Luces y razones
Antonio Montero Alcaide
Representación taurina
Frontera Sur
La provincia se ha convertido en el último año por su situación geoestratégica en el punto más caliente de la inmigración irregular en la península y uno de los principales focos del narcotráfico. La respuesta de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y del Servicio de Vigilancia Aduanera ante el recrudecimiento de las actividades delictivas por vía marítima han sido más operaciones, detenidos y un incremento considerable de las incautaciones de bienes a las mafias de drogas y a las redes, principalmente argelinas, dedicadas al tráfico de personas. El stock de narcolanchas y pateras taxi decomisadas se ha multiplicado en los últimos meses, generando un serio problema de almacenamiento y custodia de las embarcaciones. Todo un reto para la logística que vienen afrontando los cuatro los depósitos judiciales autorizados por la Subdelegación del Gobierno de Almería.
Tres se encuentran en el levante almeriense (Autos El Salao, Autos Níjar e Invernajes del Mediterráneo) y el cuarto permanece operativo desde 2015 en el Puerto de Almería. Se trata de Embarcaciones Hobby SL y precisamente estos días se ha trasladado a la prolongación del muelle de Pechina frente a la dársena comercial ganando espacio, seguridad y accesibilidad desde el mar. Hasta ahora se encontraba en el muelle pesquero en la zona de las naves que recientemente ha sido derribada dentro del plan de transformación del recinto portuario. Las instalaciones están situadas junto a una ‘gran piscina’ en la que podrán alojar los barcos cuando siga creciendo el número de lanchas, botes e incluso veleros que se amontonan en la explanada que ha ganado un acceso directo al agua, derribando el muro de hormigón existente hasta la fecha, que hará más fácil la extracción.
En 2015 recibieron 30 embarcaciones y en lo que va de 2021 son ya más de 80, una evolución similar a la que han experimentado los otros tres depósitos con los que comparten las guardias y que vienen cobrando una tarifa por cada día de estancia del vehículo en función de sus dimensiones. En el interior de la instalación con vallado perimetral, cámaras de videovigilancia y alarmas para garantizar la seguridad, se distribuyen con eficiencia los botes, semirrígidas y buques incautados a la espera de la correspondiente resolución de las causas instruidas en juzgados de la provincia. Todos cuentan con su correspondiente numeración en el registro privado de la empresa y saldrán del depósito antes o después en función de la motivación del decomiso y los tiempos de la justicia. Pueden pasar entre tres y seis meses antes de que un juez instructor autorice la subasta, nuevos usos o la destrucción de las planeadoras y narcolanchas y en el caso de las pateras se pueden ir a los dos años.
Entre los pasillos a ras de suelo algunas neumáticas plegables son un fiel reflejo del drama de los flujos migratorios de antaño. Hasta una treintena de subsaharianos se embarcaban en estas gomas precarias, con viejos motores de pescadores, que no reunían unas mínimas condiciones de seguridad y estaban condenadas al naufragio. Hoy la patera taxi estándar es de fibra más resistente, con motor de 115 caballos de potencia y entre 5 y 15 metros de eslora. En torno a cinco o seis horas tardan en cruzar desde Argelia capitaneadas por un patrón con su brújula y suelen cobrar 3.500 euros por cabeza a la quincena de viajeros. Siguen llegando las infrapateras, botes hechos a mano de madera y fibra, diseñados con aguante para un único viaje, pero son menos habituales. Su destino será el desguace como ocurre con las planeadoras de los narcos que son consideradas género prohibido.
Otras pocas logran salvarse porque vuelven a manos de sus propietarios cuando acreditan que proceden de robos o de empresas de alquiler. A subasta sólo llegan algunas embarcaciones de recreo por un valor un 30% inferior al que tendrían en el mercado de segunda mano. Eso sí, sin garantías de que funcionen ni la posibilidad de probarlas. En el depósito explican que el agua marina causa estragos en los motores, sobre todo cuando llevan años sin arrancar. Los buques de gran calibre, como los mercantes intervenidos con hasta quince toneladas de hachís, que se han ido deteriorando sin que llegue una puja son remolcados hasta Turquía para su desmantelamiento.
Las narcolanchas destacan en este arsenal de viejos barcos en descomposición. Son bólidos del mar que impresionan por sus motores, de dos a cuatro con más de 300 caballos de potencia cada uno. Son el mejor arma de los narcotraficantes, capaces de superar los 60-70 nudos, es decir entre 120 y 140 kilómetros por hora. En tres horas cruzan desde el norte de África hasta la costa de Almería. El valor de algunas planeadoras incautadas en la provincia supera los 150.000 euros y a veces vienen equipadas con tecnología puntera, todos los medios al alcance de las mafias (emisora de radio, radar, GPS para fijar la ruta).
Al depósito judicial entran con todo menos los fardos de hachís, a veces con impactos y averías derivadas de una persecución e incluso con pertenencias de los narcos apresados o los que se dieron a la fuga como chalecos salvavidas, prendas, mantas y calzado. "A veces nos indican que venían fallecidos para extremar las medidas de higiene, pero nunca preguntamos. Sabemos que muchos de estos barcos tienen un drama humano detrás", comenta uno de los trabajadores de la instalación. Hay una empresa que se encarga de la retirada de la gasolina de todos los buques y motores para evitar riesgos durante su almacenaje.
A pesar del alto valor económico de los bienes decomisados por orden judicial, esta instalación no ha sufrido intentos de robo ni en su anterior emplazamiento ni en el actual. En los otros tres cuentan con vigilancia nocturna, pero en el del Puerto no es necesario porque hay un mayor control de los accesos. Tras un verano intenso, en los últimos dos meses han sido menos las recepciones que no siempre se realizan en el depósito. A veces la Guardia Civil las amarra en el puerto de San José o las custodian en determinados puntos del litoral a los que se desplazan con grúas para su traslado. Aunque tienen definida una demarcación geográfica, los cuatro depósitos establecen guardias para cubrir los servicios todos los días del año.
En Andalucía hay tres depósitos judiciales dependientes de la Junta, uno en Sevilla, otro recién inaugurado en el Campo de Gibraltar y otro en Mengíbar, si bien en las diferentes provincias se cuenta con empresas que siguen prestando servicios de almacenamiento de los bienes incautados por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el Servicio de Vigilancia Aduanera. La logística de los bienes intervenidos se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para la justicia y sus plazos ante el auge del tráfico de drogas y el fuerte tirón de la inmigración precisamente porque el decomiso de las embarcaciones en tierra, cuando no ha sido posible la detención de narcos o la interceptación de inmigrantes, es la única forma de causarles un perjuicio económico. Que las planeadoras y pateras taxi que llegan no puedan volver es otra forma de dañar a estas organizaciones criminales.
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