Vamos de música (III). El talón de Aquiles de los músicos entre el arte y la enfermedad

Música

Música, virtuosismo, placer y arte suelen ir unidos a algunas enfermedades

Malas posturas, cefaleas, tensión y estrés suelen ser dolencias frecuentes

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La tensión durante un concierto y la reiteración de posturas forzadas puede ocasionar dolencias frecuentes
La tensión durante un concierto y la reiteración de posturas forzadas puede ocasionar dolencias frecuentes / Freepik

La música produce placer a quien toca un instrumento, pero también lo enferma. Y esto lo pueden decir los instrumentistas de las bandas, orquestas clásicas, sinfónicas y filarmónicas, quienes en el escenario producen y soportan el estruendo de sus enérgicas ejecuciones que alcanzan los 130 decibeles, volumen de sonido equiparable al que produce un avión a propulsión en el despegue.

El binomio música-enfermedad es un tema poco explorado, del que no existe mucha información impresa y que constituye un problema de salud que no puede ser cuantificado, no obstante que los padecimientos son varios y afectan distintos órganos del cuerpo, dependiendo del instrumento que el músico ejecuta. Cataluña fue pionera en la medicina preventiva en el campo musical que no sólo atiende a músicos sino también a artistas de la escena.

Se trata de un problema de salud poco explorado en general. Alergias de los violinistas por el contacto con la brea o resina que utilizan para frotar las cuerdas de sus instrumentos; afecciones causadas por la marca que dejan el violín o la viola al situarlos entre el mentón y la mandíbula; la "neurosis del timbalista" por el efecto de las ondas sonoras contra cráneo y cara; el peligro de glaucoma en los trompetistas y demás tañedores de los instrumentos de metal, además de la sordera, sin dejar de lado que la mayoría padece afecciones en la columna por una mala posición de su cuerpo. Estos son algunos de los padecimientos o enfermedades profesionales de los ejecutantes de música.

Un guitarrista profesional, ese que pasa de seis a ocho horas con el pie sobre una banqueta y los dedos en continua tensión, se expone a un riesgo físico equivalente al de un deportista de élite, con quien comparte la ansiedad por la perfección que exigen sus actuaciones.

La coordinación psicofísica que requiere el virtuosismo y la búsqueda de la perfección son algunas de las principales causas de la ansiedad. Destacar, por ejemplo, que los desórdenes emocionales y la obsesión por ser perfectos de los grandes compositores forma parte de la historia: Robert Schumann se suicidó tras paralizársele los dedos y no poder tocar el piano.

La repetición de un mismo movimiento durante horas agarrota los músculos y origina una tensión que acaba por ser su “talón de Aquiles”. En el plano físico, los médicos describen dolencias que van desde la fractura de muñeca hasta la mala respiración y el dolor en los pulmones, según la sección instrumental.

La tensión en el concierto

Quienes escuchan plácidamente en la sala de conciertos el sonido que produce una orquesta en actitud casi hipnótica, no adivinan que la tensión a la que están sometidos los músicos (también llamados profesores), origina que uno de cada diez padezca dolores de cabeza. Tampoco saben que tres de cada diez tienen problemas de la vista y que la mayor parte presentan afecciones en la columna vertebral.

Los padecimientos de quienes hacen música se dividen en dos: las enfermedades que padecen cantantes y ejecutantes, sin importar la especialidad y las que están ligadas directamente al ejercicio de su instrumento particular.

Llama la atención el componente mental que provoca que a algunos músicos se les empiece a engarrotar un dedo o a tener fallos en pasajes musicales que no son tan difíciles.

Sobre "los que soplan" (flautistas, trompetistas, oboístas, cornitas, trombonistas, clarinetistas, etc.), nos dicen que "están sujetos a mucho menos problemas, salvo los oboístas, porque ellos comprimen el aire, es decir, que ejercen mucha presión sobre un gran volumen de aire, lo que les puede provocar enfisema pulmonar".

Algunas posturas fuerzan las articulaciones de los músicos produciendo dolor
Algunas posturas fuerzan las articulaciones de los músicos produciendo dolor / Freepik

Una postura antinatural

En la conversación con el médico, éste da la clave de los padecimientos de los músicos en general: sus problemas de salud son de tipo ergonómico, es decir, tienen que ver con la posición de su cuerpo al momento de desarrollar su actividad.

"Todos los instrumentos exigen una postura antinatural. De entrada, resulta lógico que presenten problemas musculares y de columna", Un guitarrista puede permanecer hasta seis horas de ensayo continuo, casi doblado, con un pie levantado unos 20 centímetros del suelo, con un brazo estirado y ejerciendo con sus dedos una enorme presión sobre las cuerdas.

A los músicos es posible aplicar la máxima "dime qué instrumento tocas y te diré de qué padeces". Enseguida hace referencia a otra parte del listado de padecimientos que en ocasiones obliga a muchos de los ejecutantes a abandonar la profesión antes de tiempo: dolencias de oído, lesiones musculares y de columna, migrañas, eccemas o enfermedades de la piel, tendinitis o inflamación de tendones y problemas en el aparato locomotor.

En torno a algunos de los padecimientos, comenta que "sería redundante decir quiénes padecen del "Síndrome de la guitarra", que es una lesión de los músculos de la muñeca. También sufren los arpistas porque con sus dedos, al rasgar las cuerdas, ejercen mucha fuerza. Los violonchelistas tampoco se escapan, pues sus pulgares padecen por la acción de pisar las cuerdas".

Real como la vida misma

Hace más de diez años, un juzgado de San Sebastián reconoció la sordera profesional de un músico de trombón de 50 años de edad, con 24 de antigüedad en la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), el segundo instrumentista de esta formación al que se le reconoce esta dolencia laboral. Según fuentes sindicales, tras la sentencia difundida, en la que un juzgado donostiarra confirmaba la sordera profesional de un violinista de la OSE, otro órgano judicial de la capital guipuzcoana reconoció una idéntica dolencia a un trombón. El sindicato explicó que esta segunda sentencia, similar a la primera, estima que la "hipoacusia neurosensorial bilateral" que sufrió el músico "es derivada de enfermedad profesional", rechazando así el recurso que había interpuesto la mutua de accidentes de trabajo, quien pagó la indemnización de 2.990 euros que le corresponde, según el Baremo de Lesiones Permanentes no Invalidantes. El sindicato recuerda que la Seguridad Social ya había reconocido, en febrero de 2011, la lesión auditiva del músico de trombón y había establecido dicha indemnización.

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