en la atención sanitaria, y el Real Decreto 137/1984, que establece las estructuras básicas de salud e incluye el trabajo social en los equipos de atención primaria. Estos marcos legales hacen referencia explícita a la actividad de los trabajadores sociales en el ámbito sanitario, lo que refuerza la necesidad de que esta profesión sea reconocida formalmente como una profesión sanitaria, alineando su estatus con su contribución real al sistema de salud.

Conchi Zurita
Conchi Zurita / Rubén García Felices

R. G. F.: Como presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Almería, por favor, comenta un poco los principales puntos del escrito en defensa de vuestra profesión que presentasteis el mes pasado a la Dirección de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP).

Conchi:  Ante la exclusión de nuestra colegiada del curso de formación, efectivamente, el colegio Oficial de Trabajo Social de Almería y el Consejo Andaluz de Trabajo Social, enviaron a la dirección de la EASP un escrito manifestando nuestro desacuerdo con esta barrera de acceso a un curso con contenido eminentemente social, basándonos, además, en la exclusión sistemática del trabajo social de formaciones nucleares para nuestra práctica profesional. El papel del trabajo social en temas de salud mental y adicciones es tanto relevante como esencial, y esta era la temática de esa acción formativa de la que fue excluida nuestra colegiada, pero tenemos conocimiento de otras temáticas como la violencia de género y el maltrato, en la que también se excluye. La formación continua y el desarrollo profesional son derechos de todos/as los/as trabajadores/as sociales, vitales para el ejercicio pleno de nuestras funciones y la calidad de los servicios que brindamos.

R. G. F.: ¿Y cuál es el objetivo con esta acción?

Conchi: Dar nuevamente visibilidad al problema que tenemos los profesionales que ejercemos el trabajo social sanitario, y cómo nos afecta esta discriminación en nuestro trabajo. Por eso quiero darte las gracias por dedicarme este espacio y este tiempo para alzar nuestra voz. No todo el mundo tiene esta sensibilidad ante estos problemas.

R. G. F.: Como trabajadora social sanitaria en un centro de salud, ¿con qué tipos de colectivos sociales trabajas frecuentemente?

Conchi: Los centros de salud atienden a toda la población ya que el derecho a la salud es un derecho universal. Dependiendo de la zona donde se encuentre el centro nos podemos encontrar con más población vulnerable de mayores, personas inmigrantes, personas en situaciones precarias, población infantil y adolescente, personas con problemas de salud mental, toxicomanías y adicciones, mujeres víctimas de violencia de género, etc. En concreto en mi centro atiendo a personas mayores, personas en situación de dependencia y personas con necesidades económicas.

R. G. F.: ¿Has conocido algún caso sobre abuso sexual infantil intrafamiliar? ¿Y de violencia de hijos/as a padres/madres?

Conchi: Sí, he conocido algunos casos de abuso sexual infantil intrafamiliar, aunque estos casos suelen detectarse con mayor frecuencia en el ámbito sanitario hospitalario o escolar, donde los profesionales de la salud y la educación están en contacto directo con los niños y niñas y pueden identificar señales de abuso con mayor facilidad.  En cuanto a la violencia de hijos/as hacia padres/madres, sí he conocido más casos. En estos casos, son principalmente las madres las que acuden a nuestra consulta buscando ayuda, en ocasiones derivadas por su médico/a, ya que muchas veces no saben cómo manejar la situación o a dónde dirigirse para obtener apoyo. Estas situaciones generan mucho sufrimiento y desestabilización en las unidades de convivencia. Nuestra accesibilidad en los centros de salud y nuestra capacidad para ofrecer una escucha activa y apoyo inmediato, además del trabajo en red que se establece de manera inmediata, facilitan que estas madres se sientan más cómodas acudiendo a los y las trabajadoras sociales sanitarias. Además, estamos en una posición única para identificar estos casos en estadios iniciales, y ofrecer intervenciones que puedan ayudar a las familias a gestionar y superar estas difíciles situaciones.

R. G. F.: ¿Cómo te mantienes empoderada como trabajadora social?

Conchi: Pues lo que más me gratifica es el reconocimiento de la gente por estar ahí. Da igual si su problema o dificultad se ha resuelto o no, si ha conseguido lo que deseaba o no. Pero ese “saber que se está acompañada/o, que te escuchan y cuando lo necesitan te encuentran” es lo que más me satisface de mi profesión. Y lo que me hace más llevadero los problemas y dificultades que todos/as tenemos a nivel laboral.

R. G. F.: ¿Cuáles son tus debo o autoexigencias?

Conchi: Mis "debos" o autoexigencias están profundamente vinculados con mi compromiso profesional y mi papel como presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Almería. En primer lugar, debo defender mi profesión, especialmente en un contexto sanitario donde, lamentablemente, el trabajo social se encuentra en una posición de desigualdad. Esta defensa implica no solo abogar por un reconocimiento más justo y equitativo de nuestro trabajo, sino también denunciar las injusticias. Entiendo que es fundamental mantener siempre presente la importancia y el valor de nuestra labor, y no permitir que nadie menosprecie o ningunee nuestro rol dentro de los equipos de trabajo. Además, siento el deber de estar disponible y ofrecer mi apoyo a mis colegas profesionales que sufren las consecuencias de esta falta de reconocimiento y consideración profesional, que no son pocos ni pocas. Mis "debos" también incluyen extender la mano y brindar ayuda cuando sea necesario, en la medida de mis posibilidades. Como presidenta del Colegio Oficial de Trabajo Social de Almería, mis autoexigencias se extienden aún más: debo visibilizar nuestra profesión y su importancia, señalar los vicios y deficiencias de las políticas establecidas, y empoderar a la ciudadanía dentro de mis posibilidades. Todo ello con el objetivo de fortalecer nuestra profesión, promover el reconocimiento que merece, y contribuir a una sociedad más justa e igualitaria.

R. G. F.: Si pudieras cambiar una sola cosa de tu profesión en la sanidad pública, ¿qué cambiarías?

Conchi: Si pudiera cambiar una sola cosa de mi profesión en la sanidad pública, cambiaría la falta de reconocimiento del Trabajo Social como una profesión sanitaria. Esta falta de reconocimiento no solo es un sinsentido, sino que también nos excluye formalmente del sistema sanitario, relegándonos a los márgenes y limitando nuestras posibilidades de crecimiento y liderazgo profesional. Aunque estamos presentes en el día a día del sistema, no se nos permite ocupar puestos de jefatura ni tener supervisores/as que realmente entiendan las especificidades y el valor de nuestro trabajo. Esta exclusión afecta nuestra visibilidad, y también nuestra capacidad para contribuir de manera integral a la atención sanitaria. Es interesante notar que, de forma completamente informal, tanto en atención primaria como en atención hospitalaria, las propias trabajadoras sociales han designado a una persona como “referente” para actuar como interlocutores de nuestras necesidades y problemáticas específicas dentro del sistema sanitario de Andalucía, en Almería y otras ciudades andaluzas. Aunque estas referentes son invisibles dentro de la estructura oficial, están comenzando a ganar reconocimiento y relevancia, especialmente en las unidades de apoyo al profesional y en otros departamentos. Este fenómeno subraya la necesidad urgente de un reconocimiento formal del trabajo social como una profesión sanitaria, ya que solo así podremos contar con la legitimidad y la autoridad necesarias para desempeñar plenamente nuestro papel y contribuir de manera efectiva al bienestar de los pacientes y al funcionamiento del sistema sanitario en su conjunto. Para finalizar quiero volver a date las gracias el interés mostrado para realizar la entrevista, por tu tiempo y trabajo y así contribuir a dar visibilidad a este problema de no reconocer al Trabajo Social Sanitario como profesión sanitaria.

stats